Yuuri despertó al día siguiente con un ligero dolor de cabeza. Se incorporó despacio en la cama, viendo que en muñecas y tobillos tenía rozaduras. Alzó una ceja, extrañado... ¿Cómo habían salido? Acarició las cuatro extremidades con delicadeza, aliviando un poco el quemazón, para después estirarse un poco y alcanzar las gafas en la mesilla.
- ¿...Rotas? -
Efectivamente, en uno de los cristales había un quiebre. ¿Se le habrían caído por la noche? ¿Entonces cómo habían vuelto a su sitio? Se incorporó, sintiendo el cuerpo agotado. Podía ser del agotamiento mental que suponía estar allí. Su dolor de cabeza se hizo más intenso al correr la sangre por su cuerpo a más velocidad, llevándose una mano a la sien y presionándola para aliviar un poco el dolor.
Los guardias estaban llamando desde el pasillo a desayunar a los del segundo turno (entre los que estaba él). Caminó a la puerta, giró el pomo y...
- ¿Hm? - No se abría. Estaba cerrada con llave al parecer. ¿Cerraban a la noche? Quizás se les había pasado abrirle. Como los guardias llamaban desde el pasillo, el chico dio un par de golpes con los nudillos a la puerta para llamar la atención de uno de ellos. - Disculpe, mi puerta está cerrada... ¿Podría abrirla? -
- A ver, veamos... - El guardia observó el número de su habitación, la 204, y verificó un par de cosas en una especie de PDA. - Yuuri Katsuki, ¿no? No tienes permitido salir hasta nuevo aviso. -
- ¿Qué? ¿Por qué? - Cuestionó apurado y con cierto temor.
- Agresión. - Respondió escuetamente el hombre, con calma, guardando la PDA en su correspondiente funda en el cinturón. - Se te traerá el desayuno. -
El guardia informó por el walkie-talkie de que el muchacho se había despertado. Había un aviso expreso de hacerlo para informar al doctor Nikiforov. Se confirmó haber recibido la información, aunque se habría verificado igualmente cuando los enfermeros y los dos vigilantes de turno llevasen la comida a Yuuri en breve.
El chico se había quedado realmente confuso. ¿Agresión? ¿A quién había agredido él? El dolor de cabeza se hizo más intenso, e incluso sintió ligeras nauseas. Se acercó de nuevo a la cama, achacándolo a los nervios y estrés del momento. ¿Cómo iba él a hacer nada de eso? Comenzaba a pensar que algo o alguien estaba conspirando contra él. Pero, ¿quién? ¿y por qué motivo?
Cuando su comida llegó, el chico estaba nuevamente agazapado en la cama. Los vigilantes pidieron que, en caso de estar cerca de la puerta, se alejase para entrar la bandeja de comida. Los enfermeros le pidieron que se incorporase un momento para hacerle una analítica, tomarle la tensión y un par de cosas más, preguntándole cosas rutinarias como si había ido al baño o sentía dolor en algún sitio. Uno de ellos le examinaba con verdadero recelo, como si temiera que se le fuera a echar encima.
- El doctor vendrá en unos minutos. - Comentó el susodicho, que revisaba sus pupilas. - Nosotros vendremos después a por la bandeja y a limpiar la habitación. Recuerda que debes asearte, si necesitas ayuda no dudes en avisarnos. -
- Si, gracias. -
El chico respondió casi como un autómata. El personal salió de allí, volviendo a dejarle solo. Observó la bandeja, en el que había un bol de arroz con soja, una manzana, un tetrabrik de zumo de naranja y cuatro galletas. Nada de aquello le abrió el apetito. El muchacho volvió de nuevo a la cama, pero fue sentarse y escuchar como alguien golpeaba la puerta.
- ¡Buenos días~! ¿Cómo estamos hoy? -
Era el doctor. No entendía como alguien podía ser tan animado y positivo en un lugar como ese, tan gris, tan blanco, tan triste, tan... todo. Yuuri apenas respondió con un suave murmullo incomprensible mientras el peliplata entraba con su tablilla de información y su enorme sonrisa.
- Estamos decaídos, ¿no? - Comentó, acercándose con cautela al muchacho mientras observaba la bandeja. - Ups, te he pillado en mitad del desayuno... Por favor, no te cortes y come. - Pidió amablemente.
- No tengo mucha hambre... - Respondió el muchacho con la cabeza agachada.
- Vamos, Yuuri, debes poner de tu parte. Si quieres recuperarte tienes que hacerlo en buenas condiciones físicas y mentales. -
- No voy a salir de aquí... - Dijo, agachando aún más la cabeza, triste.
- Eso no lo sabes. Si no lo intentas no lo sabrás. - Viktor ya había encendido la grabadora y la había colocado en el escritorio, tomando asiento en la silla, colocándola frente al chico. - Dime, ¿cómo te encuentras? -
- Doctor... - Musitó suave.
- Llámame Viktor, por favor. -
- ... - No respondió a aquello. A Yuuri le costaba mucho coger confianza y tardaría aún en llamarle por su nombre. - ...Me han dicho que hoy no saldré de aquí porque... porque agredí a alguien. Creo que es un error, yo n- -
- No lo es. - Se adelantó a decir. El joven Katsuki levantó la mirada, observándole con extrañeza. De nuevo su pelo caía despeinado a los lados, con un par de mechones cruzando su rostro. - Bueno, en parte. Digamos que si y que no. -
- ¿Cómo? Yo... Yo no... -
- Lo primero de todo, tranquilízate, Yuuri. Eschúchame, tengo dos noticias: La primera es que creo saber lo que te pasa, y la segunda es que tiene cura. - Más o menos. Había casos que salían adelante y casos que quedaban atrás, pero no pensaba decírselo al chico así. - Ahora que sabemos que es lo que es, podremos tratarte. -
- Yo... ¿estoy enfermo? -
Yuuri nunca había pensado que pudiera estarlo. A su parecer, él había llevado una vida normal y corriente, sin hacer nada malo hasta que un día, de repente, la policía fue a su casa para arrestarle. Se le acusó de cargos de homicidio que él juraba y perjuraba no haber cometido nunca. Jamás sería capaz. Por favor, era vegetariano porque era incapaz de comer carne sin pensar que habían matado a un ser vivo por su culpa, ¿cómo iba a pensar en matar a alguien? Sin embargo, no hacían más que decir que tenían pruebas concluyentes. Le hacían preguntas de lugares y momentos en los que tenía lagunas de memoria que achacaba a los horribles nervios y estrés. Se le hicieron pruebas y analíticas, y un médico dictaminó que aquello había sido producto de una serie de crisis de psicopatía debido a una grave depresión que sufría (que realmente era así y se había estado medicando hasta entonces), que por ende era inválido y así el jurado decidió que debía ser ingresado en un psiquiátrico de alta seguridad. Su abogado le había repetido una y otra vez que aquello era mucho mejor que la pena de muerte. Ciertamente Yuuri no quería morir ahorcado (como ejecutaban en Japón), sin poder despedirse de nadie, pero no sabía si la mejor opción era pasar su vida interno allí.
- Si, lo estás. Y eso no tiene nada de malo, Yuuri. La gente enferma, es normal, el cuerpo humano no es perfecto. -
- Yo no... Yo no me noto nada, no me duele nada ni... - Un dolor de cabeza no indicaba que uno estuviera enfermo, y menos en situaciones de estrés o ansiedad.
- Tranquilo, tranquilo. No es una enfermedad común, pero existe y no eres la única persona en el mundo que la padece. Al menos un dos por ciento de la población la padece, y se cree que más. -
- Pero... ¿qué es lo que tengo...? -
- Yuuri... - Viktor extendió las manos hacia las del otro con cuidado. Yuuri, extrañado, se dejó hacer aunque algo tenso. Notó como el doctor estrechaba sus manos de una forma cálida, como queriendo reconfortarle. - ...Padeces TID, trastorno de personalidad múltiple. -
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¡Buenas, buenas! Aquí os dejo el cuarto capitulito ya.
Espero que os esté gustando como va la historia. Vuestros comentarios me animan mucho y, si por mi fuera, me pasaría el día escribiendo esta historia para vosotros.
Espero que disfrutéis el capi.
¡Gracias por todo!
1Akiyama1
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私の中
FanfictionUn asesino en serie ha sido internado por orden judicial en un psiquiátrico, y el doctor asignado para él ha sido Viktor Nikiforov. Este hombre tendrá que tratarle para que pueda rehabilitarse y al mismo tiempo para poder ayudar a la policía con su...