Dicen las estrellas que los fugaces somos nosotros

¡qué ironía!

si pudiste entrar en mi corazón fue porque yo no me quería,
y no hay más razones por las cuales te amé.

nunca tuve amor propio, nunca supe valorar lo que soy, y cuando viniste con esa oferta de amor a medias que caducaría al romperse mi alma, yo acepté sin pensar.

si me rompiste fue porque siempre te dejé hacerlo.

¡qué importaba! estaba vacía antes de conocerte, y aún así lograste llevarte más piezas de mí, partes que ni siquiera sabía que tenía.

mendigué amor, me conformé con que me quisieras unas horas por día, porque no podía encontrar cariño en otra parte, y entonces eso era mejor que nada, ¿verdad?

me detestaba, y como si fuera posible, después de vos me detesto aún más por todo lo que perdí a tu lado.

¡qué ironía!

porque aún así te saqué de mi vida, con el alma rota y la traición circulando por mi sangre.

te despedí cuando tu amor apenas me dejaba respirar.

y quizá hasta sea gracioso,
que vos,
justo vos,
al final,
fuiste mi mayor prueba
de amor propio.

para todos aquellos que están des valorándose y sufriendo por alguien que no los merece: aunque el corazón les grite que deben seguir ahí y tener paciencia, ignórenlo y márchense, háganle caso a la razón, márchense antes que esa persona pueda convertirlos en algo que no son, antes que los convenza de que no merecen ser amados y los trate como una basura.
el amor no duele, y alguien que verdaderamente les quiera, jamás les hará el mal suficiente para que se sientan identificado con esto. y aunque el camino del olvido parece ser infinito (porque así es como me siento ahora al recorrerlo), con amor propio siempre se podrá seguir. valórense, nadie más lo podrá hacer por ustedes. aunque le hayan entregado lo mejor de ustedes a alguien, y ahora sientan que no tienen nada, si no lo supo aprovechar, entonces no lo vale.

-June, 04/03/17, con el corazón totalmente roto, pero luchando y sabiendo que estaré bien.