Introducción

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¿Qué puedo decir?, simplemente pasó, sé que las cosas pasan por algo. Pueden pasar para corregir errores o para muchas cosas más, malas o buenas.
El caso es que ya esta hecho una parte de mí hubiera deseado no haberlo conocido pero otra da gracias porque me hizo feliz, él me enseño cosas que no pensé que se pidieran hacer y me hizo sentir cosas inimaginables.

Ha pasado mucho tiempo desde
que se fue de mi lado y no puedo creer que aún siga extrañandolo, queriendo más de él, aunque sé que ya no pasará. Conozco y desconozco tantas cosas que me es imposible expresarlo con palabras.

Lo necesito, era mi calma, mi esperanza, mi auxilio, la única persona en la que confiaba, la única que no me parecía estúpida entre tantos.

No entiendo cómo es que nadie sospecha lo que soy ahora, en lo que me convertí, en lo que me convirtió, tal vez sea porque sé controlarme, porque no con cualquiera soy así, o por que sólo él era digno de presenciarlo, de presenciar su obra de arte, me gustó el resultado pero me da miedo a lo que pueda llegar o las consecuencias que pueda llegar a tener para mí o para los demás.

Se está destruyendo y me destruye a mí, se destruye con la inmadurez o tal vez también con algunas de sus adicciones, aunque no podría ser llamado adicto... no, adicto no.
A mí con su presencia, tengo que verlo todos los días excepto cuando no asiste al colegio que es casi nunca, con los recuerdos que cuando estoy aburrida o sin querer acuden a mi mente.

Me pone nerviosa, después de todo me sigue poniendo nerviosa cada vez que me lo encuentro, odio cuando me lo encuentro si no es porque yo lo cause, porque sí aveces me lo encuentro a propósito y esta mas o menos bien.
Pero cuando no estoy preparada prácticamente me paralizo y me obligo a caminar.

Ha sido muy difícil.

Pero, ¿cómo podría soportar al monstruo que vive en mi interior al que ataca sin contemplación, sin piedad, al que arranca cada parte de tu ser, que te hace desear no haber conocido a la dulce adolescente desapercibida que acabara con tu vida?.

Al que acaba con tus sueños y tus esperanzas.

-¡Ya cállate!- le grito al imbécil que esta manchando mi alfombra con su asquerosa sangre. ¡Aghh!, es tan hermosa y sin embargo la odio, amo verla, me recuerda a que por lo menos hay algo bonito dentro de mí, y sin embargo la odio por su olor que me quema la nariz.

- Por favor, no hagas esto, no es necesario- exclama en un hilo de voz, desde el piso de la sala. En ese instante me volteo a verlo, giré mi cabeza lentamente, tratando de tranquilizar mi coraje.

-¿Qué dijiste?- le miro.

-Por favor- repite el hombre de cabellos rizados llenos de sudor por el esfuerzo.

- Ya me tienes harta, no importa lo que digas, lo que hiciste no tiene nombre, y ahora dulzura, vas... a morir. ¿Enserio creíste que podrías ocultarte de mí?- rio
- mi amor, que ingenuo eres - me acerco a él con paso lento, pero firme.

Está temblando y el cuchillo que tengo en mis manos se ve tan tentador para entrar en su cuerpo que no puedo resistirme más.

-Adiós- con todas mis fuerzas encajo mi arma en su tórax y me deleito con sus gritos, verlo pedir ayuda, piedad, es tan gracioso como fascinante.

- Te extrañaré - le digo al cuerpo sin vida de un traidor que algún día fue mi amigo.

PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora