Capítulo 4

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Tocó mi mejilla con su delicada y cálida mano y me dedicó una sonrisa reconfortante.

- ¿Y si esta vez...no se va?- le dije con la voz entrecortada. Miraba sus ojos que irradiaban preocupación, no sé si porque me quería o porque sabía que ella también corría peligro.

¡Todos en este maldito lugar corrían peligro!

- Es mejor que vayas a descansar, yo me iré hasta que te quedes dormida y vendré por ti en la mañana- después de eso me preparó un té y me fui a dormir.

Al día siguiente mi teléfono sonó temprano, apenas abrí los ojos para contestar.

-¿Quién es?- dije sin ganas, aún con sueño

-Anna, voy camino a tu casa

-Sí,sí- dije y colgué.

Al hacerlo salí de la cama y me metí al baño para ducharme.
Deje que el agua tibia despejara mi mente y le restara tensión a mis músculos. Salí y seguí mi rutina para alistarme.

Treinta minutos después Caroline  por mí y fuimos a la escuela.
Hoy ciencias fue la primera hora, prácticamente todos los días esa era la primera clase.

Mi humor no era el mejor,  preocupada y enojada porque unos tipos que venían en coche nos piropearon a Caroline y a mí,  realmente odio que  hagan eso, es algo demasiado vulgar.

Cuando entre al salón, el profesor aun no emtrabaa y Drake ya estaba en su lugar saludandome exageradamente alegre, levanto todo el brazo, con la palma de la mano abierta y la movió como personaje de caricatura, fue un poco gracioso.

Cuando me senté en mi lugar habló casi gritando.

-¡Hola!- sonrío alegre

- Hola- le dije sin ánimos

- Hey, ¿qué pasa?- dijo con el ceño fruncido a causa de la confusión.

-Nada, sólo no me ha ido bien hoy

-Entiendo- después de eso entre el profesor. Y discretamente me susurro al oído - ya llegó don Pulpito- lo miré raro con una sonrisa en la cara.

-¿Por qué don pulpito?- pregunté.

- por su cabeza calva, parece la cabeza de un pulpito.

Reí, como por dos minutos, tuve que ponerme la mano en la boca por mi “ delicada ” carcajada.

-¡Que alguien me traiga lentes, este hombre brilla mucho!- volvió a decir volteando hacia un lado y con las manos en los ojos.

Y volví a reír, Pero esta vez no lo disimulé

-¿Sí, de que se ríe señorita Williams?, compártalo con nosotros-  mi reto el maestro y todo el salón pozo su mirada en mí.

-De... nada, lo siento- me disculpé

-Lo siento- me susurro Drake riéndose.

-No importa- le dije

-¡Apaguen el foco!- No entendí eso

-¿Qué?- pregunté algo confundida

-Y el volteo sus ojos señalándome al profesor discretamente.

Y los dos estallamos en carcajadas.

-¡Suficiente!, los dos, afuera- nos gritos. Así que no salimos a un riendo.

El definitivamente me alegró el día.

-Bueno... ¿y ahora qué?- le dije después de que nuestras risas cesaron.

-Vamos a desayunar- oooh eso sonaba bien.

-¿Panqueques?...- sugerí.

-Panqueques- afirmó.

Cuando llegamos pedimos los panqueques, la señora era un poco vieja y gordita, pero muy amable, tenía cabello color... rojo- anaranjado por lo que pude apreciar, ya que tenía una redecilla en la cabeza, y tiene un ligero tono alemán.

Cuando nuestras órdenes llegaron comimos hablando de tonterías sinsentido riéndonos como retrasados, por poco me ahogaba, lo cual nos hizo reír aún más. Sus ojos se cerraban cada que reía y sus pestañas rizadas y largas quedaban más a la vista, sus ojos marrones claros se ocultaban bajo sus párpados y su cabello despeinado, lo hacía ver lindo.

Cuando terminamos, pedimos la cuenta y revise mi celular observando que ya era hora de irnos.

-Me divertí- dijo sonriente.

-La verdad yo también, no pensé que fueras tan agradable- confesé.

- Gracias,  tu igual Eres muy graciosa, me la pasé muy bien contigo, ¿qué tal si te invito a comer?- me dijo muy convencido, lo cual me sorprendió.

-Tacos?...- cuestioné con una sonrisa.

-Tacos- contestó- ¿Saliendo?.

-Sí- dije y cada quien se fue por su camino.


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