La hora de la verdad

818 19 0
                                    

Estamos en su coche dirigiéndonos al lago más cercano, que está a unos 40 min de mi casa. El coche de Amy es un Mercedes rojo y lujoso pero, por lo que me ha contado en este trayecto al lago, se lo puede permitir. Trabaja en una de las revistas de moda más importantes de nuestro país, redactora jefa. No sé exactamente qué tiene que hacer, pero ya con lo de "jefa" parece importante.
Los últimos minutos del viaje, me dedico a pensar que bañador se habrá puesto hoy. Pero al llegar allí me sorprende que no lleve un bañador, sino solo un bikini que se compone de un tanga azul cielo...
Menos mal que no hay mucha gente en el lago, sino estarían todos los babosos mirándola. Y es que, yo no puedo parar de hacerlo.
Me siento ridícula con el bikini que me he puesto yo; nada del otro mundo, un bikini normal y poco favorecedor en comparación. Sin embargo, Amy consigue animarme cuando, nada más quitarme la ropa, me dice "Wow, creo que este bikini te queda increíble, el rojo es tu color!"
Amy se pone a tomar el sol la mayor parte del tiempo, y yo me dedico a observarla y pensar. Al final del día, cuando volvemos a casa, tengo tomada una decisión.
"Hola, tenemos que hablar. Mañana en mi casa a las 10?"- me lo pienso un poco y... lo envío. Ahora no estoy segura de haber hecho lo correcto, pero llevo varios días comiéndome la cabeza y creo que es lo mejor.
9:59 Amy se ha ido a hacer la compra (lo cual debería de haber ido yo, pero se ha ofrecido a hacerlo ella... si es que, está en todo!). Y eso me deja una media hora para estar con Mat. Justo cuando estoy ensayando lo que le quiero decir, toca timbre. Va muy desaliñado y huele a alcohol, creo que ayer tuvo una noche loca. Le invito a hablar y a subir a mi habitación, lo cual es una mala idea porque acabamos yéndonos por las ramas.
- Hola preciosa- me dice mientras se acerca demasiado a besarme. Al ser mucho más grande y fuerte que yo, no puedo esquivarle y acabo por besarle yo también.
El beso se prolonga hasta que empieza a sacarme la camiseta. Oh no, esto no está yendo como había pensado, pero tampoco está mal decírselo una vez haya acabado, no?
Así que le dejo que siga quitándome la ropa y luego se la quito yo. Busca un condón en el bolsillo del pantalón, ahora tirado por el suelo, y se dispone a ponérselo.
- Creo que deberíamos de hablar- le interrumpo antes de que sea demasiado tarde.
- Eso podemos hacerlo luego, no me cortes ahora bonita.
Así que dicho y hecho, terminamos y me pongo de pie nerviosa para hablar.
- Mira... creo que ninguno de los dos realmente está enamorado del otro. Solo nos gusta el sexo... y aunque no está mal, yo quiero más. Y sé que eso no me lo vas a poder dar tú. Sé que hemos pasado mucho...- pero no consigo terminar la frase que me interrumpe con un beso en los labios.
- Muñeca, relájate. Cuándo te has convertido en una chica que necesita bombones y amor? Teniendo sexo, lo tienes todo!
Pero al ver que mi cara niega lo que está diciendo, continúa:
- Bueno, llámame cuando quieras liberar tensiones. O mejor, llámame cuando Amy quiera  follar en condiciones, a esa tía si que me la follaba. Ahora me voy a dormir guapa!
Y así unos meses de mi vida desperdiciados con este hombre. Asqueada le obligo a salir de mi casa y le cierro la puerta en la narices. Pero quién se cree que es!
Ahora, el problema mayor. Amy está a punto de llegar, y no sé si es bueno comentarle lo que tengo pensado.
Empiezo a hacer la comida para cuando llegue, es un poco pronto pero me mantiene ocupada. Hasta que ella llega y se fascina por lo bien que huelen mis macarrones con queso. No soy muy buena cocinera. Guardamos entre las dos la compra, ponemos la mesa y empezamos a comer.
- Amy, tengo algo que contarte...- pero al no saber por dónde seguir, solo le digo: Hoy he roto con Mat!
- Oh no cielo, no te pongas mal- y levantándose de la mesa, se acerca a mí y me da un abrazo- ya verás que volveréis a estar bien!
Ahí es cuando me vengo abajo y empiezan a caer lagrimitas por mis mejillas. Lo cual hace que Amy me abrace más fuerte.
- No es eso... no quiero volver con él. Y es que, desde que has llegado tú, no quiero estar con nadie más. Me fascinas, eres interesante, simpática, estás increíble. Y la lista seguiría hasta el infinito...
Es inaguantable el silencio que se crea tras decir estas palabras. Hace que me sienta idiota por pensar que ella sentía algo. Pero a los 3 min, que se me hacen eternos, rompe el silencio.
- Cielo, tengo muchas cosas que decirte. Yo...

Un mes de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora