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Nadie esperaba esto, ni siquiera yo.

Michael.

El suspenso de por qué había vuelto rodeaba a todos los que me conocían o tuvieron una idea de quien era yo. No quería hablarlo, no estaba listo, una dos semanas vagando por la ciudad no me daban la confianza suficiente para poder decir algo.

Pero Calum y Nora no eran cualquier persona a las que les pudiera mentir, al menos no directo en su cara y ellos lo sabían. Nora era la que esperaba con más ansias, por lo que programó un desayuno conmigo tres días después del funeral, insistió en que volverían a Perth uno o dos días después de eso, por lo que no me quedó nada más que aceptar lo que ella estaba por preguntarme.

Sentí sus preguntas bombardearme desde el primer momento en que pisé lo que antes fue su cafetería favorita en la ciudad, la manera en la que me miraba expectante por llegar me mataba. Mas me consumía el no poder expresar mis razones a alguien en aquellos últimos dos años.

—¡Hey! —saludó feliz Nora, Calum me sonrió simplemente cuando tomé asiento.

Se había vuelto más serio de lo que recordaba o Luke le comentó su parte de la historia.

—Así que, ¿vuelven a Perth...?

—Mañana, Faith tiene escuela pronto—explicó mi amiga con la taza de café en sus manos. No pasó mucho cuando me extendió una taza—. Capuchino de vainilla con tres de azúcar.

Me sorprendió que aún recordara eso, no tomaba café desde hace ya varios años si no era americano. Volver a casa y probar nuevamente lo que antes fue mi adición me hizo sentir como en ese entonces.

—Sé lo que quieren escuchar, creo que no es necesario empezar una conversación de "no nos vemos hace años, vamos a ponernos al día". ¿Algo en específico que quieran que les diga?

—¿Por fin nos dirás por qué te fuiste? —cuestionó Nora al instante.

—Nora...

—Ya son dos años, nadie tiene idea alguna. Somos tus mejores amigos...

—Era mi sueño. Es mi sueño —les dije sinceramente. Simple verdad a medias.

—¿Y Luke?

—Él no quiso venir conmigo. Todos creen que fui un descorazonado al solo irme después de todo lo que pasamos, pero no fue así. Yo hablé con él —les expliqué evitando su mirada, el remolino en mi café parecía más interesante—. Era lo que realmente quería, y él no quiso ser parte de eso.

Dos años y medio atrás.

—¡Luke, Luke, Luke, Luke! —grité entrando emocionado al departamento.

Él estaba ahí con una de sus nuevas amigas, Phoenix, una chica castaña que vivía unos pisos más arriba de nosotros con quien conectó al instante. Era una chica muy amable y linda, agradable.

—¿Qué pasa, Mike?

—Hola, Phoenix, un gusto tenerte aquí —saludé a la chica y sonreí a ambos:— ¡Luke, recibí la carta, tengo miedo de abrirla!

—Creo que este es un momento para ustedes. Los dejaré con el suspenso, espero que te hayan aceptado, buena suerte —se despidió cortésmente la castaña mientras se dirigía a la puerta.

Había aplicado para un trabajo que deseaba con muchas ansias, me esforcé lo máximo que pude para entrar a una gran agencia de publicidad donde siempre soñé trabajar desde que me dedicaba eso. Hubo muchas cosas que me detuvieron de haber solicitado trabajo antes, pero no había más.

No doubt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora