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_____ Wyle debería haberse puesto sus gafas, no haber dejado que la vanidad sacara lo

mejor de ella.

Pero como la mayoría de las buenas ideas, llegó un poco tarde y ahora se moría de curiosidad.

El chico en el escenario tenía la voz más hermosa y eso era todo lo que sabía. Su estúpida visión alterada sólo le permitió distinguir una figura en blanco y eso fue todo.

Algo en su voz hizo a _____ recuperar el aliento. No amaba la música rock como lo hacía su amiga, pero ella había asistido a este concierto de todos modos, pensando que era hora de que saliese de su caparazón. Ya tenía catorce años y todavía no había tenido su primer beso. Todo el mundo que conocía había tenido el suyo cuando aún no habían entrado en su adolescencia. Esta noche era todo acerca de ser femenina y no tonta, pero había sido un fallo épico o al menos lo había sido hasta que este chico salió al escenario. Bizqueando duro, trató de darle un mejor sentido a sus características. ¿Pelo oscuro? ¿Piel morena? ¿Realmente alto? No podía decirlo, y eso que Saffi y ella tenían asientos de primera fila, cortesía del famoso apellido de su acompañante. Tirando de la manga de Saffi, susurró tímidamente—: dime. ¿Es lindo? —______ no quería arriesgarse a que nadie accidentalmente la escuchara preguntando acerca de un chico. Especialmente ése chico. Incluso una idiota como ella simplemente no tendría un enamoramiento por una estrella de rock.

—¡Sip! —Saffi chasqueó la lengua—. De veras que deberías haberte puesto las gafas, _____.

—Fácil para ti decirlo —resopló _____. Saffi, que era mayor por cuatro años, podría ser un nerd más grande que ella, pero no tendría nunca que preocuparse por tener el aspecto de una.

Saffi parecía una linda muñeca. _____ no lo hacía parecerse a la hermana mayor adolescente de Chucky.

a menos que fuese ideal

Saffi suspiró.

—¡Tienes unas obsesiones raras sobre tu apariencia! Eres impresionante y voluptuosa...

— Sí, sí —_____ cortó las palabras de Saffi, porque ella era demasiado agradable. No estaba ciega sobre su aspecto. Era demasiado todo lo que no estaba bien. Demasiadas curvas, demasiado grande, demasiada ordinaria con el pelo demasiado rubio y ojos demasiados marrones. La estrella de rock cantaba las últimas líneas de su canción, la que era inquietante y pegadiza a la vez. Bastante impresionante para una canción compuesta por alguien que no era ni siquiera un profesional. Pensando en esa voz diciendo su nombre fue suficiente para que Bree se ruborizara. Oh Dios, realmente quiso haberse traído las gafas con ella. Se arriesgaría a llevarlas fuera de la escuela sólo para saber como lucía este hombre realmente.

La canción terminó y la gran multitud de chicas de secundaria gritaron. _____ chilló con ellas y así lo hizo Saffi, que era una especie de gritadora profesional el tipo que no terminaba ronca, incluso después de haber estado gritando durante horas.

—¿Se ha ido?

— Al backstage —confirmó Saffi.

Los hombros de _____ se desplomaron. Y ése fue su primer amor. Bueno, fue dulce mientras duró.

Ellas se reunieron con Silver, uno de los hermanos mayores de Saffi, a un lado del escenario, donde había estado con su propio grupo de amigos. Si Saffi era acompañante de _____, entonces Silver era el de ellas. Siempre había sido así desde que Saffi era el bebé de la familia.

—¿Qué tal tu primer concierto, _____? —Había una sonrisa en la voz de Silver que hizo a _____ sonreír de vuelta.

—Ha sido fantástico.

La Estrella Que Todavía AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora