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Y aquel chico de cabello aguamarina coronaba una diadema con elogios desde blancos hasta el rosa más pálido.

Me siguió hasta mi cabaña pérdida sin importarle los gritos que gramaba. Y me cogió de un brazo preguntándome si no lo recordaba; una docena de caras hacían cola para poder enfocarlas, ¡y ahí estaba!

El joven por el que las rosas no valían ni por su aroma, el chico que se las comía ignorando los mensajes en los pétalos y escupiendo las espinas que rasgaban el sentimiento.

De sus ropas se desprendió y la espalda me dio, unas ranuras que sanaban había entre sus omóplatos, antes de desplomarse a tierra suscito 'mis alas te regale'.

Tu vida, mi universo, la existencia, nuestros sueños y un jardin #ConcursoUTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora