Penúltimo capítulo.

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"Lo que no te mata, te hace más fuerte"

Habían pasado dos días desde que Robert había recibido la carta y había decidido no decirle nada a Lauren por su bien. Tenía la extraña sensación que pronto Lauren también se enteraría, podía sentir como todo se derrumbaría de nuevo, pero él estaría junto a Lauren a pesar de todo.

Se acercó a la ventana de su oficina, donde podía alcanzar a ver las calles de la ciudad de Filadelfia y una lágrima se derramó por su mejilla. ¿Dónde estaría Camila? Si pudiera, la buscaría y la haría recapacitar, y no por él, sino por su amiga, porque había confesado amarla más que a nada, y ella solo había abandonado a Lauren sin más que un pedazo de papel.

Robert se maldijo mentalmente. Maldijo a Camila. Maldijo a todo a su alrededor.

Empezó a hiperventilar. Se desabrochó los botones de su camisa y desnudó su torso mientras se jalaba los cabellos con agresividad y repulsión.

- ¡¿Por qué demonios lo hiciste?! - gritó a los aires pretendiendo tener a Camila frente a él.

Se giró después de escuchar que abrían la puerta. Reconoció la figura de la chica. Era una alumna suya, pero, ¿cómo se llamaba?

- Profesor Robert. - musitó la chica.

Robert la miró con confusión, intentando averiguar de quién se trataba. La chica se dio cuenta de su confusión.

- Ally. - pronunció alto y claro. - Ally Brooke, su alumna de sexto.

- Oh, Ally. Se limpió la lágrima que se había derramado momentos atrás y se puso la camisa de nuevo. Ally lo miró con gracia mientras cerraba la puerta detrás de él.

- Dime, Ally, ¿en qué puedo ayudarte? - le preguntó Robert sin ganas.

- Supongo que a estas alturas se ha enterado de la partida de Camila. - le recordó la chica. - Y supongo que las noticias no le han caído tan bien.

- Supongo que eres su amiga y que entiendes y sabes que mantuvimos una relación meses atrás. Por supuesto que no lo tomaré de buena manera. - dijo Robert enojado.

- Lo entiendo, pero no puede juzgarla tan rápido.

- ¿Y tú qué sabes de juzgar? - replicó Robert con agresividad.

- Lo mismo que usted, profesor.

Robert la miró con suspicacia.

- Como quisiera decirle tantas cosas...

- Dígaselas. Pretenda que yo soy Camila y dígame lo que le diría si estuviera frente a usted. No puede odiarla para siempre.

Ally dio un paso al frente quedando algo cerca de Robert. Él sopesó las palabras de Ally hasta que al final se imaginó a Camila frente a él.

- ¿Crees que es así de fácil zafarte de lo que te da miedo? Lauren te ama, te ama tanto que cuando se entere que te largaste enloquecerá, se irá del país como lo hizo cuando se enteró que Keana tenía cáncer y supo que no podía hacer nada. Va a encerrarse en su propio abismo y todo será porque no pudiste decirle que esto te daba miedo. ¡¿Acaso eres idiota?! Siempre creí que serías más inteligente, creí, creí, creí. Pero me equivoqué, eres la persona más cobarde y egoísta que jamás conocí, no te mereces el puesto de Keana, no eres digna. - soltó Robert. - ¿Sabes que es lo peor? Que aún a pesar de todo lo idiota que has hecho eres jodidamente perfecta, te mereces todo el amor del mundo por ser como eres, por refugiar tus sentimientos e intentar dar lo mejor. Te odio por como sonreías estúpidamente cuando mis chistes eran malos, por tu precioso cuerpo y tus hermosos ojos. Hay incontables cosas buenas en ti, pero lo que más extraño y siempre extrañaré hacer... - empezó a acercarse a Ally, Robert podía sentir a Camila manifestada en el cuerpo de su amiga.

sex instructor; camren g!p.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora