Tu Luz (#2 Emma y el Italiano)

#1. El Reencuentro

Alice: Si alguien me hubiese dicho que todo esto iba a pasar me hubiera reído en su cara

Diego: Es cierto, amor, es nuestra maravillosa realidad

Ignazio: Emma -le tomó las manos y la miró a los ojos- amor, me has hecho el hombre más feliz del mundo

Patrick: No solo a ti Nacho

Ignazio giró su rostro brúscamente para mirar a su amigo.

Ignazio: ¿A qué te refieres? ¿Qué insinúas? -cuestionó arqueando una ceja-

Patrick: Digo que no sólo tú eres el hombre más feliz del mundo -aclaró y levantó las manos en señal de paz-

Ignazio: Más te vale, no vuelvas a dejar duda la moral de mi esposa -amenazó a su amigo con los ojos entrecerrados-

En ese momento llegaron los niños corriendo.

Wascar a Bianca: Mami arréglame la camisa, he que che me saca

Bianca miró a su hijo con ternura mientras los demás estallaron en carcajadas ante las inocentes palabras del niño.

Alessandra a Emma: Mami Meily y Maily no nos dejan jugar con Wascar -se quejó con su madre-

Sharlene a Nicole: Tía Nicole, dígale a Meily y Maily que dejen a Wascar para que Alex y yo juguemos con él -dijo haciendo un puchero-

Ignazio los reunió a todos para una foto.......

22 años después

Alessandra: Mamá, papá -dijo a modo de saludo mientras atravesaba la puerta principal de la casa de sus padres, cuando los tuvo frente a ella los abrazó y besó y luego su hermano Alonzo hizo lo mismo-

Sus padres, Emma e Ignazio, les regresaron los gestos de afecto y les dedicaron unas palabras de amor.

Alonzo: Papá, ¿A qué se debe esta inesperada reunión con todos? -cuestionó-

Ignazio: Pues verás, hijo, sabes que hace más de dos años que no nos veíamos, ni a ustedes ni a nuestros amigos, ya era hora del reencuentro -le respondió su padre-

Alessandra: Es cierto, hace tiempo que no hablo con mis amigos y mis tíos

Emma: Sí amor, demasiado, pero vamos a pasar al jardín -añadió su madre-

Dicho esto tomó a sus hijos de los brazos y casi los arrastró hacia el enorme patio trasero.

Era un jardín enorme y realmente hermoso, la casa también lo era, pero estar en ese jardín era como estar en el mismísimo paraíso, con flores y árboles por doquier además de mesas estratégicamente colocadas.

En esas llegó una mujer de unos 35 años.

Emma: María, ¿Podrías venir? Por favor -llamó-

María se acercó hasta donde estaban ellos y soltó un pequeño grito de sorpresa al ver a los mellizos.

-Emma, ¿Esos son sus hijos? -preguntó María a lo que Emma sólo asintió- Son igualitos- concluyó todavía sorprendida-

Alonzo: Hola, mi nombre es Alonzo -se presentó- y ésta -señaló a su hermana- es algo así como mi copia en femenino

Alessandra: Al menos yo no soy estúpida, hermanito -se acercó a María y la abrazó- no le hagas caso -dijo refiriéndose a su hermano- es un poco tonto -dijo como si fuera un secreto- Creo que nació así por que yo no soy como él, además se cree la gran cosa sólo por que es mayor que yo por dos minutos -añadió-

Justo cuando su hermano le iba a responder su padre intervino.

Ignazio: Oh por favor hijos, pensé que ya habían resuelto sus diferencias -comentó divertido-

Alessandra: Papá perdóname, pero no tengo la culpa que tengas un hijo tarado y feo pero lo bueno es que Dios te recompensó con esta belleza, y no sólo bella sino inteligente -dijo ella con orgullo y autosuficiencia-