6. After Dark

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Pasar un par de semanas en el apartamento del ex bailarín había hecho que ambos disfrutarán de agradables encuentros furtivos en diversas partes de la ciudad, mismos que dejaban en claro que cada uno se había empapado no sólo de conocimientos intelectuales en el tiempo distanciados. Sin embargo, las rutinas no eran algo que el moreno amara, por eso mismo apenas pudo instalarse en su propio apartamento, buscó aquellos conocidos que podrían ofrecerle unas horas de diversión, grandiosas historias sobre sus días y relatos que no cualquiera puede tener el placer de vivir en carne propia.



Lo bueno de aquellos días como estudiante radicaba en qué así como sus clientes sexuales llegaban a él, terminaban por volver a buscarle aunque fuese para disfrutar de una amena conversación. Quizá lo que hacía atractivo a HakYeon no era sólo su curvilíneo cuerpo (que no era del todo masculino y tampoco tan afeminado, tenía una armonía entre ambas figuras con un resultado seductor al primer movimiento) sino el tipo de pensamiento abierto que poseía y sobre todo, aquella forma de ser tan astuta para conseguir siempre lo que quería haciéndolo ver poco complicado de obtener. Si por aquella cualidad había que calificarlo como "zorro", entonces era probable que fuese el término más acertado para describirlo, por que además de todo tenía gracia en sus movimientos, sumando a eso la elegancia después de cada presentación en escenario, cada ensayo y tras cada acto sexual. Con tantos números reunidos en esa época, fue complicado elegir a alguien pero al final del día se encontraría con uno de sus profesores con quien disfrutaba de conversaciones existencialistas sobre la humanidad; de algún modo siempre había pensado que los hombres mayores tenían mucho más cosas interesantes por ofrecerle, que cualquier mocoso con una calentura, aunque incluso eso no siempre aplicaba a todos.



WooYoung no era más que un hombre tan promiscuo como el propio N, con la mínima diferencia de no buscar absolutamente nada a cambio en sus deslices y llevarle bastantes años al bailarín principal de su grupo favorito. Esa noche había vestido más formal de lo usual por culpa de una reunión con otros bailarines pasadas las nueve de la noche y eso no hizo ni por menos, que HakYeon tuviera su momento de disfrutar la vista que el mayor le ofrecía; la cita comenzó apenas en un tranquilo bar en el que un par de copas y una ligera botana amenizaron su charla sobre la carrera del menor por Europa y Asia, las ventajas y desventajas acompañadas de cómo le había tenido que pasar por encima a los más pedantes del ballet contemporáneo más famoso de las respectivas ciudades. La visita a las siete casas no terminaba ahí, pues cuando se aburrieron de un ambiente tan tranquilo, decidieron partir a un bar que el último año se había puesto de moda entre los estudiantes que buscaban enredarse en la sábana de cualquiera que sobreviviera al mata ratas que vendían como alcohol en ese lugar, o por lo menos eso había dicho el docente.



- Vamos... vivimos de esto - insistió el de cabellos grises jalando al mayor hasta donde todos disfrutaban de la música- Sólo muévete.



- Cuando me dicen bailar, no es esto lo que tengo en mente - repeló WooYoung.



Para cuando el celular del menor había sonado por séptima vez, el profesor amenazó con retirarse en cuestión de minutos por el compromiso previo. Aunque no quería hacerlo, por supuesto, pero era cierto también que prefería ser adulado por otros cuantos adultos que no habían gozado de sus mismos privilegios en el medio.



-¿No esa es Mina?



HakYeon miró discretamente en dirección que el rubio le indicaba y efectivamente, se trataba de ella.



- Desde que me fui no la había visto de nuevo, no ha cambiado en absolutamente nada -sonrió sin intención de hacerlo- Vamos con ellos.



- Oye, si vas a ligar no me metas en tus embrollos. Soy profesor y debo cuidar mi reputación con los alumnos.

La destrucción es una forma de creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora