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2017 me hizo una nueva persona.

Michael.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas, cosa que por primera vez en la vida me sentí bien de ver. No había tristeza como hace días, culpa, dolor, todo se había ido y fue gracias a mi. Lo hice bien, eso era la señal más clara.

Yo causé ese brillo en sus ojos y que los colores regresaran a su rostro con una corta conversación.

Mi mayor recompensa fue que me rodeara con sus brazos y me abrazara como si no quisiera soltarme nunca más, jamás me sentí tan bien con alguien abrazándome de esa manera. Era tan confuso, la felicidad estaba ahí a pesar de que no me sentía bien del todo cuando llegué. Pero ese momento, ese preciso instante donde saltó a abrazarme fue todo lo que me hizo ver que, por primera vez en la vida, supe hacer una decisión inteligente que no solo me traía alegría a mi.

—Me alegro que hayas conseguido ese ascenso —murmuró en medio del abrazo—. Sabía sin duda que podías con esto y más.

—¿De verdad lo crees?

—Michael... cualquier cosa que crea difícil e incluso imposible, yo siento que mi hijo siempre será capaz de hacerla. Nunca has demostrado lo contrario. Yo creo plenamente en ti.

Eso me bastó para ser yo quien comenzara a sentir las lágrimas asomándose en mis ojos, lo abracé con la misma fuerza de antes y me aferré a él con ganas inmensas de nunca soltarlo, de tenerlo siempre ahí conmigo, siempre dispuesto para un abrazo.

Ya no era el mismo de antes, estaba consciente de eso, pero me quise hacer a la idea de que tendría a mi padre para años. Lo qué pasó con Andrew me dio un vuelco al corazón, yo no quería estar sin mi padre, no después de arreglarnos a pesar del tiempo perdido. Porque fue mucho tiempo perdido, así fuesen días o meses, cualquier segundo me haría falta en el futuro y no sabía como recuperarlos.
Momentos como ese eran los que me hicieron sentir orgulloso de ser como era. Nada más que un simple abrazo me mantuvo feliz en mis momentos de tristeza.

—Volveré a California en un par de días, pero tendré una semana libre allá. Por lo que pensé que tal vez te podría agradar ir conmigo y...

—Por estas razones es bueno tener siempre listo el pasaporte —dijo palmeando mi espalda—. Iré contigo, si no te molesta que tu madre me acompañe.

—¿Cómo me molestaría? Nada me haría más feliz que ustedes fueran a conocer mi ciudad.

Y así fue, como por primera vez en mucho tiempo, volví a sentir esa conexión instantánea con mi padre. Porque fue el primer sueño que compartí con él, el primero que logré y el primero de muchos que me quedaban a cumplir mientras estuviera conmigo. No había duda de que tendría a mi padre presente a pesar de no estarlo físicamente.


Después de visitar a mi padre y regresar al hotel donde me hospedaba, no podía dejar de leer el mensaje que no había quitado de la pantalla de mi celular. Me era difícil creer que Luke me pidiera que nos viéramos antes de que me fuera, quizás aún no terminaba de recriminarme lo mal que había hecho de renunciar a una relación de años por un torpe trabajo que terminaría conmigo por tanto estrés, lo estaba viendo venir.

O también podía estar exagerando de tantas películas que veía en mis tiempos libres, no era mi culpa que solo pasaran esas películas al mediodía.

Ni siquiera había sido capaz de entrar a la recepción cuando llegó el mensaje, tuve que entrar rápidamente para leerlo y justo cuando estaba frente al ascensor, giré completamente para salir.

Tenía que volver a la cafetería donde estuve con Nora y Calum el día anterior antes de que se fueran de regreso a Perth, ya debían estar en camino para cuando yo estaba llegando de nuevo a la cafetería, que convenientemente no estaba tan lejos del hotel como esperaba. Era en la zona centro de la ciudad, una muy bien cuidada a diferencia de la zona sur, algo había mal en ese lugar y nunca habíamos ido, tal vez en esos dos años había cambiado.

