Deseo de cosas imposibles [Comedia]

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- Deseo ser Superman- pensé en voz alta.

Toda la clase se giró y me miro de la manera más extraña posible. Momentos después las risas explotaron por todo el salón. Todos se reían incluso la maestra.

A veces no sentía que encajara en Vampland, un pequeño pueblo en las afueras de Ciudad Gótica. No era mi hogar por más que todos lo dijeran. Sí, soy un vampiro ¿y qué? Eso no significa que deba vivir aquí o que deba tener aspiraciones a ser el próximo conde Drácula.

Me preguntaba que se sentiría salir a la gran ciudad en donde todo el mundo nos creía un mito. Vivir siendo un vampiro de ciento diecisiete años, sin que los demás lo sepan. Vivir como un humano o como yo más quería: vivir como un héroe, y no cualquier héroe sino Superman.

- Y yo deseo comer pan de ajo algún día- me dijo mi compañero de banco entre burlonas carcajadas.

Nadie parecía querer para o poner orden así que simplemente me levante haciendo un fuerte ruido con la silla, mostré mis colmillos con rabia y me fui de aquel estúpido lugar que se hacía llamar escuela.

Iría a casa. No, de seguro llamarían a mi madre por problemas de identidad. Iría al bosque entonces.

En solo segundos llegué a mi destino gracias a las habilidades vampirezcas, claro. Con el fino olfato que tenía rastreé mi escondite.

Un árbol hueco en donde guardaba todos los comics de Superman que había conseguido de contrabando desde la gran ciudad.

"A ti te tienen que gustar las cosas de vampiros, como, no sé, Drácula u otros condes que fueron inmortales en sus tiempos y que incluso aún siguen vivos" me decía papá un día cuando me acerque a pedirle dinero para comprar un comic de Superman.

No tenía caso, yo no podía ser Superman según todos ellos, pero esta vez estaba seguro de que lo lograría. Lo quieran o no, les demostraría que podía ser Superman si yo quería, es decir, tengo fuerza, oído y vista increíble y de largo alcance, velocidad y puedo volar. Es obvio que puedo hacerlo.

Corrí a la casa de mi tátara abuela para tomar prestada su máquina de coser. Fui a la tienda de telas y anote a nombre de mi mamá, quien frecuentaba constantemente aquel lugar, un par de metros de tela azul y roja.

Cargando todo me fui a casa y me encerré en mi guarida secreta.

Tome mis medidas y comencé con el traje.

-¿Qué haces hermanito?- se oyó decir a mi hermana menor.

- ¡Judith! ¿Cómo encontraste mi escondite secreto?- le dije sin dejar de cortar tela.

- Hermanito, estas en el sótano- se acercó y quedo debajo de la mesa de madera. Judith era muy bajita.

- Como sea- le dije ignorando sus palabras.

- Y ¿Qué haces hermanito?- pregunto con su aguda voz.

- Un súper traje- respondí cortante.

- ¿Y para qué?

- Para ser un superhéroe.

- Y ¿Por qué esos colores?

- Porque son los colores de Superman. Y tu hermanito quiere ser Superman.

Judith se quedó en silencio un rato mirándome.

- Eres un idiota hermanito.

Tire la tijera y la mire exasperado. Sonrió de oreja a oreja y se retiró.

Por más pequeña que fuera, esa niña lograba sacarme de las casillas.

De repente se escuchó en la cocina un plato hacerse trizas.

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