Capítulo 9

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Narrado por Anna

-¿Dónde estabas?-le digo algo enojada y preocupada, a Caroline, ayer no me respondió... ¡En todo el día!.

-Estuve algo ocupada- me responde con una risilla en sus palabras.

-¿Algo?, pudiste al menos mandarme un mensaje antes de dormir, estaba con el Jesús en la boca- admití seriamente.

-No exageres- devolvió fría.
Y con esto dio media vuelta y se fue, dejandome sola y un poco enojada por su actitud.

Está rara, definitivamente algo le pasa, ella no es así, nunca había sido así.
Me miraba con un poco de ¿desprecio?, no sé, su mirada no reflejaba la alegría diaria.

En todas las clases no me habló, ni siquiera me miró y se sentó en otra parte, en el otro extremo de los salones.
Y en la primera Drake apenas me habló, estaba muy ido y sonreía forzadamente, creo que no empezó muy bien su día.

Eso al ojo de ellos y de los demás, no me afectaba, pero realmente sentía una presión en el pecho y algo de desánimo, en el descanso Caroline se sentó con otros alumnos de su primera clase “matemáticas", y yo pues... me senté con unos amigos de mis clases, algunos de ellos ya se conocían y otros apenas estaban forjando amistades.

Eran graciosos, me alegraron un poco el día, pero al fin habían concluido las clases y yo fui a mi casa, directamente, no tenía ánimos de convivir con nadie por ahora, solo quería arribar a mi habitación y dormir hasta que el sol ocultara su luz dando paso a una noche estrellada.

Cuando llegué fui directo a mi destino y me deje caer en la cama sin preocuparme por quitar mis zapatos o mochila.
....

Desperté...

¡Hey!

Yo no quería despertar hasta dentro de unas horas...
Estoy caminando, ¿qué le pasa a mis pies?, no me obedecen, quiero detenerme y no puedo.

Voy a la cocina...

Y abro el cajón de los cubiertos y utensilios para cortar.
Y tono un cuchillo, el mas filoso y brillante que hay.

Y salgo a la calle, con el cuchillo en mi mochila, cerrando la puerta tras de mí.

Me dirijo hacia el callejón de la fábrica y hay unos cuantos delincuentes, se ven fuertes... bastantes fuertes, podría pensarse que incluso más que yo.

Pero no.

Así que camino hacia ellos, a ella le encantan los retos, y me miran, diciendo cosas que no logro distinguir. Y me detengo volteando la cabeza hacia ellos, la inclino hacia la derecha, abro los ojos aún más y les dedico una sonrisa un tanto macabra.

Ellos dejan de sonreír y de hablar y ahora se alejan un poco, para después yo irme acercando a la misma velocidad que aquellos hombres.

Saco mi cuchillo y comienza la acción.

Me abalanzo sobre uno, el cual trata de alejarme gritando como nunca, pero no puede alejarme, nadie puede. Mientras le corto la garganta hasta llegar al hueso que rompo con facilidad arrancando la cabeza de su cuerpo.

Satisfecha con el resultado me levanto y doblo la esquina llenado hacia los otros dos cobardes.

Yo quiero jugar, no entiendo por qué no quieren jugar conmigo.
Es muy divertido.

No se por qué, sé a donde van.
Se dirigen a la tienda de víveres a unos metros de aquí, tomo una bocanada de aire, y los veo corriendo, están asustados, sus piernas apenas responden a las órdenes de sus cerebros.

Entraron, y se dirigen al rincón, donde están todos los lácteos.

...

-Llegué- digo cantando y alargando la última “e", al momento que suena la campana entro y voy hacia a los pasillos para darles tiempo de salir.

“No puedo jugar con ellos aquí, eso no es bonito" , pienso formando un puchero en mi boca y frunciendo el ceño.

Suena la campana.

Ya salieron.

Corro y los alcanzo, los tomo de las camisas y los llevo a otro pequeño callejón.

A uno lo noqueo con un puñetazo y al otro lo tono del cabello azotando su cabeza en la pared de ladrillos vieja.

Su sangre empieza a caer, y su vida a acabarse.

Cae.
Y muere.

A el otro lo veo despertando y con la misma sonrisa de antes le acerco a él.

-El juego se va a acabar- le digo finalizando mi acto.

Él grita...pero nadie puede oírlo, tomo mi cuchillo y se lo clavo en los ojos, luego en la boca y por ultimo en sus zonas bajas.

Para terminar deleitandome con sus gritos.

Ya no sale aire de su nariz, señal de que el juego acabó.

Me levanto y me voy a casa.

Divertido, muy divertido.

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