Los recuerdos no dejaban de aparecer en mi mente. La imagen de la que era mi madre, siendo atacada por aquel hombre... y mi padre, intentado apartar sus sucias manos de mi madre. Es una imagen congelada que me desconcierta cada noche, cada día.
Era muy pequeña cuando murieron mis padres. Sin embargo, tuve que madurar rápido para poder sobrevivir cada día hasta que llegó el momento de conocer a mi nueva familia. La primera vez que les ví parecían desconcertados, sentían lastima hacia mi, excepto la mujer, podía ver el brillo en su mirada, y el cariño guardado que me esperaba.
No estaba equivocada, realmente ese brillo permaneció hasta los días de hoy. No obstante, había otra mirada que me inquietaba. Era la de un hombre, de estatura media y fuerte composición, que miraba de una manera fría a aquella niña inocente que no se imaginaba que le esperaba su futuro.
Cada noche los recuerdos atormentan mis pesadillas, haciéndolas más intensas. Sin embargo, aún no he conseguido que esas imágenes congeladas se reproduzcan de forma efectiva en mi mente. Hay cosas que sigo sin entender de mi pasado, y de la muerte de mis padres. La manera en la que el pueblo reaccionó, la negación de todos a contarme de una forma directa lo que había pasado... quizás estaban tratando de protegerme, pero no era el caso.
Una tarotista llamada Helen, que conocía muy bien a mis padres, mediante una carta que me mando a mi nuevo hogar, me describió la mala reputación que tenían mis padres en el pueblo. De ahí mi sorpresa ante la reacción de sobreprotección y atención a lo que ocurrió. De todas formas, sé que algún día conseguiré llegar a la verdad de todo lo que pasó.
Sin embargo, las cosas no mejoraron desde aquella inocente niña que había perdido a sus padres.
El destino es algo presente en nuestras vidas, que decide cada paso que damos, en cualquier dirección, y supongo que el mío no planeaba para mi una gran vida, aunque nunca pedí nada más de lo que la vida me ofrecía.
Desde que mi madrastra cayó enferma, nada es como antes. La felicidad que se respiraba en nuestro hogar ya no es más que frialdad. Mis hermanastros pequeños llamados Noah y Jacob me recordaban a mi misma. Simplemente no entendían lo que estaba sucediendo, y nadie les daba las respuestas que quizás necesitaban.
Tuve que madurar demasiado pronto, para convertirme en niñera, profesora y cocinera de dos niños inocentes que carecían de una madre en sus plenas condiciones, pero no era algo que me molestara hacer, ya que los amaba con toda mi alma.
Mi relación con Rosy era muy buena. Desde el primer día que la vi, supe que me cuidaría tan bien como lo hizo. Nunca preguntó nada de mi pasado, simplemente me trato como a su hija. Pero, desafortunadamente, una fuerte enfermedad le atacó el corazón, dejándola inmóvil por periodos de tiempo. En esos momentos, intento estar ahí para ella como ella lo estuvo por mi cuando realmente necesitaba una madre.
Mi padrastro se llama Robert. Solía ser un gran hombre, apasionado a su familia. Las malas lenguas decían que solía beber, pero lo dejó por un largo periodo de tiempo hasta que Rosy cayó enferma por primera vez. Esto hizo que Robert volviera al mundo del alcohol, y que surgiera el miedo hacia él por parte de cada uno de nosotros. Debido al costoso tratamiento de Rosy y al decaimiento de Robert en el alcohol, hizo que él hambre acechara en nuestro hogar rápidamente, hasta el punto de tener que pedir comida, con la que poder sobrevivir día a día, como lo hacía en mi niñez.
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ᴇʟ ʙᴀᴜʟ ᴅᴇ ʟᴏs ʀᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏs ©
Teen Fiction↬ Abby es una chica huérfana que tuvo que sobrevivir a fuertes circunstancias en su niñez. Pasó a formar parte de una familia con un nuevo padre alcoholico, manipulador y una pobreza debido al malestar de su nueva familia. Descubre que le deparará e...