Capítulo 3 - "Let it be"

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Cuando Normani apartó la pistola por última vez para repetir su movimiento de gasa y desinfectante, se quedó helada. Frunció el ceño al ver como Dinah dejaba caer una lágrima involuntaria. ¿Tanto le estaba doliendo? Ya sabía que la clavícula era un sitio jodido, ella misma tenía un tatuaje allí, pero no había sido para tanto. Normalmente cuando alguno de sus clientes se ponía a llorar le fastidiaba, porque siempre le decían que parara y ella solo quería terminar. Pero al ver a esa chica allí, en su camilla, intentando no derramar ni una sola lágrima, se veía tan indefensa. Se mordió el labio, insegura.

— Vamos a hacer una cosa – dijo, pasando los dedos suavemente por la rojiza piel de su hombro. Prosiguió al volver a pincharla con la agujilla. — Cuéntame qué es de tu vida.

— ¿Qué? – preguntó Dinah confusa, sorbiendo por la nariz.

— Eso te ayudará a no pensar tanto.

— Bueno pues... — Dinah no sabía por dónde empezar, por encima de los espasmos de dolor en la clavícula casi no podía pensar pero hizo un esfuerzo. Encima de que aquella chica se estaba esforzando por ayudarla, no iba a hacerle un feo. Se concentró cerrando fuertemente los ojos. — Nací en Londres, a los siete años mis padres se separaron. Mi hermano se quedó aquí con mi padre y yo me fui a Australia con mi madre.

— ¿Australia? – preguntó sorprendida Normani, separándose un poco para mirarla a los ojos, mientras pasaba el pañuelo con las gasas, para después volver a inclinarse y seguir con la pistola.

— Sí, mi madre es de allí – hizo una mueca al sentir una punzada un poco más fuerte, mientras las lágrimas seguían corriéndole por las mejillas. Pero cada vez se acordaba menos del dolor. — Pero con trece años decidí volver, porque la ciudad me gusta más.

— ¿Más que el sol, el calor y las playas? – la chica sonrió burlonamente.

— Llámame rara. – Dinah no pudo evitar una sonrisilla.

— ¿Y de novios que tal vas? – al momento, Normani se arrepintió de haber dicho eso. El silencio incómodo que vino a continuación se lo confirmó. Pero se moría por preguntarle sobre ello, no entendía muy bien por qué.

— Bueno, hace unos meses corté con mi novia. – dijo ella en un susurro.

— Mira, ya casi hemos terminado.

Normani se apartó un momento para que ella misma se examinara. Desde su ángulo no podía verlo muy bien, pero lo que sí alcanzaba a visualizar era que ya estaban escritas las dos primeras palabras. Sonrió y se pasó un dedo por los ojos. Cuando se miró la mano, vio que se le había llenado de pintura del rimel. Se maldijo por no haber podido contenerse, seguramente en ese momento parecería la novia cadáver. Frunció el ceño y se limpió en el pantalón. Cuando volvió a levantar la vista, se encontró con una Normani de brazos cruzados y sonrisa traviesa con mirada de culpabilidad. Se sonrojó al sentir los ojos de la chica clavados en su piel y un escalofrío recorrió su espalda.

— Seguro que ahora me dirás que ya ha pasado lo peor – bromeó ella.

— La verdad es que no. Lo peor viene ahora. – dijo llevándose la uña del pulgar a la boca.

— ¿Qué? – a Dinah se le había borrado todo rastro de sonrisa.

— Lo que oyes, – Normani estaba calibrando la pistola, sin querer devolverle la mirada. — ahora tengo que dibujar sobre la piel que está prácticamente encima del hueso y si lo otro te ha dolido, esto...

— Joder – la chica se mordió el labio, asustada.

— Tranquila, pasará rápido – Normani volvió a colocarse enfrente, entre sus piernas, y conectó la maquinita, que empezó a emitir su zumbido. La miró fijamente y puso un mechón de cabello rebelde que se había salido de la trenza detrás de su oreja, con cariño. — ¿Preparada? – casi susurró.

No te asustes pero, creo que te quiero. » Norminah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora