Faltaba un par de días para las elecciones y el candidato opositor había elegido nuestra ciudad para cerrar su campaña, tal como lo había hecho en octubre, oportunidad a la que asistí pero me comporté de manera tal, que dudaba que me dejarían ir en esta nueva concentración.
-Eso fue hace unos meses, ahora sé como me debo comportar en ese tipo de eventos -rogaba.
-No, te quejaste mucho esa vez - exclamaba mi madrina, quien era la que estaba organizando la movilización familiar.
-Denme otra oportunidad, ¡por favor! - le suplicaba, ya casi dándome por vencido.
- ¿Sabes qué?, podrás ir con nosotros, pero si te quejas ya sabes que no nos vamos a mover de allí ¿Está bien? -Exclamó.
-¡Claro! me iré a vestir -le decía emocionado.
Ya había llegado la hora, nos introducimos emocionados en el auto de mi madrina, quien después de haber conducido hasta una zona cerca de la concentración, se estacionó como si fuera a ver a su artista favorito en concierto, es decir, entusiasmada.
-Recuerden, nos estacionamos aquí, así que en caso de cualquier cosa, nos vemos acá -Indicó.
Yo, por mi parte, había traído una cámara que me habían regalado en navidad, fotografiando cualquier cosa que me pareciera interesante, como si de un periodista se tratara. Nos habíamos estacionado algunas cuadras antes del lugar del evento, así que caminamos por las calles abarrotadas de personas que tenían el mismo espíritu de nosotros.
La oposición se había caracterizado en esa campaña, y en la anterior, con una gorra simulando la bandera de la nación, casi todos allí la tenían, así que le pedí a mi abuela que me la comprara para no sentirme tan diferente, y claro, lucirla en cualquier lado. Precisamente al mirar a un lado se encontraba una pequeña tienda que las vendía.
-Abuela, ahí las están vendiendo, entremos -le sugería
-Si no están costosas te la compro- me afirmó
-¿A su orden? - nos decía una trabajadora de la tienda
+¿A cuanto la gorra? -preguntó mi abuela
-A 100 Bolívares
+Bueno, démela
Ahí la tenía en mis manos, después de mucho tiempo en buscarla, me la puse en la cabeza, me sentía como toda esa gente.
Llegamos al sitio, escogimos un lugar fresco y ahí nos quedamos por un tiempo, luego mi abuela se empezó a cansar y una señora que atendía un puesto de cachapas* le cedió una silla. A medida de que pasaba el tiempo nos fuimos acercando más a donde se encontraba mi abuela por lo cual al final, me encontraba sentado a su lado, separado de la multitud por una cinta del puesto de comida rápida improvisado.
El candidato opositor, quien había empezado a dar su discurso hacía unas horas, finalizó el mitín con un espectáculo de fuegos artificiales acompañado del sonido de los miles de aplausos que venían de los seguidores. Nosotros, en cambio, estábamos desde un lugar que hasta la fecha considero, privilegiado, pero nos queríamos regresar a casa ya que la jornada había terminado.
En el camino a casa, las calles seguían abarrotadas de personas, de los diferentes bandos dando apoyo en la agonizante campaña, que ya iba a finalizar en todo el territorio nacional. Con afiches, música y hasta cacerolazos se hacía sentir la sociedad en la noche. Barquisimeto se había convertido en una sede popular para la antesala de los comicios.
Cachapas: Tortilla delgada hecha de maíz molido y asada en una plancha de hierro.
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Lentejuelas Rojas
Non-FictionATENCIÓN: Todo está basado en mis memorias, nada es ficción, solo los nombres para evitar problemas. Que se siente ser un adolescente al ser testigo de la peor crisis que ha azotado Venezuela? La inseguridad, las colas, la escasez y por supuesto, e...