Prólogo
—Pues... ya estamos aquí. ¿Ahora qué?.—Me dijo mi prima Megan mientras dejaba sus maletas en el salón.
Las mías las dejé junto a las suyas, y juntas nos sentamos en el sofá. Tenía planeado lo primero que haría al pisar aquel pueblo, aunque aún no se lo había contado a mi prima. Eran las seis de la tarde, o al rededor de esa hora, y verano, por lo tanto la gente estaría en la calle o en la piscina. No podía esperar ni un día más, tenía el verano entero por delante, pero necesitaba hacerlo ya. Prometí que sería lo primero que haría, y eso es lo que iba a hacer. Me armé de valor y le conté mi plan.
—Verás Megan..., te acuerdas de Jim, ¿verdad?.—Como no se iba a acordar, fue ella quien me lo presentó.
—Claro, aquel canijo que te gustaba.
—Sí, pues voy a ir a declararme.
—¿Enserio?, voy contigo.—Temía aquella respuesta, quería ir sola para no intimidar al chico.
—No, si quieres te quedas por la calle dando vueltas o en casa, pero donde él quiero ir sola.
—Está bien.-Resopló y se levantó del sofá.—Vamos, no pierdas tiempo.
Me levanté del sofá después de ella y juntas salimos de casa. El pueblo no era muy grande, pero tampoco era muy pequeño, si querías cruzarte con alguien tenías que buscar bien, o si no creer en la suerte. Nos pusimos a buscar por todos los lugares donde solía estar cuando era más joven, pero no encontramos nada. Seguimos paseando hasta que nos cruzamos con un amigo de él, y hace años también fue amigo de mi prima. Ella no dudó en acercarse a él.
—Hei Brad, ¡cuanto tiempo!
—¿Megan?, joder si que has crecido.
—Tu también, eras un canijo.
—Y tú igual.—Ambos comenzaron a reír.
—Oye.. quería preguntarte algo, ¿has visto a Jim?.
—Claro, vengo de estar con él, ¿os llevo donde él?.—En ese momento me miró, no un segundo, si no unos cuántos. Tragué saliva, estaba nerviosa, iba a verle de nuevo después de dos años, y peor, iba a tenerle cerca de nuevo después de tantos años.
—Sí, por favor.—Dije con un tono serio, ambos me miraron y se acercaron a mi.
Caminamos siguiendo a Brad, nos llevó hasta un parque apartado del pueblo, tras el parque había campo. El campo era precioso, había una carretera para ir al pueblo de al lado, y caminos para entrar al campo, todo estaba bien preparado, incluso había pequeñas charcas para bañarse. Mucha gente del pueblo iba por allí a bañarse, les gustaba más estar en naturaleza, y para ser sincera a mi me encantaba aquello, parecían los típicos lugares de películas para enamorados. Miré al frente y allí estaba Jim, caminando hacía el pueblo, alejándose del parque, pero Brad le gritó su nombre. Este frenó el paso y miró hacia atrás, al ver a su amigo sonrió, lo saludó y vino hacia nosotros.
—¿Que pasa Brad?.—Le dijo sin dejar de sonreír.
Me quedé mirándole fijamente, aquel chico que conocí cuando tenía doce años había cambiado por completo. Era más alto que yo, sus ajos azules seguían siendo tan perfectos, y su cara seguía igual, aunque estaba más mayor con esa barba que se había dejado, estaba más guapo que nunca. De nuevo mis nervios volvían a recorrer mi cuerpo, en mi estómago notaba una plaga de mariposas alborotadas, mi respiración se aceleró en cuánto clavó su mirada en mi.
—¿Recuerdas a Megan?, pues ella y su prima...—Me señaló y me miró, sabía que no recordaban mi nombre.
—Ashley.—Le contestó mi prima.
—Pues ella y Ashley querían verte.
—En realidad solo mi prima.—Soltó Megan de repente, dándome un codazo para que reaccionara.
—Bien..., ¿que quieres?.—Me dijo sin apartar esa mirada suya que me hipnotizaba.
—¿Podemos hablar en privado?.—Al fin contesté. Mis nervios fueron desapareciendo poco a poco.
—Claro, vayamos a dar una vuelta.
Nos despedimos de mi prima y de Brad, juntos nos fuimos caminando hacia el campo. Llegamos a la primera charca, no había nadie así que decidimos sentarnos en una de las rocas. Una vez sentados volvió a mirarme, mis nervios desaparecidos volvieron a aparecer, era la hora, no podía esperar más, tenía que decírselo. Después de ocho años era el momento perfecto. Le miré, respiré hondo para relajarme y al fin se lo dije.
—Jim, hace ocho años te conocí gracias a mi prima Megan, y en ese momento me gustaste. Pensé que mis sentimientos por ti habían desaparecido, pero por lo visto no es así. Me gustas, y nunca has dejado de hacerlo.
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Dime si me quieres
Документальная прозаAshley como cada año vuelve de vacaciones al pueblo de su madre. Llevaba dos años sin ir, ya que hace dos años fue cuando murió su abuela, y la casa se quedó vacía. Su prima Megan y ella van a pasar las vacaciones allí juntas. En ese pueblo vive su...