Cuando llegué a mi destino, la campana en la puerta hizo que algunas personas se giraran y centraran su atención en mi, volvieron a lo suyo poco después porque mi presencia no era de importancia. Antes de si quiera entrar completamente, busqué con la vista a Luke para saber a dónde guíarme, lo vi del otro lado del local en una mesa al lado de la ventana, que daba con un viejo parque donde jugábamos hace años, lo habían remodelado.
Caminé decidido, cualquier cosa que tuviera para decirme estaba seguro que no era totalmente malo, quizás era solo para arreglar lo ocurrido en esos días que estuve por la ciudad.

Claro que no lo descubriría si no llegaba antes a la mesa.

Me senté en silencio una vez que lo saludé con una sonrisa, él respondió igual.

—Que bueno que has llegado, estaba muriendo por comer estas donas —me dijo Luke y me hizo reír, después me extendió una taza de café que estaba en el centro—. Ordené antes para que no estuviera tan caliente tu café, sé que no te gusta hirviendo.

Sonreí agradecido, otra vez tenía en mis manos una taza de capuchino de vainilla y donas azucaradas a mi lado. Él tomó una, me invitó a hacer lo mismo mientras ya tenía una a medio comer. Tomé una y la sumergí en mi bebida.

—¿A qué se debe tanta dulzura? ¿Quieres hacerme diabético?

Él rió con los labios cerrados debido a la dona que estaba comiendo. Esperó un poco para masticar bien y comenzó a hablar una vez qué pasó su comida.

—Con lo ocurrido con mi padre, la actitud de mi mamá me hizo darme cuenta de muchas cosas —comenzó mirando hacia la ventana, estaba evitando ponerse muy sensible—. Hubo algo que dijo en el hospital, tú estabas presente, de hecho. Y dijo algo...

—Nadie lo va a amar como yo —completé recordando que fue lo único que ella había dicho. Luke asintió.

—Eso rompió mi corazón porque su relación no era la misma desde hace tiempo, seguían juntos, seguían bien y ese era el problema: solo estaban bien. Nada más y nada menos, pero a pesar de todo, sus sentimientos respecto al otro nunca cambiaron.

—¿Qué quieres decir con todo esto?

—Que nadie te va a amar como yo le hice, y nadie me amará como tú lo hiciste. Estoy seguro de eso.

Me quedé en silencio por un minuto, estaba seguro que esa reunión no era para revivir nada.

—¿Por qué?

—Porque no volveremos a vivir lo mismo, Michael. Con todo lo que nos pasó, dudo que alguno vuelva a querer estar en una relación como la nuestra, o al menos no de mi parte. Pero todos esos problemas fueron los que me hicieron ver cuando significabas para mi.

—Nadie pasaría por todo eso solo porque si —admití torciendo mis labios—. Yo no me creo capaz de volver a hacerlo.

—Lo que yo quiero decir es que puedo estar con Phoenix, tú puedes estar con alguien más, pero siempre, sin importar cuanta culpa sienta, tendré ese momento de debilidad por ti. Y no me importa, no es malo, porque mi oportunidad para estar enamorado ya pasó y la aproveché tanto como pude. Nadie dice que te enamorarás de alguien y terminarán juntos, a veces solo es de disfrutar lo que esto dure y seguir adelante cada uno por su camino.

—Me alegra saber que siempre puedo coincidir contigo en cosas así —dije sonriendo—. ¿Estamos bien?

—Estamos bien —asintió.

—Gracias por darme la oportunidad de sentirme así, Luke. Y también por las donas.

Él soltó una carcajada antes de tomar un sorbo de su café, sonrió una última vez y decidió que era momento de irse antes de que todo se convirtiera en una escena dramática y termináramos llorando.

Estuvimos bien, estábamos bien y estaríamos bien sin importar a dónde iríamos, qué haríamos ni quién nos acompañaba. Las cosas para nosotros estaban claras.

Ese era nuestro fin, pero era uno feliz sin duda alguna.

No doubt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora