Capítulo 11

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              Esa noche, Raquel estaba más bonita que nunca. Si había algo que a ella le gustaba era sentirse y verse muy sexy, y ella sabía que había una sola forma de que eso pasara, busco en su armario un vestido, EL vestido, mejor dicho.

Luego de bañarse, se probó el vestido, sabía que hace unos meses atrás no le hubiese entrado, pero en ese momento le quedaba dibujado. El vestido azul eléctrico, que se posicionaba en un solo hombro, que dejaba la espalda al descubierto, delineaba sus curvas con una precisión extra ordinaria, y ponía deseoso de probarla a cualquier hombre que la viera. Acompaño esa obra de arte con unos zapatos de taco alto negros, quería agregarse unos centímetros más de altura, y aun así seguía siendo más baja que su pretendiente.

Si ella tenía un fuerte, eso eran sus pechos. Con un collar de diamantes, el cual fue lo único que conservo del padre de su hijo mayor, acentuó, el ya, muy llamativo escote. Delineo apenas sus grandes ojos celestes y apenas recogió su cabello.

Tan puntual como le gustaba ser, Dante llego por ella a las nueve en punto. Al escuchar el auto, tomo su cartera, y salió. Los ojos de su pretendiente se desorbitaron al verla, su hermosura y su perfección eran descomunales.

- ¡Wow!- dijo Dante- Te ves más que esplendida.

- Mucha gracias- respondió sonrojada

Entre sonrisas, se dirigieron al restaurant que habían elegido para cenar. La cena paso muy rápido, charlaron sobre sus gustos y fue fluida, sin silencios incómodos. Cuando terminaron de cenar, fueron a la plaza que había a una cuadra del lugar, caminaron tomados de las manos y se sentaron en el césped debajo de un árbol.

- Te ves tan linda a la luz de la luna- la cortejo Dante

- Gracias- respondió en tono sexual

Mirándola fijamente a los ojos, Dante llevo su mano al muslo izquierdo de Raquel y comenzó a acariciarla suavemente. Ella sonriente, se acercó a sus labios y lo beso de manera muy apasionada. La mano de Dante iba subiendo cada vez más y se detuvo en su glúteo.

- Si queres pasarla bien, vamos a mi casa- le susurro en el oído a Dante, en cuanto el puso su mano en su parte posterior.

- Vamos- respondió Dante excitado.

Fueron directo a la casa de Raquel. Mientras Dante manejaba, ella le acariciaba la pierna. Llegando a la casa, Raquel se acerco al bar y le ofreció algo de beber. Tomaron y rieron en la penumbra de la sala de estar, luego de un par de copas, Dante comenzó a acercarse a su boca, ella comenzó a recostarse sobre la alfombra, suavemente el comenzó a acariciarle el torso y ella comenzó a quitarle la camisa. Se fundieron en un acto apasionado por demás. Pasaron toda la noche amándose como adolescentes en su primera vez.


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