Poco después de que salieran a la calle -con la niña en brazos de Shizuo- Mitsu echó una mirada a su alrededor, reparando en la ausencia de algo. Entonces rompió a llorar y patalear.
— ¡Nos la acaban de dejar! ¿Qué hiciste?
—Yo no le he hecho nada.
—Algo debiste hacer, los niños no lloran sin motivo —Replicó el informante, mirando alrededor preocupado porque los transeúntes volteaban la cabeza con curiosidad debido a los berridos de la niña.
Tenía que pensar en algo para evitar que alguien se enterara de su parentesco con la niña. Muy aparte de los rumores que eso podría generar, era peligroso para la pequeña porque Izaya no era una persona exactamente apreciada en la ciudad.
—Ya... Ya, Mitsuki, no llores —El rubio intentaba mecerla torpemente, pero ella sólo se quejaba más fuerte y agitaba los puños dando golpecitos inconscientes sobre los hombros de su padre.
—Oh, sí, seguramente va a tranquilizarse con eso.
Shizuo pasó por alto la burla, se dio cuenta qué la niña buscaba algo en ambos adultos.
— ¿Qué pasa? ¿Qué quieres? —Preocupado decidió hacer algo que jamás habría creyó que haría en una situación desesperada: pedirle ayuda a su enemigo— Oye, Izaya, creo que...
Alzó la vista para mirarlo y lo encontró tecleando a toda velocidad en el teléfono, ¿cómo podía chatear y caminar sin caerse? Mejor dicho, ¿por qué lo estaba haciendo justo ahora?
— ¿Qué se supone que haces?
—Dame un minuto, estoy investigando en internet... —Contestó haciéndole una seña para que esperase— Bien, ya tengo algunos resultados, los ordené en escala de mayor a menor probabilidad: Michu puede tener...
—Es Mitsuki —Le corrigió el rubio aún meciendo a la chiquilla, que cada vez parecía más desesperada. Aprovechando su altura, echó un vistazo al teléfono ajeno— ¡No estás investigando, estás en Twitter!
—Las redes sociales también sirven para conseguir información —Se defendió Izaya sacándole la lengua como un niño pequeño— En fin, Michu...
—Mit-su-ki.
—Sí, sí, como sea —Replicó Izaya— Podría tener cólicos, hambre, frío, calor, el pañal sucio, tiene sueño, le molesta el ruido o la luz.
—No parece tener muchas ganas de dormir, en realidad, ni siquiera ha bostezado. No hay calor y está bien abrigada.
— ¿Revisaste sus pañales?
—Eso se anuncia por sí solo.
—Entonces... —Volvió a revisar el teléfono— ¿Dolor de la dentición?
— ¿Cómo que dentición? ¿Que no ya tiene su dentadura completa?
— ¿Cómo voy a saberlo? No he revisado su boca.
Sólo por precaución -y curiosidad-, Shizuo intentó empujar hacia arriba el labio de la bebé para revisar sus encías; irritada, la chiquilla abrió la boca y mordió con toda la fuerza que tenía el dorso de la mano de su padre biológico. El rubio retiró la mano de inmediato y la agitó por el dolor. Para estar tan chica, sí que mordía fuerte.
— ¿Y bien?
Heiwajima contestó observando la marca de la mordida, contando la impresión de cada diminuto dientecito, en tanto que Michu hacía muecas de disgusto.
—Uno, dos, tres... Cuatro dientes... Y sangre.
— ¿Tuya?
—Supongo.

ESTÁS LEYENDO
Hello baby!
FanfictionEn la tranquila -no tan tranquila- ciudad de Ikebukuro, hay un nuevo alboroto. La gente no deja de hablar de ello, circulan todo tipo de rumores y teorías por internet, es la noticia bomba del año. Aunque claro, ¿qué podía esperarse de esos dos? Sie...