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Antes que nada, me gustaría agradeceros a todos el leer esta historia. Ya ha llegado a las mil lecturas y os aseguro que no podía estar más feliz al verlo. Tenía pensado hacer una cosilla (muy básica), pero no sé si alcanzaré a hacerlo hoy o no. De verdad, gracias. No me animaría tanto a escribir si no fuera por el apoyo recibido. 

Os dejo con el capi.


*^*^*^*^*^*


Viktor esperaba tranquilamente a que los guardias acercaran a Yuuri a su consulta. Había empezado el día un poco extraño porque a algunos pacientes los encontraba un poco distantes, pero no se habían abierto a él. Le preocupaba que algo les pasara y le rondaba la cabeza el tema, pero sabía que durante cada sesión debía centrarse única y exclusivamente en el paciente que estaba tratando en ese momento. Así pues, cuando Yuuri apareció por la puerta (que pudo ver perfectamente que no era Yuuri quién estaba en ese cuerpo en ese momento), puso su eterna sonrisa en el rostro y le saludó animadamente.

- ¡Buenos días! - Exclamó, viéndole entrar con un gesto altivo y orgulloso... y con cierta sonrisa maliciosa. - Me han dicho que no hubo incidentes anoche, muy bien por ello. ¿Cómo te encuentras hoy? -

- ...Pues contento, la verdad. - Comentó con cierta diversión escondida en las palabras. Vio a Viktor hacerle un gesto al guardia para que les dejara solos. El pelinegro se sentó en el sofá, viendo que en éste ya estaba puesto el peluche del caniche. Quizás esperaba que fuera Yuuri quien estuviera tomando el control del cuerpo en ese momento, pero aún no era así. Cogió el caniche y lo observó distraído. 

- ¿Contento? Me alegro muchísimo de escuchar eso. - Se sentó en el sillón, con la grabadora ya preparada, colocándola en la mesa y poniéndose en una posición cómoda para apoyar la tablilla donde escribía. 

- Yo también me alegro, la verdad. Hice un... "amigo", anoche. -

- ¿Si? ¿Quién? -

- Quién es lo de menos. - Respondió, encogiéndose de hombros sin dejar de examinar el peluche. - Lo importante es lo que estuvimos hablando. -

- ¿Que temas tratásteis? -

- A ti. - Dijo, observándole de reojo un segundo.

- ¿Si? Bueno, no es extraño. Trato a varios pacientes aquí. Pero igualmente me siento halagado. - Rió suavemente. - Espero que comentarais cosas buenas sobre mi. -

- Eran cosas interesantes. - Su vista se volvió al peluche, moviéndolo aún. - Como las cosas que te gusta hacer, tu comida favorita, la comida que odias, la música que escuchas... También decidimos que nombre quiero usar. -

- ¡Genial! ¿Qué nombre ser-? -

- Yurio. -

"Por fin", pensó al ver de reojo como a Viktor se le había borrado la sonrisa del rostro. Intentaba ocultar que era un tema delicado, lo veía, lo pudo notar al verle bajar la mirada a la tablilla y apuntar algo que estaba seguro que no era importante, simplemente para disimular.

- Mi "amigo" me dijo que tenías un hijo, y sobre todo hablamos de ese tema. - Se incorporó del sofá, dejando de lado el peluche y caminando lentamente frente a él. - Que se quedó huérfano, que le adoptaste cuando su abuelo murió, que era muy, muuuuy importante para ti... ¿Cierto? - Poco a poco la tensión en Viktor aumentaba de forma más que notoria, sin apartar la mirada de la tablilla y comenzando a apretar los dientes. Podía ver como hacía también más y más presión en el bolígrafo. - ...Que tenía TID y que una de las personalidades decidió- -

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