Situación inesperada.

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El plan había sido modificado y aún cuando los percances se habían dado, nada pudo salir mejor.

Definitivamente Hannibal había logrado reconstruir a Will a su antojo. El agente que ahora había abierto esa puerta que por tanto tiempo había evitado incluso sí podía haberlo hecho antes, esa puerta que le dirigía hacia lo que era en realidad, lo que ambos realmente eran.

Hannibal había encontrado en Will no sólo un rival a su altura para coquetear con la ley, sino que tal vez podría haberlo considerado su igual, un compañero, un amante incluso.

Alana estaba tirada en el suelo cuando Will llegó. El agua de lluvia caía con fuerza, queriendo llevarse los vidrios rotos  alrededor de la mujer que delataban su caída y no fue difícil ni siquiera emocionalmente para él perforarle la frente con el arma que tenía en manos al llegar a la casa de Hannibal Lecter. Aún cuando ella le había avisado que la policía estaría ahí en cualquier momento, no podían quedar testigos de quién era Hannibal, lo que era él mismo, no permitiría que Hannibal fuera privado de su vida o de su libertad.

Estaba seguro que el psiquiatra estaría molesto, casi los habían atrapado por su culpa, pero no. Todo había sido un "plan B", un juego, una forma de saber hasta donde podía haber llegado, y había llegado bastante lejos, tan lejos como para mentirle al FBI, al mismo Hannibal, y a si mismo al negarse por tanto tiempo su verdadero ser que tantas veces reflejó en Garret Jacob Hobbs.

El agente entró con cautela, Hannibal parecía haber desaparecido de su casa, no parecía que hubiera alguien.

Will pudo sentir un pinchazo de decepción y tristeza al creer que había sido abandonado y dejado atrás, sin embargo también podría entenderlo, le había mentido a quien lo amaba, cualquiera que pudiera saberlo diría que lo había traicionado, que había jugando con él y su confianza, pero solo quería sorprenderlo, como un ultimo cortejo antes de iniciar una nueva vida.

Se adentró más. Los pisos de la cocina estaban cubiertos de vidrios y sangre, salía cada vez más lentamente por debajo de la puerta de la alacena, estaba decidido a abrir esperando con un nudo en la garganta no encontrar a Lecter ahí, pero no logró su cometido al notar la otra presencia, una que se supone no debía estar porque se suponía muerta, una que había hecho bajar su arma.

—Abigail...

—Lo siento mucho, hice lo que él me dijo, no sabía qué más hacer...— La joven apenas sostenía sus palabras, estaba conteniendo sus lagrimas lo mejor que podía, las cuales terminaron por vencerla.

—¿Dónde está él?

Abigail no contestó y con sus ojos entre lagrimas señaló la figura del psiquiatra tras el agente. ¿Quién más sí no él?

Will giró para verlo, era él, lleno de sangre, herido con su ropa desalineada al igual que su cabello. Evitó sonreír de alivio y entonces sucedió.

Jack Crowford, el jefe de la sección de Ciencias del comportamiento del FBI estaba tras la puerta de la alacena sosteniendo lo mejor que podía su garganta de la que brotaba una cascada de sangre, haciendo un torniquete con su corbata, evitando que cualquier persona entrara con su propio peso tras la puerta.

Si bien el conocimiento de su vida estaba llendose poco a poco, logró llamar a su esposa con las ultimas fuerzas que le quedaban, estaba seguro que moriría en esa casa y así fue. Pudo sentir los últimos momentos de su vida siendo atravesado por las balas del arma de Will Graham, el que pudo haber sido el mejor perro de la jauría de Crowford había acabado con él.

Will había disparado a casi toda la puerta, empezando desde arriba, hasta llegar a chocar con el cuerpo que seguro ahora no era más que eso. Un cuerpo sin vida en la alacena.

Todo por recuperarte. //Hannibal AU//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora