Hello baby!

¡Es una niña!

[Izaya]

Sé lo que están pensando justo ahora: "cómo pasó esto?"

No necesitan dormir, necesitan respuestas y bla bla bla... Bueno, es justo lo que quiero explicarles.

Fue una verdadera sorpresa, ni siquiera nosotros sabíamos cómo pasó.

Y, por favor, no empiecen con sus teorías absurdas... ¿Qué cuáles teorías? ¡No se hagan los inocentes! He googleado mi propio nombre más de una vez y debo decir que los resultados me generaron uno que otro trauma. De una vez quiero aclarar que esa cría no-nació-de-mí, ¡rayos, sí que pueden hacerse ideas extrañas! ¿Cómo creen que yo...? ¿Que yo me metería con...? Ugh, eso jamás sucederá. Aún no caigo tan bajo.

Verán, aproximadamente a mediados de abril, la bestia y yo recibimos un mensaje un poco extraño de parte de Celty... Claro, en ese momento yo no sabía que también a él le enviaron el mismo mensaje.

Literalmente decía "tienes que venir, es urgente". Sólo eso.

Al principio pensé que se trataba de una broma, pero no; lo decía muy en serio.

Incluso le llamé a Shinra y me confirmó que en verdad se trataba de un asunto muy delicado y que me incluía.

En silencio repasé todas las "maldades" que había hecho en la semana, pero no había ninguna que me afectara directamente y tampoco que los incluyera a ellos. En fin, no perdía nada con ir. Además, la curiosidad me tenía intrigado.

Cuidado con la curiosidad, pequeños, la curiosidad mata a los gatos. Mueren sabiendo, sí, pero ya no pueden hacer nada con ese conocimiento.

En fin... Cuando llegué, me enteré que no era el único invitado.

¿Adivinan quién estaba en la puerta con su cara de malhumorado y su... su...bestialidad repulsiva?

¡Sí, nada menos que el rubio oxigenado de Shizuo!

Me acerqué silenciosamente, tratando de que ni el viento no me delatara -¿sabían que reconoce mi olor? No sé cómo sentirme respecto a eso-, por desgracia, antes de que pudiera hacer algo, Shinra abrió la puerta y nos saludó en voz alta a ambos.

-¡Izaya! ¡Shizuo! Qué bueno que llegaron, adelante, pasen -Traía unas ojeras increíbles, como si se las hubiera pintado con tinta china y agitaba suavemente una sonaja rosada en su mano. Sí, ya saben, uno de esos juguetes raros para entretener bebés. Sinceramente no tengo idea de cómo funciona eso, digo, sólo hace ruido y es fastidioso.

La cosa es que desde que ví la sonaja me pareció un mal augurio, de alguna manera, sabía que lo que se avecinaba iba a ser un dolor de trasero.

...Oh, mierda, les he hecho mal pensar otra vez, ¿cierto? Debería escoger con más cuidado mis palabras.

- ¿Qué haces con eso? -Le pregunté de todas formas. Shinra miró la sonaja en su mano, como si recién se diera cuenta que la tenía ahí.

-Hum... será mejor que se los muestre, no es lo mismo que se los diga a que lo vean con sus propios ojos; ¿pueden quedarse aquí un momento y no destruir nada? -Dicho esto, se retiró a su habitación, dejándonos solos.

Como si se tratara de un acuerdo implícito, Shizuo se retiró a una esquina y yo a la otra. Recuerdo muy pocos silencios así de incómodos.

-Te estás portando muy bien, Shizu-chan, recuérdame darte una galletita más tarde -Me burlé sacándole la lengua e inmediatamente cayó en la trampa... Pff, el muy idiota.

- ¡Cierra la boca, pulga! -Gruñó caminando amenazante hacia mí, como si quisiera intimidarme, ¡Ja! ¡Como si yo le tuviera miedo!

- ¿O harás qué? -Lo provoqué sacando mi navaja, preparado para clavársela en el pecho.