Quizá no era tan increíble su historia. Comenzó un simple choque en el que ambos se mostraron maleducados, un mal día les había cambiado el ánimo, por ello no había ganas de disculparse. Luego un error por parte de SungJong en su trabajo, donde derramó un café sobre el traje de aquel hombre que parecía tan serio, con quien apenado intentó disculparse, en otra ocasión MyungSoo habría respondido con un ligero gesto en su mano disminuyendo la situación, pero ese día MyungSoo estaba molesto, por ello todo su enojo terminó descargado en aquel chico al que había llamado "Torpe" entre otros adjetivos que también hicieron enojar a SungJong.
El tiempo pasó con el destino forzándolos a encontrarse una vez más; ahí estaba SungJong, ocupando un lugar que era suyo pero que el boleto del contrario decía que no. MyungSoo con una mueca volvía a repetirle que ese era su lugar, la ventana y no el asiento del pasillo de aquel autobus que lo llevaría a su ciudad natal. SungJong volteo a verlo y sólo sacó su lengua de manera infantil colocándose los audífonos, aquel chico que le gritaba había logrado que lo despidan aquel día del café, así que no se movería ni si quiera un centímetro. Al final MyungSoo viajó a su lado, parecía un viaje fastidioso por como comenzó pero terminó en algo realmente agradable, notaron a medias y de reojo gustos del otro que tenían en común, lo que los orilló a una conversación al principio entre burlas que luego se volvió más seria. SungJong se preguntó si el viaje le afectaría ya que de un modo u otro MyungSoo se le había hecho interesante.
Después de aquella vez el cruzarse en el camino del otro se volvió frecuente, aun si SungJong trabajaba en un nuevo lugar, las conversaciones, las palabras, las risas, las charlas, los tragos, los besos, su primera e inesperada vez juntos, cuando de casualidad ambos se encontraron y decidieron ir por un trago. SungJong evitó a toda costa volver a ver con el mayor, no quería volver a ver esos ojos que de la nada lo habían cautivado, esa sonrisa, ese todo que era Kim MyungSoo, porque SungJong podría jurar que nunca en su vida alguien le había hecho sentir tanto a pesar de ser un idiota en un principio. Nadie había hecho que su piel se erizara con cada toque y cada beso. Nadie lo había buscado como si de lo más preciado se tratase, nadie se había esforzado en enamorarlo, ni en hacerle sonreír tanto como lo hizo él, a pesar de tener un comienzo tan estrepitoso, era una historia simple.
Una que seguían escribiendo, mientras se sonreían frente al hombre de traje que los declaraba esposos, juntando al fin sus labios después de tantas horas. SungJong no pudo evitar su enorme sonrisa después de aquel beso, porque una simple historia le había hecho conocer a su primer amor, Kim MyungSoo.