La música del alma.

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Multimedia: Julissa en un cover.

Narra Julissa:

Ni siquiera faltó que sacara las llaves, pues Blaire ya me recibía con una sonrisa enorme en el portón.

- ¿CÓMO FUE? ¡CUÉNTAME TODOOOOOOO! -  da un grito de emoción y me río. Al parecer se dio cuenta de mi sonrisa.

- Primero entremos y te calmas, ¿si? no quiero que nos reclamen los vecinos - suelta una mueca de disgusto pero me hace caso.

Tiro mi cartera en algún lugar de la habitación, pero luego cambiarme los zapatos por unas sandalias.

Blaire espera en el marco, viendo todos mis movimientos.

- Vamos - murmuro camino hacia la sala.

Ella se limita a asentir y voy directo hacia el plato de pasta ya servido. Sonrío y antes de que pueda dar una probada, Blaire aleja el plato de mi.

- Cuéntame ya, no voy a aguantar la emoción - hago un puchero pero aún así no se compadece de mi, y no me queda otro remedio que decirle todo.

- Ah y no olvides los detalles - apenas abrí la boca ella acotó algo más. Torcí los ojos y suspiré cortamente, para luego comenzar mi relato.

No sabía por dónde empezar: Si por el desastre del helado o por el detalle de la flor.

- Bien, lo encontré con un girasol en la banca que habíamos quedado - nuestras miradas se centraron en la flor que yacía en la mesa. 

Me levanté y enseguida Blaire me pasó un pequeño florero. Sonreí agradecida y enseguida vino a mi mente el recuerdo de su nerviosismo.

- Me la regaló y no sé, solo me sonrojé y por supuesto agradecí el gesto - reí un poco - fuimos por el helado y pedí un cono doble, luego regresamos a la banca inicial en completo silencio - el rostro de Blaire pasó de una sonrisa maravillosa a una pasa completamente arrugada.

- ¿Y no pasó nada ahí? ¡PUES QUE ABURRIDO PARA TU PRIMERA CITA! - la miré de la peor forma posible.

- ¿Y si te callas y me dejas hablar? ¡NO FUE UNA CITA! - mentira y más mentira. Por supuesto que preferí evitar el comentario de él camino hacia la heladería para no ganarme un codazo, y aún más importante, para guardarlo en mi memoria.

- Está bien, pero no te enojes - asintió e hizo un gesto para que yo continuase.

- Nos sentamos contemplando el paisaje. Él ya había acabado su helado y decidí hacer unas preguntas, hasta que que él me sonrió de una forma tan... inexplicable y lo imité - hago una pausa y ella solo me hace un baile de cejas. Sé lo que está pensando pero es hora de matar sus ilusiones.

- Luego, bueno, ehm - titubeo un poco y la emoción reflejada en su rostro aumenta - solo sé que nuestros rostros estaban muy cerca, y sin querer regué un poco de mi helado en su pantalón - bufé y ella soltó un chillido terriblemente abrumador.

- ¡PERO QUE TOOOOOOOOORRRPE! - Su frustración me hace reír un poco, pero realmente tiene razón.

Tengo los dedos de mantequilla.

- Me disculpé un montón de veces pero él dijo que no había problema y lo arregló sin molestarse - empecé a sonrojarme un poco - terminé mi helado y fuimos a la parada de buses y por coincidencia vive una parada más adelante, así que tomamos el mismo bus y seguimos conversando un rato, hasta que me dijo que escribía canciones y quedamos en un día para escucharnos cantar - anhelaba que ese día fuera mañana y seguir haciendo planes con él.

Efímero. [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora