Se tiró a mi lado boca arriba con el pecho subiendo y bajando con irregularidad, yo tomé una bocanada de aire levantando me rápidamente y con un poco mas de violencia de la que querría.
- ¿como es que tienes tanta energía? acabas de tener una hora de sexo y sigues ...-exclama sonriendo satisfecho rodeando su cuello con los brazos, yo por otro lado no d-
Liam tiene 32 años, excelente trabajo, no tiene vicios más que el ejercicio y comer bien, un buen hombre con sus defectos como todos, es muy musculoso hablo de mucho: espalda, brazos, un abdomen de lavadero, piernas, todo. De sonrisa perfecta, rubio. El hombre ideal o algo así.
- Aburrido. -digo y me mordí la lengua, sonó más alto de lo que quería. Pero era verdad, este encuentro me había resultado totalmente aburrido, como un día de agenda-
- ¿aburrido? -se pone el bóxer mientras yo me meto en el vestido para irme a la oficina, no quiero ni ver la hora seguro es tarde- Ya no te satisfago. -suspiró y se paso la mano por el cabello- entiendo, ¿por que no me los habías dicho, Elena? -ignoró su irregular tono de voz, esta molesto-
Me peino el cabello con los dedos, debería cortar lo ya, me llega a la cintura. Me gusta que sea tan negro resalta mi piel tostada y mis ojos verde oscuro. Miro a Liam mientras me pongo el zapato de tacón grueso, esta ¿frustrado? no lo se, no logro identificar por completo su expresión.
- Liam, desde el principio te dije como iba a ser esto...
- Precoz, corto, solo sexo. Claro...-dice con un todo de ardido y muy lento le miro sorprendida, está molesto- Vete ya, llegaras tarde.
Ahora sí estoy sorprendida, le miro perpleja y pienso un montón de blasfemias, pero no, si lo hago es caer en su juego infantil de querer manipularme, y realmente no me importa si me hecha.
- Bien. -digo terminando de recoger mis cosas y camino rápidamente a la puerta, salgo de su departamento con un suspiro. Bajo rápido las escaleras, tomo un taxi y digo que me lleve al Mamdid¹.
- Antonio, cariño. -digo al móvil y se que el sonríe-
- Querida, Elena. -ahora yo sonrió- ¿como te fue?
- Creo que terminamos. -digo frunciendo el ceño y mordiendo me el labio-
- ¿Como terminas algo que nunca empezó? -dice seco, muerdo mi labio con mas fuerza, tenía razón eso nunca fue una relación realmente solo era follar y ya-
- Tienes razón, te hablo luego, cariño, estoy entrando al trabajo.
Miro a Neville sonriendo amablemente frente a mi, hoy lleva unos jeans negros con una camisa blanca, unas zapatillas negras, el cabello alborotado, una tablet en la mano.
- ¿Cambio de imagen, Señora Tryvelan? -pregunta muy formal y recuerdo que Liam me hecho de su apartamento y no me recogí el cabello como siempre lo hago-
Suele llamar me Señora Tryvelan de una manera tan sensual, aunque no me gusta, lo dice tan bien que no le reprocho.
- Algo así. Por favor, hazme una cita con Arianna, necesito cortar lo, tan largo parece de prostituta. Y es muy tedioso lavar lo.
- Claro, pero se ve bien. -el llama al ascensor y saludo a la recepcionista con una sonrisa amable que devuelve, pero no exactamente a mi, mira a Neville con admiración y muy embobada.
Enfoco mi visión en Neville ¿Está más alto? cierto, me puse zapatos bajos hoy por este estúpido viernes informal, es de algodón, color rojo con falda A de hombros cubiertos hasta el cuello y un escote que es solo un rectángulo en el pecho con encaje rojo para cubrir lo es un vestido para niñas y con estas zapatillas de tacon bajo y ancho aun mas.
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Una Ninfómana
RomansaElena, tiene 39 años, editora de una revista famosa una mujer que no se deja amedrentar por nadie, sufre de problemas de adicción al sexo, mantiene su relación laboral y personal al margen hasta llega Neville un chico (24 años) que contrata como su...