Querido Peter Pan.
Te lo juro que es algo que no puedo evitar, mi corazón late con tanta fuerza que a veces temo que se salga de mi pecho por eso siempre tengo que poner mi mano sobre mi corazón mientras te llamo, ayer (o hoy en la madrugada) te hable y mi corazón saltaba de emoción, con tanta fuerza, te lo juro que muy pocas veces late de esa manera y que solo nombrarte hace que mi corazón aparente que acabo de correr un maratón te hace aún más especial de lo que ya eres.
Peter tampoco viniste la noche pasada pero te sentí tan cerca que ya empiezo a dudar de mis sentidos.