n u e v e

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Convencer a YoonGi de que viniese a mi casa a cenar el Sábado por la noche no había sido una tarea fácil.

Constantemente se lo recordaba, pero él no hacía el más mínimo esfuerzo para aceptarlo. Me repetía una y otra vez que era muy apresurado y que temía decepcionar las expectativas de mis padres, diciéndome que él no era perfecto y que de seguro ellos harían lo que fuese para sacar sus defectos al exterior. Y yo simplemente le respondía que a pesar de todo, a mi me gustaba tal cual era él y que no debía fingir, que mis padres lo aceptarían.

Sin embargo, cuando YoonGi se presentó en mi casa a la hora exacta en que lo cité, se mostró lo más caballeroso posible. Una nueva faceta de él se mostraba ante mí, produciéndome una alegría increíble. Sentía cómo quería gustarle a mis padres y de hecho, lo hicieron. Pero antes de que lo hiciesen, lo sometieron a un interrogatorio que duró aproximadamente una hora. Aquellos fueron los minutos más desesperantes de mi vida y estaba segura que la de él también.

Mi padre empezó a preguntarle sobre qué haría YoonGi en algún futuro y él simplemente contestó que planeaba seguir estudiando, a pesar de ver en sus ojos la mentira reflejándose. Yo sabía perfectamente que esos no eran sus planes; no obstante, no dije nada, ya que mi padre dejó mostrar una pequeña sonrisa de satisfacción y siguió preguntando sobre su vida.

Salió a la luz cosas que ni siquiera yo sabía, sobre los nombres de sus padres y a qué se dedicaban para vivir. Me impresionó lo suelto que se hallaba YoonGi en esos momentos. Era como si cada cosa que dijesen mis padres le interesase pero aún así estuviese relajado.

La cena transcurrió de lo más normal posible, a pesar de que se sentía un ligero nerviosismo, pero nada grave.

—Tu rostro YoonGi se me hace familiar de alguna parte, ¿nos hemos visto anteriormente? —preguntó mi madre, a lo que YoonGi negó con la cabeza, frunciendo el ceño.

Aún así, noté en él algo diferente. Pero no le di importancia.

Cuando mi madre dejó el postre sobre la mesa, mi padre comentó algo que dejó a YoonGi helado en su asiento.

—Al principio, cuando mi hija me comentó sobre ti, pensé que serías de aquellos chicos que sueñan con volverse músicos y, posiblemente, fracasar en el intento. Me alegra que no sea así en tu caso.

Mordí mi labio inferior, con los ojos abiertos, observando a YoonGi en su lugar. Estaba completamente quieto, respirando forzosamente. A pesar de que no dijo nada, se notaba que aquel comentario lo había molestado de tal manera que presionaba su mandíbula con fuerza.

Respiré hondo, tomé un poco de agua, y simplemente le sonreí a mi padre, aunque por dentro quería explotar. ¿Cómo se atrevía a decir ese tipo de cosas? No sabía qué hacer; y no podía imaginarme lo que cruzaba por la cabeza de YoonGi en esos momentos. Parecía cómo se había envuelto en sus pensamientos, sin levantar la cabeza.

Y de esa forma transcurrieron los minutos. Mis padres hablando sobre cosas que no comprendía, ya que no le prestaba atención en lo absoluto, mientras miraba a YoonGi comer su postre en silencio.

Cuando mi padre soltó una carcajada sobre un comentario de mi madre, me puse de pie rápidamente, sin ya poder contenerme a mí misma de hacer una locura.

—Papá —dije en voz baja.

Mi padre dejó de reírse y miró hacia mí.

—¿Ocurre algo, hija? —preguntó mi madre.

Yo asentí con la cabeza, cerrando mis manos en un puño, respirando entrecortadamente.

—Se que a ustedes les disgustan aquellas personas que tienen el deseo de llegar a ser músicos algún día, y que de hecho prefieren que se gradúen de abogado o doctor. Pero, déjenme decirles algo —los miré a los ojos a ambos, nerviosa en parte por lo que estaba a punto de decir—. YoonGi es un chico increíble. Y al serlo, lleva consigo sueños que para algunos podrían llegar a ser imposibles. Pero para él no. Yo sé que luchará para conseguirlo, ya que la música es su vida. No me lo dijo, pero de alguna forma lo sé.

Indiferente⇝Min YoonGi {short}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora