La respiración de WooHyun se volvía más pesada, estar en ese lugar simplemente hacia que un escalofrío le recorriera, pero era inevitable. Todo había sido su culpa, juntar a las tres familias más poderosas de esa sucia ciudad, como si fuera un juego de niños había sido un error. Intentar quedarse con el oro, fue otro. Poner en riesgo la vida de quien podría considerar el amor de su vida, el peor. Pero lamentarse no serviría de nada, no mientras SungJong tuviera todo el poder en sus manos, y le parecía increíble, que aun después de todo, ese cierto cariño por Jong no disminuyera. Quizá era el hecho de crecer juntos, su corto amor, su historia. Pero todo eso se había esfumado. Lo sabía porque su propio corazón latía por alguien más, y porque la mirada de SungJong desde antes comenzó a ser de odio. ¿Por el compromiso fallido?¿O esa avaricia que se había apoderado de él como una enfermedad?
Sabía que no era momento para pensar en eso, necesitaba hallar a SungGyu en ese lugar, deshacerse de MyungSoo y SungYeol, así como necesitaba encontrar el lugar en donde tenían las piezas de oro y a su mejor amigo DongWoo. Por un momento recordó las palabras de Howon "DongWoo estará bien confía en mi" Pero la confianza ya no era parte de su vocabulario, ni de sus costumbres, menos cuando Howon había sido parte del clan de SungJong.
La única persona en la que confiaba, ahora estaba quizá lejos de él, quizá SungJong ni si quiera lo tenía ahí, y esas jodidas cámaras lo ponían mucho más nervioso. Su corazón dolía un poco y esa nunca había sido una buena señal, no cuando SungGyu estaba en peligro, quiso creer que era culpa de la adrenalina, del miedo de perder a el mayor, o que las palabras de SungJong de verdad se habían grabado dentro de él.
Golpeo con fuerza una de las paredes al encontrarse con un camino sin salida, sus puños dolían. Necesitaba esa fuerza de cuando apenas había pisado el lugar, como si nada importara y fuera capaz de todo. Ahora entendía lo inmaduros que llegaban a ser sus actos. Entonces recordó algo más, esa bella sonrisa, como si su propia mente le insistiera que en ese lugar estaba quien creía, como si ambos se conectaran de algún modo.
Entonces un disparo, por inercia sus ojos se cerraron, hasta que escuchó la voz de DongWoo. Se veía tan golpeado y lastimado, mientras Howon le ayudaba.
— Era el sistema principal. Ahora no nos vigilan, corre. Parece que SungGyu está en el calobozo del lado izquierdo.
Un arma fue lanzada a sus manos, sólo quedaba una bala, era su única oportunidad. Ser sigiloso ya no era opción, podría morir en el intento. Incluso en manos de su querido SungJong, o de los idiotas de MyungSoo y SungYeol.
No le importaba, no le temía a morir ya.
No mientras pudiera ser capaz de salvar a SungGyu.
Mientras pudiera verle sonreír una vez más.