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—¿Te gusta nuestro nuevo hogar? —MinHo me miraba ansioso.

—Ya me da igual —Suspiré—. No es como si fuera interesante conocer un lugar nuevo con papá.

No dijo nada más. Él se sentía de la misma forma.

A mis diecisiete años ya había vivido en varios países. Ahora era el turno del lugar en donde creció mi padre, Corea del Sur.

Yoon SukHwan, mi papá. El dueño de una las empresas tecnológicas más importantes del momento siempre ha pensado que una actitud perfecta trae beneficios a largo plazo, y al ser tan importante su imagen, siempre trató de protegerme a mí, y a mi hermano adoptivo, MinHo.

Choi MinHo, quien tiene tres años más que yo, ha sido una de las únicas personas por quien he aguantado todo este tiempo. ¿Y cómo no hacerlo? Su paciencia ha sobrepasado límites conviviendo tanto tiempo con alguien como yo. O como me describe mi querido padre; maleducada y desinteresada.

Entré a la gran casa y me quedé observando fijamente cada rincón. Si algo sabía, era que no estaríamos mucho tiempo en un mismo lugar. Di un gran suspiro.

Un sonido me sacó de mis pensamientos. Un momento atrás, una de las personas que se encargaron de traernos a MinHo y a mí a nuestro nuevo hogar, me dio un nuevo celular, el cual se encontraba sonando.

—¿Hola?—Contesté.

—Hija, ¿te gusta nuestro nuevo hogar?

—No está mal—Me encogí de hombros.

—Ya te acostumbrarás—Apostaba a que en ese momento estaba más ocupado en los asuntos de la empresa, que en su hija —. En dos días podrás seguir con tus clases, no te preocupes. Contraté a los mejores maestros.

—¿Seguiré estudiando en casa?—Me quejé.

—Siempre ha sido así.

—Lo sé, pero pensé que—

—No dejaré que vayas a una preparatoria normal, no cuando tienes que aprender a manejar la empresa —Dijo con voz normal.

—Sí, sí.

No lo comprendía. Nunca lo iba a hacer. Lo dejaba bastante claro cuando decía que mi prioridad iba a ser encargarme de nuestro apreciado patrimonio familiar.

—Te veré más tarde, aún tengo que arreglar varias cosas.

Colgó sin siquiera esperar a que le diera una respuesta.

Estaba claro que iba a morir sola. Ni siquiera tenía amigos.

—_____, ¿has visto tu habitación?—MinHo habló mientras bajaba las escaleras.

—No me interesa.

—Vamos, está bien. Tampoco me gusta vivir así, pero, no es como si tuviéramos otra opción.

—¡Es que estoy harta!—Patee algunas  de las cajas que se encontraban frente a mí—Quiero salir, tener amigos y esas cosas que hacen los de mi edad… de hecho no tengo ni la menor idea de como es la vida de alguien normal. Papá me odia.

—Él te quiere, mucho. Sólo… lo demuestra a su manera—Intentó consolarme.

Le miré incrédula y me fui de ahí. Subí al segundo piso y entre varias puertas, pude encontrar mi nueva habitación.

Siempre me pregunté qué sentido tenía el dinero. Tantas personas viviendo sólo por ello, y en cambio, si yo pudiera, lo dejaría todo por una buena vida, por algo que no fuera tan monótono.

Love is like that → TaekWoon ✧ LeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora