Capítulo 1

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Notas: La historia es un regalo para Hermione Drake, beta inmejorable, increíble amiga y mejor persona. ¡Felicidades! Ojalá sigamos celebrando juntas tu cumpleaños durante muchos años.

El fic está ubicado en la temporada diez. Ya sabéis: Marca de Caín, Dean un poco gilipollas... Y lo empecé a subir en AO3. 

No puedo acabar estas notas sin darle las gracias a Heiko. Gracias por ayudarme a mejorar, a superarme cada día, a no conformarme y a sacar esta historia adelante.

Disclaimer: Ni Supernatural ni los personajes me pertenecen. Yo me limito a maltratarlos un poco para, después, darles amor.

Espero que la disfrutéis :)

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Hazme subir para respirar

el oxígeno líquido en tus labios.

Quiero dormir para despertar

en un universo paralelo

un refugio en otra dimensión.

(Llévame muy lejos, Amaral)



LUNA DE SANGRE

Roja, oscura, como un infierno.

Se bajan del Impala y el débil resplandor de una luna de sangre se derrama sobre sus cabezas. Dean sabe que no son buenas noticias, pero han luchado en peores batallas. Es ahora o nunca. Cargan las pistolas con las balas de raíz de cicuta y plomo que Sam ha preparado y dejan que la noche les engulla. Dean se sumerge en el bosque, respiración controlada y el gatillo a un milímetro del disparo. Sam le sigue con el mismo modus operandi mientras la humedad amortigua el sonido de sus zancadas. Se desplazan en perfecta sincronización, con la oscuridad pisándoles los talones. A Dean, el pulso le repiquetea en las sienes a mil doscientos latidos por segundo, pero adora estos momentos: la adrenalina, la tensión, los sentidos aguzados hasta el punto del delirio. Cuando llegan al límite de la maraña de árboles y matorrales, divisan la cueva.

Dean contiene el aliento mientras se acerca despacio. La entrada no tiene nada de particular salvo el pequeño montón de hojas secas, castañas y bellotas.

Lo han encontrado. Mabon.

Le hace una seña a su hermano para que eche un vistazo por los alrededores mientras él se mete en la boca oscura y angosta. No es cuestión de que el hijo de perra se la juegue y los deje encerrados a los dos en la cueva. La pequeña luz de la linterna crea sombras inquietas sobre las paredes y salientes de piedra mientras camina. La gruta es bastante profunda y hay tramos por los que a duras penas consigue pasar. La imagen de una ratonera le viene a la cabeza. Poco a poco, el olor a moho y tierra mojada se intensifica, y con él la impresión de que se está acercando a algo. El instinto le zumba en los oídos, resonando con los ecos de cada paso. Avanza con la sensación de peligro vibrándole en la piel, con los músculos rígidos, preparados para la acción. De repente, la respiración se le acelera. Está ahí, lo sabe, casi puede sentirlo, le retumba en las venas, en la marca abrasadora de su brazo, y entonces lo ve, una sombra, muy rápido, se mueve, y Dean corre, la pistola en alto, la linterna desbocada y en los labios la promesa de meterle una bala en el cráneo (diez desaparecidos, diez desaparecidos...). Disparar y después preguntar. Corre a toda velocidad, sorteando las esquinas, agachándose a base de reflejos, escucha un rasgueo insistente delante de él, un poco más, lo tiene a un instante, está ahí, apunta... y de pronto, un calambre le escala por la pierna, un chispazo blanco y un dolor intenso en la base del cráneo. Siente que se derrumba, que cae, polvo en la lengua, una sombra que se acerca. Espirales que se cruzan, fuego y reflejos.

Luna de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora