El estaba parado ahí mirando me, no iba a decir el típico pésame, el sabía que detestaba eso, sencillamente se sentó a mi lado y me acurrucó contra su pecho con un leve suspiro sobre el horrible sofá blanco, yo ni siquiera tenía fuerzas para separar me de el quería separarme pero no lo hice, solo deje que me acariciara el cabello, quería que se fuera, quería llorar. Pero, nada salía de mis ojos.
Su mano entro lentamente por el cuello de mi camisa acariciando me suavemente, índice, medio, anular, subía y bajaba. Mi piel se eriza automáticamente. Toma mi barbilla y me da un beso en la mejilla. El debe creer que se aprovecha de mi por la situación lo veo en sus ojos, culpa, pero el no tiene culpa de nada.
Lo que no sabe es que soy yo quien se aprovecha de la situación.
Tomo su mejilla y lo beso en los labios, el se resiste un poco, pero cede, me inclino hacia atrás para quedar acostada, sus brazos quedan a los lados de mi cintura mientras nos besamos.
- Elena... -Gruñe y le calló-
Le rodeo el cuello con los brazos atrayendo lo más a mi, acarició su lengua con la mía, entrelazó mis dedos en su cabello, bajo mi manos me intento subir mi vestido, el me toma las manos.
- despacio, Elena. -Susurra sobre mis labios, le necesito, asiento- A mi ritmo.
Me estoy estregando a el, a manos casi inexpertas en la sexualidad. Pero le pedí que me hiciera el amor, no que tuviera sexo conmigo.
Se quita la camisa y la tira vuelvo a ver la piel pálida con inumerables Lunares que tanto me gusta, sólo que ahora hay uno agente extraño sobre el. Decido no preguntar.
Hace que mis piernas le rodeen la cintura, me levanta y sienta sobre el besando me, sonrió como una Niña idiota. Hace un camino de besos hasta mi cuello, su lengua hace círculos sobre mi piel, gimo en su oído, sus manos pasan suavemente por mi espalda dibujando infinitos sobre la finalidad tela, mi vientre se contrae de excitación, mete su mano bajo el vestido y lentamente acariciando cuanto puede con sus manos me quita el vestido a penas separando sus labios de los míos. Vuelvo a sonreír como una Niña.
- Amo cuándo sonries. -Susurra sobre mi cuello, me presiona sobre su pantalón y rosa su erección en mi muslo internó- Te deseo, Elena te...
Le besó. Se lo que iba a decir y no lo quiero escuchar. Acaricia mis curvas con sus manos subiendo a mi espalda baja, con una mano libera uno de mis pezones del brasier, lo chupa gimo cerrando los ojos. Sus dedos se van a mi clítoris y acaricia en círculo, gimo en medio de sus labios.
Siento que mi cuerpo por primera vez está traicionado me, dejando se llevar por las manos y la lengua como un adolescente precoz.
Acaricia lentamente mi clítoris bajo la tela de mis bragas, mis manos estás apretando sus hombros, siento que me correré si no para, su boca se está comiendo mi pecho.
Libera mi otro pezón chupa, muerde jalando un poco, el dolor es satisfactorio, cada pequeño jalón es un choqué eléctrico dentro de mi.
- Correte, Elena. -Susurra, su voz es gruesa y sensual, sus palabras hacen efecto en mi interior me corro casi de inmediato-
Me lleva al cuarto dejando me suavemente sobre la cama, observo sus movimientos, se saca los jeans, el boxer, se pone sobre mi con su peso eñ sus brazos a los lados de mi cintura, me quita el brasier besando mis pechos baja dando besos humedo por mi abdomen bajando lentamente con los pulgares baja mis bragas, evita mi secó pasando por mis muslos, desecha mis bragas sube sobre mi besando mis labios, abre un poco mis piernas metiendo se dentro de ellas, mete su lengua en mi boca sin previo aviso. Jadeó. Mi lengua habla en un lenguaje que sólo la suya entiende, el gime. Me acaricia las curvas y entra lentamente en mi, su respiración cambia.
Entra y sale de mi a un ritmo que hace mi cuerpo temblar de placer, es lento, desgraciadamente lento, no deja que me mueva, sostiene con fuerza mis caderas, gimo cada vez que entra en mi, cambia el ritmo, entrando lento y saliendo muy rápido, gimo cada vez que lo hace. ¿Quiere que rogué?
Gimo cuando muerde mi labio inferior. - Más rápido... por favor. -Las palabras se escapan de mis labios, siento que el filtro de frases tontas se ha estropeado por el puro placer, levanta mi cabello besando me el cuello, y cumple con mi pedido acelerando sus movimientos, mi respiración es entrecortada y no puedo evitar rasguñar su espalda con mis uñas, estoy a punto de llegar al clímax, y por primera vez, no controlo mi cuerpo a mi conveniencia.
arqueó la espalda y me corro junto al que grita mi nombre con una voz gruesa, esconde la cara en el hueco de mi cuello. Cuando levanta la cara la blanca piel bajo sus pecas está totalmente roja, estamos mirando nos, carne con carné, sale de mi lentamente.
- Elena.
Gracias por leer hasta la próxima.
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Una Ninfómana
Lãng mạnElena, tiene 39 años, editora de una revista famosa una mujer que no se deja amedrentar por nadie, sufre de problemas de adicción al sexo, mantiene su relación laboral y personal al margen hasta llega Neville un chico (24 años) que contrata como su...