BAJO TU SONRISA

319 4 0
                                    

CAPITULO 1

Hacia más de un mes que había comenzado la universidad, me había embarcado en el mundo de los idiomas, me apasionaban desde niña y puesto que tenía una gran facilidad para dominarlos no dude ni un momento la elección de la carrera, y aún que me había amoldado con facilidad, los continuos cambios que diariamente sucedían me descolocaban.   

  Pero me gustaría empezar por el principio...

Nací en una ciudad al sur de la Península, en Andalucía, tierra para la que no tengo palabras... Pase toda mi infancia y mi adolescencia allí, donde fui forjando nuevas amistades, algunas verdaderas y que todavía en la actualidad duran, y otras se hundieron como un barco de papel.

Fui creciendo y de repente me vi buscado casa en la capital española, pues había entrado en una universidad madrileña. Pase la mayoría del verano allí, ya que me tenía que desplazar a menudo, si no era por la universidad eran por el contrato del piso.

Tras esto el verano continuo y volví a mi pequeña ciudad donde me esperaban millones de preguntas por parte de mis amigas, y de mi parte también hacia ella ya que la mayoría teníamos la misma edad y nuestros caminos se separaban en menos de 2 meses; por lo que decidimos aprovechar el resto de verano que nos quedaba.

  Y sin darnos cuenta nos plantamos en Septiembre, y con él, un camino nuevo para cada una de las que habíamos escogido el camino de seguir formándonos un futuro fuera de nuestro lugar de origen, unas para Sevilla, o Granada, algunas compartirían residencia ya que habían sido admitidas en la misma universidad. Pero yo no tuve esa suerte, aunque no me arrepiento, pero las hecho de menos, tantas tarde en las que quedábamos para tomar café, las horas que habíamos pasado fotografiándonos juntas.

Fueron pasando los días desde que empezamos la universidad, y poco a poco estamos entrando en Diciembre y con él, Navidad, y la tan deseada vuelta a casa, reencuentros, regalos y sorpresas y las continuas rondas de preguntas que se te pasan por la cabeza: ¿seguirá todo igual?, ¿se acordaran de mi?, ¿me echarán de menos...? Pero todo esto posiblemente me lo pregunte por la persona que había sido hasta el momento la más importante y en la que había pensado continuamente, siempre que tenían un hueco; Sam, un chico de 29 años,  moreno, de pelo corto, ojos miel, alto y con una anatomía marcada. Lo había conocido a mitad del verano a través de un chat, a partir de ahí habíamos mantenido diariamente el contacto, siempre que su trabajo y mis estudios lo permitieran, y aun que nos habíamos visto en Madrid más de una vez, ya que subía por cuestiones de trabajo, siempre se te pasa por la cabeza si habrá conocido a mas chicas y si se habrá enamorado.

  Llego el día de dejar la capital y dirigirme a mi ciudad, donde pasaría todas las fiestas, o al menos eso creía. Salí temprano de el piso donde vivía, y me dirigí hacia la famosa estación de Atocha; por megafonía se podía escuchar las llegadas y salidas de los trenes que se dirigían hacia distintos puntos del país. Me dirigí al tren que me llevaría a casa, poco después de acomodarme junto a la ventana, las puertas se cerraban y el tren comenzaba a dar los primeros pasos, junto a ellos afloraban los nervios- Los últimos pasajeros buscaban un asiento libre entre los pocos que quedaban. Me quede mirando fijamente a través del ventanal, el paisaje pasaba tan rápido que no me daba tiempo a apreciar lo que había en él.  Tras unos minutos reaccione y saque de mi bolso el pequeño Macbook que me habían regalado mis tíos antes de empezar las clases; lo encendí y me dispuse a terminar algunos proyectos que tenía que presentar a la vuelta, puesto que también tendría que estudiar durante la navidad. Nadie de mi familia sabia que volvía, ni mis amigos, ni mis padres padres, ni mis tíos… NADIE, bueno, tan solo una persona, Sam, pero era imposible que dijera nada, no conoce a mis padres, pero había olvidado por completo que desde que lo conocí se había convertido en uno de los mejores amigos de mi primo; aunque depositaba una gran confianza en él una parte de mi esperaba que no dijera nada, una mínima parte.

BAJO TU SONRISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora