Capítulo 17: El oasis

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Desperté y no la sentí a mi lado, extrañado me levanto un poco perezoso. Un leve adormecimiento se presenta en mi brazo apenas podía sentirlo pero aún llegaba a moverlo, suspiro y pienso que esta extensión en mí jamás parecerá mía. Voy saliendo de la habitación en búsqueda de la pelirosa pero en eso ella ingresa. Tenía el rostro algo pálido y el ánimo decaído, ella lucía debilitada.

- ¿Estas bien? - cuestiono de inmediato al verla.

Ella asiente y con una tierna mirada me llena de tranquilidad.

Nos dirigimos a desayunar fuera del centro médico; luego de esto Sakura se veía mejor así que continuamos nuestro recorrido sin fin.

- Sasuke, debemos informar lo sucedido - dice de sorpresa mientras caminábamos.

- Enviaremos un mensaje a Naruto - Le respondo satisfaciendo su requerimiento aunque era un bien necesario.

Asiente y nos dirigimos a enviar un informe del inusual acontecimiento.

- Espero que puedan ayudarnos - Susurra la pelirosa marcando nuestro objetivo.

Salimos de la pequeña población y continuamos el viaje buscando rastros e información de los sujetos con los que nos habíamos encontrado; por tanto nos dirigimos hacia una zona por la aldea de la arena donde teníamos indicios, nos tomó unos días empezar a adentrarnos al ecosistema diferente que tenía esta aldea.

De a poco veíamos un paisaje desolado, solo arbustos secos quedaban a nuestro alrededor y al frente un camino saciado por un resplandeciente brillo.

Sakura aún se encontraba extraña, no era la misma. Cada día la sentía más cerrada quizás algo me ocultaba pero no entendía que era o porque lo hacía.

Anduvimos por unas horas bajo en el fuerte sol, la población más cercana vivía próxima a un oasis en medio del desierto. Antes que llegáramos la pelirosa cae y yo la sostengo rápidamente. Apenas podía caminar; fuertes vientos comenzaron a soplar levantando arena y así dificultando la visibilidad. Ella estaba deshidratada y agotada, la tomo en mis brazos para continuar, ocultándonos con nuestras capas de la tormenta de arena.

La gente vivía en casas que se camuflaban con el paisaje. Voy directo a la fuente de agua que en sus bordes tenía una fina extensión en tonos verdosos, el cual llena el lugar de vida.

Allí no se encontraba nadie a excepción de una pequeña niña que se queda observándonos, descubro a Sakura que estaba bajo mi capa y la niña se sorprende. Trae agua sin que yo le dijese nada.

- Gracias - le digo a la pequeña que estaba atenta a lo que pasaba con ella.

Sakura al sentir el agua en sus labios reacciona completamente, toma el improvisado vaso y bebe el agua, luego ella me sonríe pero otra sonrisa se asoma, era la niña de cabello negro y
corto que también estaba feliz.

- Hola pequeña - dice la ojijade brindándole su afecto.

- ¡Estas mejor! - suelta eufórica.

- Si gracias - le agradece devolviéndole su vasija.

Ella lo toma y se queda mirándome expectante. Como si me preguntara ¿tú también quieres?

- Ve a tu casa niña - salen mis palabras no tan duras pero imperativas.

- Adiós - Dice tomando sus cosas y corriendo hacia una de las casas.

Tomo uno de mis beberos y lo lleno con el agua.

- Busquemos donde pasar la noche - Pregono por la importancia que ya iba a atardecer.

Ella asiente, aun la notaba pálida me preguntaba que le sucedía. ¿Estará enferma? Digo interiormente.

- Sakura no pareces bien – replico nuevamente intentando saber que tenía.

- Solo estoy cansada - Dice aunque no completamente segura, ocultando su mirada de mí.

Me sentía un poco curioso por su estado, me parecía que ella era más fuerte pero algo no la dejaba, porque al comenzar el viaje estaba bien.

Tocamos algunas puertas buscando reposo antes que el sol cayera y el frio viniese consigo. Una familia humilde nos presta hospitalidad dejándonos descansar en una pequeña habitación que tenía libre.

Ellos gentilmente nos dan alimentación luego de comer caminamos hacia nuestra habitación, Sakura empezó a temblar por el frio que estaba afuera, la cubro con mi capa y nos disponemos a echarnos juntos para darnos más calor.

Ella estaba inquieta, algo la tenía mal pero trataba de ocultarlo lo podía ver en su rostro la angustia. Tal vez no quería decírmelo por miedo a que la llevase de vuelta a la aldea.

No sabía cómo encarar la situación, no suelo pensar tanto en los demás pero ella era mi esposa y de alguna manera me extrañaba su comportamiento.

La observo en silencio. Ella simplemente cae rendida del cansancio y yo la sigo, esperando que al siguiente día pueda saber lo que sucede con ella. 






Queridos lectores,
Les agradezco su infinita paciencia, como siempre tratare de publicar cada mes, aunque no prometo nada. 
Por si les interesa publique una novela mía llamada "Tú no eres así" es más cursi que esta. Si les gusta. 
Bueno Gracias por sus votos y comentarios. 
Lau

Mi destino flores de cerezo [SasuSaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora