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-Harry, sé un buen chico y mira. -El ronroneo en la voz de su madre hizo que su piel se pusiera de gallina. Eso la hacía sonar como una persona diferente.

Quería girar la cabeza lejos de lo que estaba pasando, pero sabía por experiencia que sólo significaría recibir otra paliza por parte de su padre. Su interior aún dolía desde la última. No creía poder sobrevivir si tuviera que pasar por otra.

Su madre estaba desnuda, sus grandes pechos caídos y balanceándose contra el hombre también desnudo sobre ella. Lo más repulsivo de la vista era que no sólo eran ellos dos. También había otro debajo de su madre, haciéndolos parecer como un sándwich humano.

La bilis subió por su garganta, pero trató fuertemente de no vomitar, a sabiendas de que sólo empeoraría las cosas. Si empezaba, él no se detendría.

No quería mirar a su padre porque de alguna manera ver su rostro era peor. Pero no podía evitarlo, sus ojos se lanzaban hacia el hombre de pie junto a él. Harry solía pensar que su padre era como Superman, capaz de hacer de todo. Pero Superman era débil contra la kriptonita y estaba empezando a darse cuenta de lo que su madre era la kriptonita de su padre.

El rostro de su padre era una máscara en blanco. De alguna manera, eso lo hacía más aterrador, como un hombre vivo se convertía en un espantajo, una persona que Harry una vez llamó papá, pero era un extraño peligroso ahora.

La cabeza de su padre de repente giró hacia él y Harry saltó, su sangre revolviéndose ante la sonrisa maníaca en el rostro de su padre.

Antes de que Harry pudiera hablar, su padre se abalanzó sobre él, gruñendo -:

¿Por qué no estás mirando como tu madre te dijo que hicieras? Harry se despertó con un grito ahogado, su cuerpo completamente bañado en sudor frío. La oscuridad de su habitación se sentía como una presencia hambrienta, recordándole la negrura vacía en los ojos de su padre.

Ambos habían estado muertos por años, pero sus recuerdos eran un recordatorio constante de dónde venía y el monstruo que podía ser.

La cama se hundió, y miró hacia donde el movimiento provino, _____, todavía dormida, volviéndose hacia él, las sabanas deslizándose para mostrar la curva de un pecho desnudo.

Amor, del tipo que era todo-incontenible y dominante-amenazaba con desbordarse de su corazón. En cuanto a _____, su cara inocente y pacífica en su sueño, todo lo que Harry podía pensar era en lo mucho que quería encadenarla a su lado, besarla hasta que no pudiera respirar, hasta que lo único que alguna vez pensara fuera él... ¡No!

Harry saltó de la cama, su pecho agitado con dolor, una sensación horrible se

desplegaba dentro de él.

Incluso si él era su propio peor enemigo, no le dejaría causarle daño a _____, preferiría suicidarse a herir un solo mechón de su cabello.

Tomó su teléfono de la mesilla de noche y se accedió a su lista de contactos. Encontró lo que estaba buscando, presionando en la entrada, y su llamada conectó de inmediato.

-Harry, bebé, estoy tan feliz de saber de ti. -La falsa voz inglesa de Henrietta trinó en la línea. Ella era una de las muchas supermodelos que pensaban que fingir no ser estadounidense les daba una ventaja.

Su piel se levantó por alguien llamándolo "bebé" algo que prohibía

explícitamente a todas las mujeres que hicieran.

-Estoy en Miami...

El falso jadeo de Henrietta viajó a través de la línea como una estridente ráfaga de viento. -¿En serio? ¡Pero estoy en esa zona, también!

La Estrella Que Todavía AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora