v e i n t i s é i s

117 12 19
                                    

 — Venga Hoseok, tranquilízate — musité. Tal vez mis palabras no le servían de mucho, pero al menos lo hacía sentir que tenía a alguien.


Hoseok estaba llorando por razones que desconocía, estaba tirado en la alfombra de la sala con los ojos clavados a su celular. De nuevo, Hoseok me hizo recordar mis momentos de secundaria, cuando lloraba por el chico que estaba perdidamente enamorada, pero bueno, que es la secundaria, muchas veces el supuesto amor es pasajero, pero a mí me dolió demasiado el chico, Rox pasaba horas intentando calmarme desesperadamente, pero nunca logró hacerlo, el dolor cesó por si solo y lo superé.

— ¿Qué pasa? — pregunté. Hoseok solo continuaba sollozando. — Necesito que me digas. Hoseok. — al llamar por su nombre reaccionó e intentó tranquilizarse.

— Lo arruiné, ¿Por qué lo hice? — sollozó una vez más.

— ¿Hablas sobre... ella? — pregunté. No quise decir su nombre, sentía que si lo pronunciaba iba a sufrir más.

Asintió y me tendió su celular. Observé en la pantalla una foto de Mel y un chico, era el chico de la plaza, podía recordar su cara. Era un chico alto, muy delgado, cabello oscuro y muy atractivo.

— Ahora sale con un tal Juan osea... — burló sarcásticamente entre sollozos.

— Se llama Jun... — musité.

— Genial, hasta el nombre es mejor... — resopló.

Bloqueé el celular de Hoseok y lo puse en la mesa de centro. Tomé de las mejillas a Hoseok y detuve su escenita.

— Hoseok... — pronuncié. — Debes parar... esto no es para nada sano.

— Créeme que ya nada me importa. — dijo y dejó cae su cuerpo a la alfombra.

— Eres joven, puedes salir con más chicas. Entiendo, no es fácil, pero ella ahora es feliz, no puedes estar toda tu vida sufriendo por una chica. — dije sin pelos en la lengua.

Suspiró, entrecerró los ojos y nos quedamos en silencio por unos segundos.

— Sabes... — pronunció. Abrí los ojos por el sonido de su voz, me estaba quedando dormida poco a poco. — Hace tiempo tenía un conejo llamado Winki...

— ¿Winki? — burlé discretamente.

— Sí, Winki...

Me reí por lo bajo. — Lo siento... continua.

— Pues el día que mi conejo murió, fue un 14 de febrero. Ese conejo lo tenía desde los 8 años. Aún salía con Mel y se supone que ese mismo día íbamos a salir a algo especial que teníamos preparado. Le expliqué mi situación 20 minutos antes de que fuera la cena. Sinceramente, esperaba una reacción negativa, pero me dijo que todo estaba bien. A la hora llego vestida en un onesie de conejo con una pizza...

— ¿Se vistió de conejito? — pregunté con ternura. Asintió con una sonrisa.

— Vimos películas y me levantó el ánimo. Si hubiera sido otra chica, me hubiera armado una escenita...

— Entonces por eso ella te duele tanto...

Asintió con delicadeza. — Duermo todas las noches, pensando en que nunca encontraré a alguien como ella.

— No, no lo encontrarás, pero si alguien que te haga feliz. No te digo que la encontrarás ahora, pero habrá su momento. Yo también sufrí algo un poco similar, aunque esto fue en la secundaria, así que no es muy real que digamos. — bajé la mirada.

roommates |» btsWhere stories live. Discover now