VII

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Martha estaba a punto de entrar a la cafetería, las ansias por saber que sucedería, por saber que planes tenía esa chica, buenos o malos, se hacían cada vez más visibles, el sudor en las manos, el paso cada vez más apresurado, la desesperación por la incertidumbre que...

-¡Aaaaaayyyy!- el grito de una chica seguido del sonido de metal contra piso la saco de sus pensamientos- ¿Pero qué carajos te sucede?- grito la chica- ¿tienes idea de lo que cuesta esta ropa?...- se detiene un momento observando a Martha, de arriba abajo como si fuera un tigre que estuviera estudiando a un ciervo ante de saltar sobre el- creo que no- con indiferencia- no creo que tú puedas lograr lucir como yo, y es que con el sueldo de peón de tu padre...- Martha había logrado levantar la mirada, a punto de decir lo siento, pero al ver quien era, solamente se tragó las palabras- ¿Cómo no?, si por eso ningún chico se fija en ti, en cambio sí tan solo pudiera darte aunque sea una pequeña parte de mí, bueno serias la ilusión de todos los chicos aquí, aunque... no creo, aunque te lo diera tu no cambiarias, ¡no!, seguirías siendo la misma fracasada de siempre-

- ¿Yo, fracasada? - responde Martha casi a gritos- Y que me lo diga Melanie Roux, ¡Jaj! Tiene que ser un gran honor entonces que me dirijas la palabra, que una persona como usted majestad, se haya fijado en mí, me siento halagada-  dice con un tono burlón- Y es que tú eres la gran personalidad en la escuela, se te conoce por tus logros, tus triunfos, tan bellos tan real...mente robados, no es secreto que todo lo has logrado gracias a que eres la perra de Mary, tan controlada, tan superficial, tan sin cerebro, y dime nunca te ha dolido el cuello, porque a mí ya me hubiera molestado esa correa...-

-Mira quien habla pequeña gata abandonada, arrastrándote por los pasillos, sin que nadie te vea, sin siquiera alcanzar las sobras de los demás, dime, de donde has sacado tanta idea amiguita, en serio crees que alguien va a creer lo que dices, mira, a mí no me controla nadie, Mary no es nada más que mi mejor amiga, y si yo quisiera le podría quitar su puesto de capitana, no como tú que ni a las audiciones llegas, escúchame bien- dice Melanie acercándose al oído de Martha- Tu nunca vas a poder llegar a ser como yo, ¿Por qué?, porque eres una perra inútil, un animal que nadie quiere, tú y tu grupito de "amigas" no son más que desechos, y me entere de que llego algo nuevo al vertedero, no te preocupes si quiera en intentar salir de ahí, porque todo se queda donde pertenece- Ya casi a nivel se susurró- Y a lo único que podrán llegar a ser las zorras será lobas-

Dicho esto, Melanie avienta a Martha la cual tropieza con la bandeja y cae en medio de estrepitosas risas.

Toda gira a su alrededor, no logra enfocar la visión bien, no escucha más que las risas y ciertos susurros, la ira corría por sus venas, una fuerza que le apretaba el estómago, los ojos a punto de llorar, pero no se lo podía permitir, no podía dejar que vieran que le había hecho daño, no podía esperar a ver si el plan daba resultados, porque en ese momento quedaría como una perdedora, y eso se había acabado, no estaba dispuesta a soportarlo más, ya no. Así que tomó la charola que estaba a su lado, y con ojos rojos, llenos de rabia, de ira, de... odio, sin pensarlo dos veces arremete contra Melanie, sin piedad justo en la cabeza, cegada por la ira la tira al suelo, jalándola por el cabello, y ahí empieza a golpearla y a patearla. No pasó mucho tiempo antes de que los demás intercedieran en el pleito, logrando separarlas, sin embargo, Martha había caído en las manos de las porristas, las cuales le taparon los ojos y la boca, sacándola a rastras de la cafetería, y Melanie tuvo que ser cargada por dos de sus amigas, ya que apenas se podía mover, estaba llena de moretones, una cortada en la cabeza, pero más que nada, estaba desmayada, no la podían dejar ahí, a parte, ella había sido la atacada, y era la que tenía que cobrar el daño, pero aún no.

Mientras Melanie era llevada a la enfermería, las otras porristas llevaron a Martha a los vestidores, Martha estaba desesperada, sabía que nada bueno le podía esperar con esas chicas, pero no ofreció resistencia, no tenía oportunidad contra todas estas chicas, a parte, se encontraba agotada por el suceso de la cafetería....

Ya en lo0s vestidores, la sentaron, amenazándole con que no intentara escapar, o le iría mal, que, si cooperaba, no le harían daño, por supuesto, ella no creyó nada...

-Así que... tenemos a una oveja negra en el rebaño- se escuchó la voz de una chica, mayor que Martha, quizá un año o dos –sabes... no nos gustan las chicas que nos causan problemas, es demasiado trabajo...- Martha resistió el impulso de salir corriendo – No..., no es fácil tratar con esa gente-

- ¿Y sabes lo que le hacemos a esas personas? - la interrumpió otra chica, se escuchaba ansiosa, se notaba que le gustaba lo que iban a hacer - ¿Sabes? -

-Porque no es muy bonito-

-No, no lo es, y yo me muero por hacerlo...-

- ¡Sab, cálmate!, sabes que aún no es momento...-

- ¿Y qué?, ¡yo quiero hacerlo ahora! -

- ¡te he dicho que no! - y ahora se dirige a Martha- Por ahora no te haremos..., mucho, nosotras no somos quienes tenemos que cobrar, pero... si se te ocurre decir algo de aquí..., bueno, aquí he una probadita..., ¡Sab! -

Y justo después de ese grito Martha sintió un dolor agudo en la espalda, luego en el estómago, y después todo se hizo negro.

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2022 ⏰

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