6."No quería darme cuenta de que lo que sentía por ti era más amor que odio"

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A la mañana siguiente me desperté en la cama de Jim. La noche anterior me preparó una cena en su casa, después vimos una película y al final dormimos juntos. La verdad que aquella noche fue estupenda, salvo por una cosa, y bastante importante. No paraba de pensar en Max y en su entusiasmo por que le perdonara. Y esa noche tomé una decisión. 

Me levanté de la cama sin hacer ruido para no despertar a Jim que seguía durmiendo. Cogí el móvil que estaba dentro de mi bolso y salí al jardín. Me senté en una silla y me dispuse a enviar un mensaje a Max. Eran las doce del mediodía así que supuse que estaría despierto para entonces. Busqué los antiguos mensajes y comencé a escribir uno nuevo.

        

        Hola Max. 

       He pensado en tu propuesta y he decidido que te perdono. 

 

 

Terminé de escribir y le envié el mensaje. No quería ponerle muchas cosas, solo con decirle lo importante -que le perdonaba- creí que era suficiente. Apagué la pantalla del móvil, eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos. Me quede unos minutos tomando el sol hasta que mi móvil sonó. 

     

     ¡Genial! No sabes cuánto me alegro. ¿Quieres tomar algo antes de comer? 

 

Vi el mensaje de Max y no tardé ni un minuto en contestar. 

    Max... que te haya perdonado no significa que seré tu amiga de un día para otro. Necesito un poco    de tiempo. Además estoy en casa de Jim.

 

 

Repasé el mensaje antes de enviarlo. ¿Sonaría como una borde? no creo. Él tenía que entender que no podía actuar como si nada hubiera pasado y que no podía pasar a ser su amiga de la noche a la mañana, pues no quería ser una persona falsa. Enseguida obtuve su respuesta que fue un "ah vale". 

Mientras miraba embobada la pantalla del móvil escuché la puerta del jardín abrirse, pero no hice caso del ruido. 

—Buenos días, princesa —me dijo Jim.

Escuché su voz y enseguida alcé la vista para mirarlo. Allí se encontraba frente a mi, solo con el pantalón corto del pijama y una preciosa sonrisa en su rostro. No pude evitar el devolverle la sonrisa. Cuando lo vi así, con el torso desnudo, pensé en el pequeño Jim del que tanto me pillé cuando era más joven. Había cambiado tanto que no parecía el mismo, salvo por la cara que seguía siendo igual solo que con un poco de barba y que se le notaba que era todo un adulto. 

Su móvil comenzó a sonar y éste contestó a la llamada.

—Es Max, ahora vuelvo —comentó y se dirigió hacia otro lado.

Cuando escuché su nombre me puse un poco nerviosa. ¿Qué quería?. Sabía que eran amigos pero porque le llamaría a esas horas, y sobre todo después de saber que estaba conmigo. ¿Sabría Jim que me pidió perdón? no lo creía, era algo que no importaba si lo sabía o no ya que a mi parecer era un tema entre Max y yo y de nadie más. Aunque Jim era mi novio tampoco tenía porqué estar al tanto de todas las personas que eran amigas o no. Él tenía sus amigos y yo tenía los míos, eso era así. ¿Que siempre es mejor tener amigos en común? pues sí, y ya teníamos a Brad, no creí que le importara si Max y yo eramos amigos o no. 

Media hora después volvió donde de mi. 

—Vístete que tenemos comida —dijo de repente.

Me sorprendió bastante ese comentario porque no lo esperaba para nada. Creía que pasaría el día en su casa, los dos solos.

Dime si me quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora