"No puedo detener lo que empecé:
un sueño dentro de un sueño del que
no puedo escapar.
...
Black out
Si sólo te observo a ti, estaré perdido
Black Out
Cuando abrí mis ojos ya estabas dentro de mi.
Te quiero todas las noches
Freak out
Tú ya sabes todo sobre mi
I'm thinking your body"No le resultaba atípico el despertar acompañado por alguien desconocido, mas nunca alguna de sus parejas le habían provocado algún tipo de curiosidad o interés puro, en cambio con él todo resultaba diferente. Lo mas sano habría sido dejarlo ir en la madrugada, acompañarlo hasta su hogar, al final de cuentas vivían relativamente cerca, pero llevarlo al apartamento le aseguraba volver a verlo o cruzar alguna palabra con él, aunque en ese estado etílico hablaba más que cualquier persona que se haya cruzado antes en la vida de Leo.
La cama estaba tan tibia, que las ganas de abrir los ojos escaseaban con sólo pensar en hacerlo. Aunque había algo distinto esa mañana, claro, algo más que el dolor de cabeza por la forma en que había tomado por la noche; el aroma era completamente distinto al de su casa y había un peso extra en la cama.
Sin abrir los ojos se dio a la tarea de recordar lo sucedido en el bar y la pelea de Aitor volvía a dejarle un sabor ácido en el paladar. Pese a que ya esperaba encontrarse con alguien, al abrir los ojos tuvo el instinto de empujar a la persona que dormía con él y no supo de qué forma pero a medio impulso se había quedado quieto. Una pequeña sonrisa se de dibujó sobre sus labios al observarlo dormir e instintivamente levantó las sábanas sólo para confirmar que sus recuerdos no lo engañaban y en efecto, ambos se encontraban perfectamente vestidos. Bajo cualquier otra circunstancia quizá aquello le hubiera resultado normal, pero esperaba que algo hubiera sucedido con él, aunque por otra parte también era un acto de confianza; un suspiro inconforme abandonó sus labios al volver a cubrirse con cierta frustración.
— Buenos días...
— ¿Acaso eres ciego? ¿Frígido? ¿Algo?El moreno no había hecho por moverse de la cama, de hecho disfrutaba de ser la primera vez que compartía un amanecer acompañado de un pianista que en realidad ni si quiera conocía.
—¿Qué?Había despertado con los primeros rayos de la alborada, quedando absorto por la imagen del moreno al dormir; podía pasar horas observándolo, hasta que notó como poco a poco iba despertando, así que regresó a fingir estar en brazos de Morfeo. Pudo sentirse volando fuera de la cama hasta que escuchó su reclamo y sin abrir los ojos evitó reir.
— Que otro en tu lugar habría aprovechado la noche conmigo... Eres una persona muy frustrante ¿Sabes? —con un bufido había terminado por volver la vista al techo, aunque sus labios debatían por ocultar una sonrisa tras su berrinche.
— ¿Qué pretendías que sucediera? Estabas completamente alcoholizado y aunque no lo hubieras estado te has equivocado de hombre —por un impulso nervioso se levantó de la cama al escuchar el nuevo reclamo salir de sus labios, nunca antes nadie había logrado poner ansioso y antes que notara su estado, abandonó la cama en busca de algún analgésico que le ayudara a sobrellevar la resaca que de seguro tenia—.Ya me lo han dicho varias veces. Deberías tomar esto, te sentirás mejor.
El bailarín no hizo otra cosa que mirarle con una ceja arqueada, había que ser muy estúpido para no darse cuenta que el más alto estaba nervioso y aunque no dijo nada, tomó las pastillas tras haberle sonreído abiertamente. TaekWoon, por otra parte se quedó parado a su lado hasta asegurarse que tomara el analgésico y sin cambiar el semblante en su rostro observó el berrinche que hacía, parecía ser adorable o algo muy parecido.
—Si quieres puedes tomar una ducha y no se te ocurra huir. Preparare algo para que comas.
—Te tomaré la palabra sobre la ducha, pero eso de quedarme a desayunar, olvídalo. Es más, no se qué hora es y yo tengo ensayo hoy -ahora el loco parecía él al buscar su celular para ver la hora— ¡Ay, no!
Casi medio día y HakYeon ya llevaba una hora de retraso para la práctica. Por eso casi hizo que el chico a su lado saliera volando de su camino al cuarto de baño, lo de menos era llegar con la misma ropa de la noche, pero llegar apestando a borracho no se lo permitiría ni muerto, sobre todo por que era una de las cosas que podría costarle su título de primer bailarín de la compañía y ya había hecho demasiado para perder ese puesto por una simple borrachera. Poco le importó que el otro chico estuviera ahí, pues camino al baño ya iba quitándose la ropa y es que si terminaba sin ella para otras cosas, quitársela frente al chico que no lo tocó ni por error, era lo menos importante. El pianista lo contemplaba con el rostro ahora apenas alterado. Estando en su propia casa parecía el extraño que terminaba acomodado en cualquier rincón para no estorbar y no estaba muy seguro, pero aquello le parecía invasión del espacio personal por no decir que su espacio vital era toda la recámara y el chico al que había albergado por la noche se des envolvía mucho mejor que él mismo por toda la estancia, jactándose de lucir esa piel morena como si lo conociera de siempre. Por alguna razón que desconocía, mantuvo la mirada sobre el chico, hasta que la razón lo hizo sentirse incómodo y terminó por ver otra cosa mientras se mordía los labios gracias a un tic de ansiedad descubierto cuando era niño. No quedaba mucho por hacer en la habitación si el extrañó ahora estaba encerrado quitándose los estragos de una larga noche en la que pasó por distintas manos hasta terminar enredado en sus sábanas; miró la cama y con una simple sonrisa apenas visible, negó antes de encaminarse a la cocina.
¿Cómo se suponía que alguien de su condición podía terminar enredado en las sábanas de alguien más sin que nada ocurriera? Bajo el chorro del agua N se hacía esa clase de preguntas mientras reía silenciosamente. Ese chico era quizá el único que en mucho tiempo le había despertado el deseo de estar con alguien sin fingir que le gustaba y había sido también el único que no permitió que nada sucediera entre ambos al menos por esa noche. Por supuesto aquella actitud le daba puntos extras, si no era sólo hacerse el difícil, entonces definitivamente era una persona en la que podía confiar y hacía demasiado tiempo que no encontraba alguien en quién pudiese hacerlo. Para cuando salió de la ducha con la toalla atada a la cintura, la recámara estaba vacía y con toda la resignación comenzó a vestirse, en el ambiente había un aroma dulzón que le era bastante conocido, sin embargo, sabía que no podía quedarse más tiempo y luego de un vistazo en el espejo para acomodar su cabello era hora de emprender la partida a sordina y discreción.
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La destrucción es una forma de creación
Fanfiction¿Cuántas veces has decidido quedarte por comodidad? ¿Algunas veces harta tanto confort, no? Un cambio es bueno, pero no sabes cuántas consecuencias podría traer eso. Las opciones son infinitas, pero si pudieras reducir el índice de daños, ¿lo haría...