-Están ahí afuera –susurre viéndola a los ojos, note el pánico en ella.
Le tendí mi mano para que la sujetara y poder salir de ese lugar, no podía dejarla. Esta necesidad de protegerla crecía más y más sin razón o motivo alguno. Tomo mi mano y nos adentramos más en esa “habitación”.
Pasamos por un pasillo. De un lado había una puerta cerrada, supongo que era una recamara, caminamos un poco más encontrando la estancia principal, fuimos directo a la única ventana que veíamos, no tenía barrotes. Solté su agarre, volví a sentir ese frio, esa necesidad de tener su mano sujeta a la mía, ¿Por qué rayos sentía eso? No podía.
Me concentre en nuestra posible salida, la ventana. Lentamente la abrí mientras sentía sobre mí su mirada fija logrando que me pusiera nerviosa, ignorando el peligro que estábamos corriendo. Aleje esos pensamientos lo más lejos de mi mente, saque un poco la cabeza para inspeccionar un poco el lugar, la escalera de emergencia se veía sin peligro alguno y parecía no haber nadie abajo.
Era la única salida, no había más.
-¿Prefieres salir primero o salgo yo? –dije mientras seguía inspeccionando, casi con todo el cuerpo de fuera.
-Como tú quieras –su voz sonó tranquila como si de verdad confiara en mí, ella no debía hacer eso, apreté la mandíbula.
-Bien –Conteste seria mientras volteaba a verla. Nuevamente su mirada me hizo temblar, ella realmente confiaba en mí. Cerré los ojos y respire profundo mientras volteaba otra vez hacia la ventana para salir.
Saque un pie y pise firme, asegurándome de no resbalar, después cruce todo mi cuerpo y volví a mirar que nadie estuviera en ese lugar, más que nosotras, era seguro. Extendí mi mano para que ella tuviera de donde apoyarse, me sujeto fuertemente y cruzo la ventana.
Bajamos lentamente por las escaleras de emergencia, todo iba bien hasta ahora, al paso de unos segundos llegamos al suelo. Baje primero para después poder ayudarle otra vez, volvía a comprobar que esa maldita necesidad de que nada le pasara surgía dentro de mí en proporciones muy grandes.
Un ruido sonó arriba de nosotras, volteamos al mismo tiempo, “Maldita sea, se nos escaparon” gritaron ellos mientras nos veían desde esa ventana. Al escucharlos un escalofrió recorrió toda mi espina dorsal, sin pensarlo bien dos veces sujete su mano y comenzamos a correr con miedo a que se decidieran a seguirnos nuevamente, atravesamos todo el callejón hasta la calle.
Voltee a ambos lados buscando alguna señal o alguien que pudiera ayudarnos, pero nada, estaba desierta, si nos quedábamos aquí no sería nada bien. La lluvia seguía cayendo sobre nosotras así que preferí llevarla al único lugar donde pudiera protegerla aunque fuera un poco más y al mismo tiempo mantenerla alejada.
Corrimos en dirección a ese lugar que llamaba “hogar”, en ningún momento la solté. Tal vez por miedo que se diera cuenta que ya no nos seguían y ella prefiriera irse por su parte, no lo sé realmente. Nos faltaba el aire pero aun así seguíamos corriendo sin parar.
A unas pocas cuadras de llegar me atreví a voltear para asegurarme que no nos siguieran, hubiera sido el colmo creer que estábamos a salvo cuando en realidad no es así. Aunque a decir verdad, ella es quien corre peligro al estar cerca de mí ahora. Nadie nos perseguía.
Después de correr lo que pareciera un largo rato, el aire no entraba tan fácil a mis pulmones, sentía quemar al hacerlo, al parecer ella sentía lo mismo.
-Ya… ya… no… no puedo… -jadeo mientras se detenía para intentar recuperar el aliento.
Voltee a verla, observe nuestras manos aun unidas, levante el rostro solo para ver sus que su mirada también estaba clavada en nuestras manos juntas, sonrió. Su sonrisa era una imagen a la cual me podría acostumbrar, con la cual podría vivir feliz. Sonreí ante pensamiento, espera… “¿Qué diablos estoy diciendo? ¡Tú ya no puedes pensar así! ¡YA NO!” Me golpee mentalmente.
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Fallen Angel [Camren]
Fanfiction¿Cómo comenzar a contar esta historia? No es un cuento de hadas, ni mucho menos un amor de ensueño. Una historia donde dos seres completamente diferentes se encontraron con una sola razón. Una chica, cual ángel caído había perdido sus alas volviéndo...