Capítulo 9

93 10 7
                                    

*Un día antes del inicio de clases.*

-Xandra, despiértate- me dijo Olivia, mientras me zarandean suavemente.

Abrí mis ojos y la vi vestida con la ropa de mamá, estando muy seria.

-Mamá necesita ayuda en su trabajo- dijo Olivia.

Rápidamente, me levanté.

-Tienes 5 minutos. Te esperamos en el living- dijo Olivia y salió de mi habitación.

Agarré mi pijama de panda, me lo puse y agarré mi máscara de panda (máscara en multimedia).

Fui al living y allí estaban mis hermanas y madre, vestidas de prostitutas, con minifaltas, crop-tops que muestran demasiada piel y que apenas cubren lo necesario, zapatos de taco que tienen plataforma que dan vértigo, sobredosis de maquillaje y pelucas que parecen su pelo verdadero.

-¿Cuál es el plan?- pregunté.

A pesar de que soy una santa silenciosa ante mi familia femenina, pero cuando toca el momento de hacer un trabajo para mamá, todo cambia.

-Vamos a ir a este lugar- me dijo mamá mostrándome fotos de un lugar y un mapa-. Yo seré Mariana, Olivia será Ana y Abril María. Xandra, tu serás Mariela- nos entregó a cada una un DNI falso a cada una, con los datos falsos de cada una-. Allí haremos lo de siempre y volvemos a casa... Ya saben que hacer. Vamos.

Salimos de casa, donde una camioneta negra con patente falsa.

Entramos al auto y mi madre condujo hasta el lugar.

Al llegar, un policía nos detuvo y dijimos que buscábamos a un amigo nuestro que nos había pedido que vayamos con él. En realidad ese hombre tenía información sobre nosotras, por lo que teníamos que matarlo, si es que queremos que no nos maten a nosotras.

Como no nos dejó pasar, le dimos una canasta con flores y algunas otras cosas, diciendo que era para nuestro amigo que era una persona importante de ese lugar, lo que el guardia lo aceptó, agradeciendo y diciendo que eramos buenas personas.

Pasaron 5 segundos y la canasta explotó, ya que tenía una bomba dentro, programada para explotar en ese momento.

Aceleramos y entramos al lugar, en donde estacionamos y mi madre junto a mis hermanas bajaron, entrando al lugar, estando armadas.

Me puse en el asiento del conductor, mientras cargo algunas armas de fuego.

.-.-.

Esperé la media hora que es lo que tarda hacer cada misión, mientras escucho muchos disparos.

-Dulce música para mis oídos- dije, disfrutando de la música.

El woky-toky que tengo sonó y Olivia me dijo que algo había fallado y necesitaban apoyo.

Me quejé y salí del auto, con un cinturón con armas en mi cintura.

Empecé a dispararle a cualquiera que se ponía en mi camino.

Corrí a donde estaban mis hermanas y disparé a los enemigos, sonriendo.

-¡Vamos!- grité.

Lancé una bomba y saltamos por la ventana, cayendo en el suelo, rodando y rápidamente nos levantamos.

A pesar de estar en el 3° piso, logramos salir con solo algunos raspones.

Subimos al auto y mi madre empezó a conducir rápidamente, ya que la bomba había explotado.

Algunos policías nos empezaron a seguir.

-¡DEJEN DE MOLESTAR!- grité, sacando la cabeza por la ventana y empezando a disparar a los autos de policías.

Le disparé a las ruedas del auto que se nos acercaba, haciendo que pare de golpe, girándose de costado, evitando que pasen el resto de autos.

Detuvimos el auto en la playa que estaba en la ciudad de al lado.

Nos cambiamos de ropa, dejando los disfraces dentro de nuestras mochilas que tienen nuestras armas.

Caminamos hasta casa. Al llegar entramos y volvimos a nuestra rutina normal.

Agarré ropa intima limpia, me bañé y al terminar me puse un pijama limpio.

Dejé el pijama de pansa para lavar, junto a la ropa de mis compañeras de misión.

Acomodé todo lo mio y me acosté a dormir.

.-.-.

Para cuando me dormí, sonó mi alarma, indicando que ya es hora de que me despierte para ir a la escuela.

Grité, muy molesta.

Me levanté y empecé mi rutina normal, para ir a la escuela.

Mientras desayunaba, miré la televisión, junto a mi familia.

La reportera avisó que las clases se cancelaban y se posponían para la semana que viene, porque quizá el grupo criminal que estaba en la ciudad podría volver a actuar y no querían poner a los niños en peligro solo para que vayan a las escuelas.

-¡Yeiii!- dije.

Me cambié otra vez, poniéndome mi pijama y me fui a dormir, porque el cansancio me está matando.


Continuará...

La Chica De La Doble CaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora