Señal 1: Le tomas de la mano.
Los Jóvenes Titanes no me pertenecen.
Ellos siempre tratarían de llevar su relación en secreto. Aún que no llevaban mucho tiempo saliendo, ellos evitarían que los demás se dieran cuenta que algo sucedía entre ellos. Normalmente, Raven y Chico Bestia no harían nada en lo absoluto para dar a conocer a sus compañeros de equipo su relación; se mantendrían alejados el uno del otro, evitarían cualquier diálogo prolongado, e incluso evitarían miradas delatadoras.
Pero, era en momentos como esos, en los que se darían el lujo de arriesgarse a ser descubiertos y harían algo pequeño juntos.
Aunque fuera la cosa más simple de todas.
—¡Yo sabía que Slade estaba detrás de todo eso! ¡Lo sabia!—gritaba Robin, bastante molesto consigo mismo por haber perdido pista de su enemigo más grande. Había golpeado la mesa del comedor, haciendo que las bebidas dieran vueltas peligrosamente cerca de los bordes del vaso.
—Robin, cálmate por favor, no es culpa tuya que Slade se haya ido — lo consolaba Starfire, quien había posado su mano en el hombro del pelinegro, quien, a su vez, estrellaba su cabeza una y otra vez en la mesa de madera.
—Sí, Slade, bla bla bla —intervino Cyborg—. Mejor hablemos de cosas más importantes. ¡Buffete carnívoro de todo lo que puedas comer!
El androide había preparado una gran variedad de carnes de todos los tipos, sobre una delgada capa de lechuga, servidas en charola de plata. Literalmente.
Y no pasó mucho tiempo para que Chico Bestia protestara.
—¡Viejo! ¡¿Cómo te atreves a arruinar semejante manjar con tu carne asquerosa?! —dijo mientras deslizaba una lechuga del fondo, la colocaba en su plato y, con una servilleta, la limpiara de la forma más cuidadosa posible, como si le estuviera limpiando una raspada a un recién nacido.
—Lo que yo me pregunto es cómo te atreves a arruinar semejante majar con tu lechuga asquerosa —debatió el mitad máquina, tomando con su tenedor el pedazo más grande de carne que encontró.
Raven, quien no había pronunciado palabra hasta ese momento, simplemente se limitó a tomar un pedazo de carne y un poco de ensalada y dejarlos sobre su plato, luego posó ambas manos en su regazo.
Suavemente, mientras el callado murmullo de la hora de la comida se hacía presente, sintió como una mano suavemente tomaba la suya y le daba un ligero apretoncito. No necesitaba voltear para saber quién era.
Garfield.
Al mismo tiempo que estiraba el brazo para tomar su taza de té y darle un sorbo, regresó el apretoncito que su novio le había dado. Cuando, se llevó un pimiento a la boca, sintió como sus dedos eran entrelazados con los dedos enguantados de Chico Bestia. Y, durante toda la cena, percibió el calor que irradiaba la piel de su novio.
Hablaron de mil y una cosas mientras comían, pero Chico Bestia y Raven secretamente estaban tomados de las manos durante todo ese tiempo
Señal 2: Quieres pasarte la aternidad acurricado con esa persona.
Ella tenía la espalda presionada contra su pecho. Él la abrazaba por la cintura, acercando su cuerpo al suyo. Una de las manos de ella descansaba sobre el brazo de él, mientras la otra le daba soporte a su cabeza recostada.
Así habían estado por los pasados diez minutos, aunque también podrían haber sido una eternidad, Chico Bestia no estaba seguro.
Tenía los pulmones empapados de su suave perfume, la nariz pegada a su cálido cuello. Su cara estaba enterrada entre su cabello, aspirando el aroma que este desprendía.
Sintió que ella cambiaba de posición y abrió los ojos mientras su chica se daba la vuelta y se acurrucaba contra su pecho una vez más. Sonrió. Volvió a cerrar sus ojos mientras sus manos viajaban hacia su pequeña espalda. Pasó otra eternidad así.
Luego abrió los ojos sólo para encontrarse con un enorme par de ojos violetas que lo observaban detenidamemte, hurgando en su alma. Sonrió una vez más. Hubiera querido decir algo, pero no quería romper ese silencio perfecto, así que mantuvo la boca cerrada. Se perdió en el mar violeta que tenía en frente. Estaba tan cerca de ella que sentía su aliento cálido chocando en su cuello, su aroma a té de hierbas. Lentamente se fué acercando a ella, acercando sus labios a los de ella.
—¿En qué piensas? —preguntó Raven por encima de su libro, sacando bruscamente a Chico Bestia de sus pensamientos.
El chico sonrió.
—Nada —dijo, mientras se reprendía mentalmente por soñar despierto

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HISTORIAS de BBRAE
RandomACA PONDRÉ DISTINTA HISTORIAS PARA QUE LEAN Y PONDRÉ EL NOMBRE EL CREADOR . YO SOLO QUIERO QUE LEERÁN DISTINTA HISTORIA DE OTROS LADOS NO SOY YO LA ESCRITORA CREDITO A LOS ESCRITORES Y ESCRITORAS SALUDO BYE