t r e s

336 35 10
                                    

¿Conocer a Min YoonGi? Conocerlo. Hablar con él. Eso significaba estar cerca de él. Al principio me pareció una mala idea. No servía para tener amigos, ya que de alguna forma u otra, todos estos desaparecían y se alejaban de mí. Hace años que no tenía un amigo de verdad, aquellos con los que puedes contar en lo que sea y que se preocupan por ti. Para mi, eso era ya inexistente. Sin embargo, luego de una hora de estarlo pensando, me pareció que no sería tan malo después de todo. Tenía que intentarlo. Y no me podía quedar con las ganas si no lo hacía.

Pero luego millones de preguntas se originaron en mi mente, como por ejemplo, ¿cómo? ¿Cómo podría acercarme a él y cuidarlo discretamente por su salud? Estaba claro que YoonGi no era muy amistoso y no tenía la intención de serlo, según sus actitudes. Tal vez lo primero que tenía que hacer era borrar ese aura que llevaba consigo, que era el porqué nadie se acercaba a él. Yo tenía que hacerlo. Iba a dar el primer paso. Estaba decidida a hacerlo.

—¿Qué haces aquí?—una voz familiar interrumpió mis pensamientos. Sacudí mi cabeza, volviendo a la realidad. YoonGi estaba sentado sobre la camilla, pero esta vez menos pálido. Sus ojos se veían entrecerrados por la siesta larga que había tenido.

La enfermera se había ido hacía ya una hora, por lo que me había quedado sola a su lado, pensando qué hacer al respecto.

Me puse en pie, un poco alarmada.

—¿Te encuentras bien? ¿Quieres tomar algo fresco? —le ofrecí buscando un vaso y llenándolo desde el soporte del bidón de agua de la enfermería. Él lo recibió frunciendo el ceño, pero aún así lo tomó con sus delgadas manos. En menos de dos segundos, el vaso se había quedado vacío.

—Supondré que quieres más —reí para mí, volviendo a llenar el pequeño vaso. Mientras lo hacía, noté su mirada en mis movimientos, como si quisiera perforarme con lo ojos.

—Respóndeme. ¿Qué haces aquí? —volvió a preguntar.

Si me dieran un centavo por las veces en las que YoonGi me había preguntado eso, de seguro sería millonaria.

Suspiré —Te desmayaste en el salón. Luego llamé a la enfermería y aquí estamos. Pasaron dos horas desde entonces. Tus padres no vendrán, lo siento —dije esto último casi susurrando, con una mueca. No quería herir sus sentimientos, pero al parecer tampoco le interesaba, ya que sacudió su cabeza como diciendo que eso ya lo suponía.

—¿Y por qué sigues aquí? No me conoces, ni yo a ti.

—No quería dejarte solo —murmuré, pareciendo una estúpida. En mi cabeza sonaba más lindo.

Él se rió con sarcasmo, poniéndose en pie, pero aún así fallándole un poco las piernas. Dejé el vaso en el escritorio y fui hacía él, apoyando su brazo sobre mi hombros y obligarlo a sentarse nuevamente.

—Aún no estás en condiciones de levantarte, YoonGi —le dije un tanto enojada. Él sacó su brazo de mis hombros, molesto.

—¿Por qué haces esto?

—¿Podrías dejar de hacer tantas preguntas? —rodeé los ojos con exasperación, sentándome nuevamente en la silla en la que estaba antes.

—Lo haría si contestaras al menos la mitad de ellas.

—Está bien —Me deshice del aire que contenía.—Te ayudo porque nadie más lo hace y punto.

Vi cómo su expresión cambiaba, tratando de buscar una respuesta a aquello.

—Pero descuida —continúe. —Nada de lo que tú hagas me detendrá.

Indiferente⇝Min YoonGi {short}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora