Capítulo 5.

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[Narra Justin]

"¿Subes?" Posicioné mi gran moto al lado de Nicole para que subiera a lo que ella contestó con una mueca en su cara, no estaba muy convencida, pero de pronto noté una mano que se apoyaba en mi espalda. Ella había subido. "¿A dónde?" dije riendo.

"Calle Orlando, nº46, por favor"

"Por su puesto" Casi saliendo del aparcamiento de la universidad parecía que  Nicole no estuviera detrás mía sentada, pesaba poco. "Si quieres puedes agarrarte a mí, no me importa" Dije girando mi cabeza para comprobar que realmente ella estaba allí.

"No, voy bien así" Pude comprobar que estaba agarrada a los lados de la moto, volví a mirar hacia la carretera al mismo tiempo que arrancaba de nuevo saliendo totalmente mientras negaba con la cabeza a la vez que reía en mi interior, 'chica difícil' pensó mi cabeza.

Podía notar su respiración en mi nuca. La de veces que he llevado a chicas al igual que a ella, morenas, castañas, rubias... Con ojos azules, verdes, marrones... Se podía decir que soy un rompecorazones, o así me llamaban en Canadá, mi ciudad natal, el mote me lo pusieron mis amigos, Ryan y Chaz.

El camino fue totalmente en silencio. De vez en cuando giraba mi cuello para mirarla, ella ponía caras, más bien, muecas, no le gustaba mucho la idea de ir en la moto de un desconocido pero, ¿qué otra opción tenía? Pasados unos 10 minutos pude ver un cartel en el cual ponía la calle que anteriormente ella mencionó.

"Es justo allí" Señaló la cuarta casa más cercana.

"De acuerdo" Estacioné el vehículo al lado de la acera, para que Nicole pudiera bajar fácilmente.

"Gracias Miller, te debo una" dijo ella girando sobre sus talones y desapareciendo por la puerta principal de la que era su casa. No pude evitar sorprenderme porque sabía mi nombre, ella me había dicho antes que no nos conocíamos. Rasqué la parte anterior de mi cabeza y una sonrisa escapó de mis labios.

Arranqué mi moto de nuevo, esta vez en dirección hacia mi casa, el trayecto no fue muy largo, en cuanto llegué a esta tiré mi bolsa de deporte a la lavadora, sin comprobar nada y me dirigí hacia el baño más cercano a mi habitación, por la que pasé primero para coger mi pijama, eché el pestillo del baño para seguidamente deshacerme de toda mi ropa y cambiarla por las prendas que usaba para estar por casa, ya que ya me había duchado después del partido que ganamos, salí del aseo y crucé todo el pasillo hasta llegar al salón, donde estaba Jack.

"Hola cabronazo, ¿qué haces?" Choqué su mano y me senté en el sofá junto a él.

"Ey Justin, viendo si ponen algo interesante en la televisión"

"¿Ha habido suerte?" dije riendo.

"Me temo que por ahora no" Jack apagó la televisión. "¿Te ha contado Eddie sobre esa chica que tanto le gusta?" Preguntó alzando una ceja.

"Oh sí, ¿cómo se llamaba?" Pasé las manos por mi cara.

"Se llama Alex, ya sabes, la amiga de Nicole"

Abrí los ojos como platos. "¿Nicole?"

"Sí tío, es una de las chicas más populares de todo Memphis y está buenísima, como se nota que eres nuevo" dijo riendo y dándome un golpe en el hombro.

"¿A qué no sabes quién ha llevado a esa tal Nicole en su moto?" dije moviendo las cejas de abajo a arriba seguidamente.

"Oh Miller, ya estabas tardando en perder el tiempo" Puso sus ojos en blanco.

"Tampoco es para tanto" agité una mano con desdén. "Es una chica cualquiera, con un buen culo, pero simplemente una más". Guiñé mi ojo izquierdo.

"Eso ni dudarlo" Rió. "Hace más deporte que tu y que yo juntos"

"Así que, ¿le espías?" Una carcajada salió de mi garganta.

"No tío" dijo Jack riendo. "Pero me la encontré varias mañanas corriendo por el parque principal"

"Sí, claro" Puse un tono poco creíble en mi voz, justo como quería. 'Así que por las mañanas en el parque principal' pensé con una sonrisa en mi interior. "Me voy a la cama man, nos vemos mañana"

"Hasta mañana, pero que conste que no la espío" Puso su dedo índice en alto.

"Que sí" Mi pecho tembló debido a que guardaba mi risa mientras que desaparecía por el pasillo en dirección a mi gran habitación. El piso no era extremadamente grande, pero mi habitación era lo suficiente para mí, enfrente estaba la de Jack, mucho más pequeña, eso le pasó por elegir tarde.

Quité todas las cosas que había encima de mi cama, de dos plazas, y desprendí la sábana de encima de la cama tan bien hecha para depositarme dentro poniendo por encima de mí esa sábana recién lavada. El cansancio me pudo y caí dormido en unos minutos.

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