|Dangerously| |Harry Styles/Secuela/ KU|

10- "Cadenas"

Miro a través de la ventana y me acomodo en el asiento trasero de la camioneta, el paisaje pasa rápidamente frente a mis ojos. Aprieto los puños encima de mi regazo y cierro los ojos en el proceso; son las cinco de la mañana. Hemos salido de la ciudad a esta hora porque según Liam, es el momento más tranquilo de todo el día, los deberes apenas están comenzando y no hay nadie más que las personas despertando en sus hogares; esta vez no me ha tocado así.

Respiro hondo y recuerdo las últimas palabras de mi madre antes de subirse al avión con mi hija en los brazos y no puedo evitar sentirme preocupado, aunque sé que Gen estará a su cargo, por más molesta que esté conmigo, lo sé, la conozco y sé bien que ese enojo puede llegar a durar años, pero su corazón blando es el que gana a veces. Antes de irse cerró su puño y lo extendió en mi dirección para que chocáramos los nudillos, así lo hice.

—¿Falta mucho? —pregunta Terence, mirando hacia el techo de la camioneta fijamente. Ha estado así desde que salimos de la comisaría anoche, al parecer todo en su cabeza se hizo mierda, o por lo menos eso es lo que entendí cuando me lo contó una vez que llegamos a nuestro destino. Yo nunca había entrado a la casa de Katerine, pero cuando lo hice sentí como si yo mismo hubiese vivido ahí. Luego de mucho tiempo en el que Zayn le explicaba a su madre lo que estaba sucediendo, yo observé todas las fotografías suyas que aún cuelgan en las paredes. El nudo que se formó en mi garganta fue tan poderoso que tenía que liberarlo de alguna manera. Así que me levanté del sofá con la mirada de la pequeña niña rubia, Angie, y caminé hacia el pasillo, cuando me recargué en la puerta de madera, después de haber respirado hondo, me di cuenta de que había llegado hasta ahí sin pensármelo dos veces. Y eso que nunca en mi vida había puesto un pie dentro de esa casa.

—No—responde el hombre. Aún no sabemos su nombre, simplemente ha estado manejando la camioneta en la que nos hemos estado transportando alrededor de toda la ciudad. No habla mucho, nosotros tampoco hacemos muchos intentos por que eso cambie.

—No, Terence— Zayn habla esta vez, ambos nos giramos a mirarle—. Unos diez minutos máximo, el campo está cerca, aunque no recuerdo bien dónde. Él sabe— apunta al hombre que se sienta a su lado—. Quizá por eso voy de copiloto.

Nadie dice nada más, al parecer cada uno tiene pensamientos con los cuales atormentase. Yo tengo unos presentes, demasiado frescos como para atreverme a tocarlos. No he dejado de pensar en ello desde que salí de aquella casa con los puños apretados y los ojos llenos de lágrimas, de nuevo.

—¡Tú tienes la culpa de todo esto! —la madre de Katerine me grita, al pie de la escalera, cuando Zayn por fin ha terminado de decir todo—. ¡La última vez que escuché algo así, mi hija se fue a cumplir su maldita misión y por eso está muerta ahora! —baja las escaleras de dos en dos en mi dirección, Terence se coloca delante de mí, pero apenas y lo noto. Me he quedado congelado enfrente de la mujer que me sigue gritando. También sé que no necesito descifrarlas por mi cuenta, tengo una vaga sospecha de lo que significan. Siempre son lo mismo.

—¡Mamá, déjalo! —escucho gritar a Zayn, pero solamente puedo retroceder un par de pasos.

—¡No! ¡Estoy harta de que siempre tiene que poner en peligro a mi familia! —la voz de la mujer se destroza en la última palabra y mi pecho se estruja, porque exactamente así sonaba la voz de Kate cuando lloraba por mi culpa; niego con la cabeza y coloco una mano encima del hombro de Terence, pidiéndole que se aparte para yo poder tomar las riendas del asunto. No puedo dejar que alguien externo e inocente cargue con todo esto. El único culpable aquí soy yo, nadie más.

—Escúcheme—me acerco, aún con la respiración agitada y los ojos llorosos—. Sé que tiene razón en todo lo que dice, lo sé de verdad— trago duro—. Pero esto no se trata de mí. Sé lo que hizo mi padre con su familia, y créame que yo lo sabía cuando conocí a su hija. Fue hasta después, pero eso ya no... ya no estuvo en mis manos controlarlo. Estaba profundamente enamorado, y ella de mí.