CAP.12 «FINAL»

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Podría hablar de la dulzura de Jimin conmigo en la semana siguiente, la forma en que se cernía sobre mí, y la lluvia de besos sobre mi piel expuesta cada vez que abría los ojos. Pero la verdad es que yo apenas lo recuerdo. El estar herido ni siquiera comenzaba a explicar la debilidad que me acosaba y me mantuvo en la cama durante todas las horas del día.

Mark estaba conmigo la mayor parte del tiempo, ya que Jimin tenía asuntos en la corte a los cuales hacerle frente. El me hacia compañía, leyéndome los libros y entreteniéndome contándome los últimos chismes. Al igual que Jimin, evito el tema del que yo necesitaba saber.

―No me importan los abrigos, quiero saber lo que ha sucedido con la persona que me ataco. ―le grite una tarde mientras estaba sentado a mi lado.

Empezó con sus suplicas habituales de que no era su deber decirme nada y como debería pedirle al Rey la respuesta, pero una vez empecé a salir de la cama canto una melodía diferente.

―Está bien, mi Príncipe, se lo diré, pero por favor, vuelva a acostarse ―me tranquilizo con sus manos tocando mi antebrazo y su voz suave.― El atacante fue capturado el mismo día. Tenía quemaduras en todo el lado izquierdo de su cuerpo. Sus marcas se habían ido y no había forma de saber quién era el incluso. El Rey se negó a ser indulgente. El llamo a toda la corte y llevo a cabo una ejecución pública. ―la cabeza de Mark se inclino y sus palabras se secaron.

―¿El ordeno una matanza en frente de todo su pueblo? ―pregunte sorprendido.

―No, mi Príncipe. Mi Rey le corto la cabeza al atacante con su propia espada.- Di un grito ahogado, sin poder creerlo.

―Su reino lo odiara por mi ―susurre, dejando caer la cabeza sobre la almohada.

―No, mi Príncipe. Lo que vieron fue la devoción del Rey hacia su Príncipe. Nadie lo juzgara por eso, pero todos lo pensaran dos veces antes de intentar poner sus manos sobre usted otra vez.

―¿Sabes porque me atacan? Casi muero dos veces.

Mark suspiro, como si le doliera lo que me diría
―El nunca hablo de usted, pero si hablo de la injusticia del Rey cuando dejo de lado a los Uralains. Al hombre no le gustaba la casa que se le asigno, y culpo al Rey por su desgracia. La forma más fácil de vengarse, era a través de usted.

―Lo siento… ―susurre, sin saber siquiera porque estaba pidiendo disculpas por los hechos de otro, pero la voz desde la puerta me respondió.

―No te disculpes por algo que no hiciste ―El uso las mismas palabras que yo le había dicho una vez.― Por favor, déjanos solos Mark― Mi Rey dijo mientras traía una bandeja de frutas a la cama.

―Lo siento por causar tantos problemas con el contrato ―le dije.

―Estoy feliz de que pidieras el contrato. Nunca pensé que pudiera ser tan feliz. Ahora, dejemos de hablar al respecto y deja que te alimente. Esta es la primera vez en una semana que te veo lo suficientemente fuerte para jugar conmigo. ―Jimin me sonrió, delineando mis labios con sus dedos.

Le devolví la sonrisa y abrí mi boca, pero en lugar de un beso me dio un trozo de fruta jugosa que casi se derritió en mi lengua. Gemí.

―He echado de menos tenerte a conciencia ―susurro, mirándome a los ojos.

―Yo te extrañe mas ―dije mientras trazaba las marcas en su rostro, mojando mis dedos entre sus labios.

―Nunca me imagine que podría sentir de esta forma hacia otra persona. Pero tú, has cambiado mi mundo. ―Separo la línea de mi cuello, separando las puntas de mi camisón mostrando mi pecho. ― Me sorprendo cada vez que te desvisto, porque tú eres el más bonito amante que he tenido jamás. Me encanta tu piel tan suave bajo mi tacto, y tus pezones fuertes nunca dejan de ponerme duro. Me encantan los sonidos que haces cuando entro en ti, y el sabor de tus labios.

Chupo un pezón, y jugueteo con el otro entre sus dedos, y a pesar de sentirme débil necesitaba que entrara en mí de nuevo. Lo necesitaba. Jimin jugó como siempre, tocando en todas partes, besándome y lamiéndome. Separa mis piernas y se acomodo allí donde podía tirar de mi saco, acariciar mis pelotas y apretarlas, tocar mi pene con movimientos largos y medidos, y torturarme con sus movimientos.

―Pero lo que más me gusta de ti no tiene nada que ver con tu forma de ver ―encontró su mirada con la mía― Es tu manera de pensar lo que me encanta, la curiosidad que es tan natural para ti, la terquedad y la voluntad de superar todos los obstáculos que se te presenten, y la cantidad ilimitada de amor que tienes dentro de ti. No tengo que decirte lo mucho que me importa, lo mucho que me encanta. Lo veo cada vez que me miras, cuando me abrazas, cuando me besas. Sé que nunca habrá otra persona en el mundo que piense en mí como tú lo haces, y que siempre ponga mi bienestar primero. Tú eres dedicado y fiel. Tu eres simplemente perfecto e todos los sentidos.

Estaba llorando en el momento que termino, pero Jimin me sonreía. Sus dedos trazaron mis cicatrices haciéndome temblar y a él le encanto. Mi cuerpo nunca iba a reaccionar de la misma forma ante cualquier persona como lo hacía con él. Estábamos conectados por nuestra magia y nuestra carne, y donde mi contacto no hacía nada para mi, una lamida de él sobre mis cicatrices me enviaba a otra realidad.

―Te amo ―le susurre de nuevo, deseando escucharlo también.

―Lo sé, YoonGi, lo sé ―beso el interior de mi muslo― ¿Qué te parece si intentamos de nuevo hacer un bebe?

Era algo que me hubiera hecho sentir inferior antes, solo una herramienta. Pero de alguna manera, a través de las pruebas y de tener a Jimin siempre a mi lado, había llegado a querer un pedacito de él en otro ser. Quería que él tuviera un poco de mi en otra persona cuando me hubiera ido. Así que asentí con la cabeza, y por primera vez en todos nuestros intentos, lo dije en serio.

Se arrodillo entre mis piernas, el pene y las marcas se veían muy bien, acaricio toda su longitud con un vigor sorprendente, que casi me hizo perder mi propia semilla. Se puso en la piel que cubre la parte superior de mi pene, sin parar de tocar la suya, y cuando se derramo lo hizo en la palma de su mano. Ni una solo vez desvió sus ojos de los míos.

Con una sonrisa maliciosa, se dejo caer hacia abajo, tomando mi pene en la boca y solo entonces froto su semilla en mis cicatrices. El destello de luz ante mis ojos, la reacción explosiva, era algo que ocurría cada vez y el tomaba la oferta con el mismo deleite que hacia todo lo demás cuando se trataba de mi.

Bajar de la cumbre de mi placer me tomo tiempo. Seguí respirando con dificultad, viendo parpadear las estrellas ante mis ojos, y temblando cada vez que sus dedos rozaban mi piel.

―No entraste en mi ―susurre, aunque era algo que había sucedido en alguna ocasión.

―Tu estas sanando y puedo esperar. No me digas que esto no fue agradable para ti. ―sonrió con suavidad mientras mordía un lado de mi cadera.

―No seas ridículo. Nunca he tenido un mal momento contigo. Me haces ver las estrellas, mi Rey.

―Vivo para complacer a mi reino ―bromeo.

―Espero que no los complazcas de la manera que me complaces a mí.- Jimin se echo a reír

―Podría ser increíble, pero no tengo energía ilimitada. De hecho, creo que mi Príncipe ser mi muerte una vez que se recupere –se arrastro por mi cuerpo y tomo mis labios en un beso.

―Ah, pero yo soy más que una conquista, un Príncipe de nombre ―me pellizco los pezones haciéndome jadear.

―La conquista de un rey no puede ser solo un Príncipe solo de nombre. Te conquiste para que puedas gobernar conmigo ―me lamio la barbilla y me beso de nuevo.

―Mi Rey ―grite― Conquísteme de nuevo.

Y así lo hizo.

La Conquista Del Rey. «J I M S U»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora