Prólogo

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-Bueno chicos -Comienza a decir el profesor Antonio. Este se sienta en su silla, poniendo los pies en la mesa-. Cómo es día de huelga y sois menos de la mitad de la clase, haced lo que queráis.

Acto seguido, el profesor se saca el móvil y empieza a chatear con alguien.

-Bueno -Empieza Pedro, el cuál da la vuelta a la silla, ya que él, Damián y David estaban sentados delante de nosotras-. ¿Tenéis las maletas preparadas para el viaje de mañana?

-La tengo lista desde hace una semana y media -Le contesta Rocío-. También llevo un póster con un unicornio. Ya sabéis, para decorar la pared de la habitación del hotel -Dice con una gran sonrisa.

-Pues yo no la tengo hecha. La haré hoy -Dice Karla desinteresada.

-Yo la hice ayer con Alejandra -Digo-. Y metimos cosas más importantes que la ropa.

-Comida -Especifica Ale-. Y un fuet. El fuet es importante.

-Pues nosotros tampoco la tenemos hecha -Dice David-. Pedro, esta tarde te vienes a mi casa y lo hacemos.

-¿Hacer el qué, guarros? -Ríe Damián-. Utilizad protección, no vaya a ser que vayáis en contra del universo y alguno se quede con un bombo.

Todos reímos, menos Pedro y David, los cuales están serios.

-Ni puta gracia -Dice Pedro.

-Eso.

Al momento, un móvil empieza a sonar.

-Lo siento chicos -Se disculpa Antonio, el profesor-. Es una llamada importante.

Y dicho esto, se va con una sonrisa en la cara.

-Mirad mirad, ese ha recibido una llamada de la mujer. Seguro -Dice David-. Imaginaroslo: Antonio cariño, cuando llegues a casa -Comienza a decir David, imitando una voz de mujer- que no se te olvide sacar la ropa de la lavadora, y poner la secadora. Oh, y cuidado con tus calzoncillos rojos, esos tan feos que te pones en noche vieja, que descoloran y se me pone toda la ropa colorada.

Todos soltamos una carcajada.

-Acho acho, imaginarse que es eso -Dice Karla-. Sería toda la risa.

Al instante, Antonio entra por la puerta con una sonrisa orgullosa.

-Chicos... -Empieza a decir. Todos le miramos interrogantes, esperando lo que pueda decir-. ¡Esta noche follo!

Antonio alza un puño al aire, en señal de victoria, mientras que los alumnos nos levantamos riendo y apoyándolo.

-¡Si! -Decimos los presentes, alargando la “i”.

-¡Ese es nuestro profesor, follando el último día antes de irse de viaje! -Dice Damián

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-¡Ese es nuestro profesor, follando el último día antes de irse de viaje! -Dice Damián.

-¡Si tienes otro hijo, la más capacitada para ser madrina de aquí soy yo! -Le dice Rocío.

-¡Quiero ser como tú de mayor profe! -Le gritan por el final de la clase.

Todos reímos por lo que acaba de pasar, y nos sentamos nuevamente en nuestros sitios.

Seguimos hablando de cosas sin sentido durante lo que quedaba de clase.

Rocío hablaba de los monos que son los unicornios, Damián sobre su serie favorita te televisión, Alejandra sobre lo guays que son los rusos y los gorros peludos de Rusia, Pedro y David sobre la cantidad de condones que tendrían que llevarse al viaje, Karla diciendo que para que se los llevarían, si no iban a follar, y yo hablaba de mi cantante y amor platónico, Blas.

-Mierda -Susurra Karla al escuchar el timbre que indica que la clase ha terminado-. Última hora, y nos toca con Juan.

-Alegra esa cara cangrejoide -Le digo- Al menos es última hora.

Los siete andamos por los casi silenciosos pasillos de nuestro instituto, dirigiéndonos a clase de Historia.

Una vez que hemos llegado, el profesor Juan (O como nos gustaba a nosotros llamarlo, Juanqui) ya estaba en el aula, por lo que entramos directamente a clase.

Nos sentamos igual que en la clase anterior de economía, solo que ésta vez, los chicos están detrás nuestra.

-Bueno -Comienza a hablar el Juanqui. Se levanta de su silla, y empieza a caminar lentamente por la clase, como si fuera importante-. Como somos pocos, no avanzaremos tema -Nos quedamos asombrados. Era la primera vez que el profesor nos iba a dejar una clase sin hacer nada.

Que idiotas somos por creer eso.

-Haremos un repaso de todo lo que hemos dado.

Reproches, reproches y más reproches.

Durante 5 minutos, los pocos que estábamos en clase nos quejamos sobre lo estúpido que era repasar el tema, cuando todos los demás profesores nos habían dejado hora libre.

“Yo no soy como los otros profesores. Además, estáis en bachillerato, ya sois mayores como para saber que tenéis que dar clase.” Dice en defensa propia.

Cabrón.

Pero me cae bien.

Como somos un curso bilingüe, nos toca dar ciertas asignaturas en inglés.

Asignaturas como Historia.

Normalmente, no tenemos problemas con esto.

Pero el inglés del profesor era demasiado... Español y horrible.

El profesor empieza a explicar algo en inglés, o mejor dicho, en un intento de inglés.

Juan, al ver nuestras caras de no entender nada, deja caer sus brazos a los lados, y nos mira.

-¿Do you follow me o que?

¿Enserio que acaba de decir eso?

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¿Enserio que acaba de decir eso?

Toda la clase nos reímos ante esa frase.

-Do you follow me o que... Hay que tener cojones -Ríe Pedro.

El resto de la clase continúo en un silencio aburrido. Todos estamos aburridos, por lo que la mayoría hacía otras cosas; Rocío dibujaba algo en su libreta, posiblemente un unicornio, Karla estaba a escondidas con el móvil, Alejandra miraba seria al profesor, seguramente pensando en sus cosas, y yo miraba a diferentes lados de la clase, esperando a que algo interesante sucediera.

El timbre suena, indicando que el final de las clases ha terminado.

Todos empieza a recoger sus cosas rápidamente, incluyéndome.

Salimos de la clase sin siquiera despedirnos del profesor, y bajamos rápido las escaleras para salir del edifico.

Ya había terminado.

Mañana nos iríamos de viaje por fin, y nos alejariamos de las clases y del estrés por los exámenes durante una semana.

Salgo del instituto con una sonrisa en la cara, despidiéndome de mis amigos, y deseando que fuera mañana.

Mañana todo cambiará.

Hidden HillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora