Perfección efímera.

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El avión ahora despegaba con dirección a Europa, estaba libre y ahora no había más que eso, su libertad y una nueva oportunidad de vida en aquel lugar donde empezó todo.

Lecter estaba sentado al lado de Bedelia Du Maurier, la mujer que no solo era su rehen, sino quien estaba sacándolo de Estados Unidos a vivir su nueva vida.

Si, sólo ellos dos rumbo al otro lado del mundo. Ellos y la sensación de vació en el pecho del hombre que apenas podía disfrutar de su vino, y era apenas, porque simplemente no podía ignorar el sabor y su fragancia.

A pesar de todo, de que seguía siendo él, que había hecho lo mismo un par o mil veces más, nada se sentía igual, nada sería igual, estaba seguro de ello, nada, no sentía más que un insistente dolor y presión en el pecho, y todo era culpa del agente que había llegado a su vida.

La calma humana que había llegado a su vida por un momento le fue negada por Bedelia.

Hannibal había salido del baño después del sonido del arma, no podía llevarse mayor sorpresa a pesar de las anteriores que Will le había dado, eso pensó, esto lo superaba todo.

Bedelia estaba sentada al borde de la cama donde estaban Will y Abigail recostados, donde Hannibal había dejado descansar a su familia. Donde reposaban ambos cuerpos y parecía que crecían rosas rojas, sin duda Bedelia logró hacer lo que quería.

—¿Qué hiciste?— Dijo Hannibal aún cuando sabía la respuesta, viendo a la que era su colega con una expresión inhumana, la misma de antes, la del monstruo que era.

—Veo que te aceptaron, felicidades...

—¿Entiendes lo que has hecho?

—Estoy dispuesta a morir por esto, no te mentiré, tenía todas las intenciones de que lo hicieras, después de todo soy tu ultima salida.

Hannibal lo sabía, ella los había matado al pensar que su furia sería más grande que su autocontrol y al final Hannibal la mataría y no podría salir tan fácil del país, con suerte lo atraparían y recibiría la inyección letal o sería electrocutado. Eso era el plan de la mujer rubia, jugar con el diablo para que acabara con su vida y fuera encontrado al lado de lo único que había llegado a amar aparte de si mismo. Al lado de Will y Abigail.

—¿Puedo vestirme?

Pero de nuevo el hombre había demostrado ser superior, aún cuando la poca humanidad que le quedaba estaba evaporándose con el calor de la cólera en su interior. El mismísimo infierno en el cuerpo del hombre. La mujer bajó el arma que apuntaba al doctor, dándole suficiente privacidad para vestirse.

Hannibal debía llorar, era una escena que esperaba con ansias Du Maurier, al menos cuando no la había matado sentía que había hecho una acción digna de verdad para ver lagrimas reales de el grandioso Hannibal Lecter, todos los que hubieran podido habrían pagado millones por cada lagrima derramada por parte del Destripador de Chesapeake.

Pero ni siquiera a eso se prestó, no le dio ni el mínimo vistazo de que hubiera dolor en él, aún cuando había asesinado a su familia.

—Te quitaste tu traje de persona. Dejaste que te vieran.

—Mostré lo suficiente.

—¿Cómo lo tomó Will Graham?

—Mató a Jack y Alana. Supongo que muy bien...— Hannibal sonrió mentalmente al recordar la escena del agente vaciando su cargador en su alacena, al recrear en su palacio mental cómo habría asesinado a Alana que yaciá en la acera.

—¿Cómo tomó que le hayas mentido?

—¿Estamos en terapia?

—Tal vez.

—Ya no soy tu paciente, Bedelia. Me referiste.

—Tómalo entonces como una charla amistosa.

Si, amistosa... Realmente estaba ardiendo de furia, y realmente la hubiera matado de no ser porque si le habían quitado a Will y a Abigail, lo único que quedaba era su libertad y su vida. No había más.

—Dame un momento.— Dijo Hannibal. —Debo despedirme.

—No tardarán en llegar a este lugar, debemos movernos...

La bestia la vio con pesadez, la mujer se removió un poco para luego ceder a levantarse e irse sin decir otra cosa, lo esperaría, al menos si el hombre seguía vivo tendría una oportunidad de sobrevivir.

Hannibal se había quedado solo en la habitación donde yacían los cuerpos de Will y Abigail. Se acercó rendido, con el pecho doliendo, con la cabeza a punto de estallar. Will estaba apenas movido de como lo había dejado, mientras Abigail seguro se habría dado cuenta y estaba un tanto fuera de la cama por lo que seguro había sido el impacto de la bala.

Tomó el cuerpo de Abigail para meterlo dentro de las sabanas con Will, de esa forma parecía que aún dormía al lado de Will. Acarició con cuidado el cabello de su amado agente, marcando sus rizos, acariciando su rostro cubierto ahora por sangre, y pudo sentir el arrepentimiento de no haberlo hecho suyo cuando había podido, de no haberse unido no solo emocionalmente, sino también en cuerpo y lo que tal vez se aseguraba como alma.

Ya era tarde para eso, para todo, para cualquier cosa, tarde para esos pensamientos, y muy rápido para que se hubieran ido...

Hannibal no pudo más y se dejó caer a los pies de la cama, de rodillas ante su familia, molesto por haber cambiado irremediablemente, cambiado por al que él había hecho cambiar, él que lo había hacho débil y vulnerable.

Pasó su mano por su frente, para luego taparse los ojos y soltar un sollozo que más bien parecía un suspiro y terminar levantándose como si no hubiera pasado nada. Antes de salir de la habitación y encontrarse con Bedelia, le dio un beso a Abigail y a Will en la frente, lamiendo la sangre del agente con algo de nostalgia. Al menos habría deseado probar esa carne.

Sin embargo tenía que irse, lejos de ahí para huir.

Con la muerte de Crowford sería ligeramente más fácil, al menos se habrían quedado sin pistas, y tampoco tenían a Will, nadie estaba realmente enterado de lo que haría ahora. Ni él mismo en cierto sentido.

Si tenían que morir Will y Abiagil esa noche, habría preferido matarlos él mismo.

Pero ya no había vuelta atrás, la muerte no la tenía, ya no tenía por qué regresar a ese lugar, no había ningún motivo.

Tendría que hacer una nueva vida en Europa, seguir con su vida así como la siguió después de la muerte de Mischa.

Estaba destrozado, pero seguiría siendo él, Hannibal Lecter.

No había lugar para algo diferente en su cuerpo o su corazón que estaba marchito y que se esforzaba en latir dolorosamente ante la perdida de Will, de Abigail.

Will...

Todo podría ser como fue, todo podía volver a la normalidad.

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Espero de verdad estén disfrutando la historia, en especial U, Jime <3

Las canciones que a veces pongo es porque realmente me inspiraron y creo que le da un poco más de vida al capitulo. Sowy por tan poquito, pero regresaré con uno más largo.

SPAM: "El Fannibal que me ahoga" es la mejor página de facebook. :v
Y mis historias aquí, en este perfil son la mera onda. También dibujo basura, lo subo a Twitter, si quieren denme amor ahí también. 😎

Todo por recuperarte. //Hannibal AU//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora