Capítulo 5: Llegada.

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Aquella noche de risas e historias fue genial para ellos. Al parecer, de alguna forma, se habían reconciliado. Los dos quedaron en que Bea se ducharía primero y seguidamente Nico. Pues bien, mientras Nico esperaba a que Bea se aseara, cotilleaba la habitación de Bea. Siempre había pensado que sería como la suya, ya que Bea cuando se relaciona con él es demasiado natural. Pero no, la habitación de Bea en su casa de Grenada, era femenina, pero sin llegar a ser excesivamente. Se dio un paseo en círculo hasta que observó las fotos que tenía sobre el escritorio. Allí se encontraban las fotos de su infancia. Había una foto de Bea con Rubén, abrazándose. Otra de un tamaño más pequeño, una foto de los tres hermanos. A Nico se le dibujó una media sonrisa en la cara al ver las caras de Aitor y las reacciones de Bea. Queriendo ver más, la mano de Nico tropezó con el marco y una pequeña foto cayó en el suelo. A Nico le resultaba familiar. Cuando la recogió se dio cuenta de que era la foto. Sí, la foto que se hicieron una vez Nico y Bea, en la cuál se podía ver las sonrisas que esbozaban. A Nico se le aceleró el pulso. No podía creer que Bea manteniera esa foto, tras haber pasado tantos años. De repente, salió Bea del cuarto de baño. A reacción, Nico escondió la foto detrás de él, mientras se sonrojaba levemente al ver a Bea con tan solo en albornoz. Agachó la cabeza ocultando su rostro.

-¿Qué ocurre Nico? ¿Porqué agachas la cabeza? -Dijo acercándose a él.

Él sin decir nada le señaló e inmediatamente Bea captó lo que quería decir.

-¡Lo siento, ahora mismo voy a cambiarme! -Dijo yéndose al baño con su ropa.

Ya eran las doce del mediodía y todos estaban en el salón hablando.

-Propongo que hoy vayamos a la playa -Dijo Aitor con su típica sonrisa que maquina alguna travesura.

-¿Otra vez? Nos pasamos allí todos los dias -Le reprochó Rubén.

-Bueno, yo no soy de la familia... No se que pinto en esta conversación... -Dijo con un hilo de voz Nico.

-Tú te que callas y vienes donde vamos nosotros que tienes que ir siempre con Bea -Le contestó Aitor.

En fin -suspiró Bea-, ¿y porque no vamos a pasar el día acampando en la selva?

Todos asintieron con mucho entusiasmo y prepararon equipaje. Obviamente, avisaron previamente a los padres. Cuando estaban dispuestos a salir de casa Bea, alguien interfirió.

-Hola Jack... Que alegría verte, ¿que te trae por aquí? -Preguntó Bea confusa.

-Hola, venía a verte de nuevo. ¿A dónde váis? -Preguntó con cierto interés.

-Vamos a la selva a acampar una noche, ¿vienes? -Dijo sonriendo de forma amable.

Asintió con una sonrisa en la cara de oreja a oreja.

Jack era el chico con el cuál estaba hablando Bea en la Hoguera. Era un chico atractivo, con ojos ámbar y pelo castaño que encandilaba a la mayoría de las chicas de la isla. Su mirada tenía algo extraño que le hacía diferente.

A Nico le dió mala espina.

Hibisco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora