Capítulo 3: La expedición (1ª Parte).

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-Yo no puedo más. -se quejó The8 parando en seco mientras apoyaba su espalda contra un árbol.

-Vamos, Minghao, no seas tan quejica. -animaba Joshua sonriente dándole una palmada en la espalda.

-¿Tú nunca dejas de estar feliz? -preguntaba Dino con el ceño fruncido, a lo que Joshua simplemente se encogió de hombros y abultó los labios.

-Bueno, creo que tampoco pasa nada si nos sentamos a descansar, ¿no? -preguntó Wonwoo mirando a Mingyu, esperando convencerlo. Éste resopló y asintió.

-Está bien... no creo que pase nada por unos minutos. -Dijo Mingyu, acercándose a los demás y sentándose junto a Minghao.


Por alguna extraña razón se sentía bien cuando estaba cerca de él. Le resultó muy adorable que se acercara a darle las gracias por salvarle. Mingyu sólo hizo lo que creyó correcto, y ayudarse entre ellos era lo más normal y lógico. Aún así, en esos días apenas se separó del menor de los dos. Sólo con saber que estaba cansado quería ser más protector aún. Sacudió su cabeza. ¿De verdad estaba pensando en cosas así dada la situación en la que se encontraban? Debían hacer algo para salir de esa isla, no pensar en temas tan triviales. Lo primero era la superviviencia.

Tras unos minutos al final volvieron a levantarse y continuaron caminando. Iban recogiendo algunos artilugios que encontraban, como una tela de lona que vieron enganchada en un árbol. Definitivamente no eran los primeros en pisar esa isla o en perderse en ella. La recogió Dino y la guardó en su mochila, y unos pasos más adelantes vieron varios árboles con mangos. Ahí sí que fueron felices. Los cinco chicos corrieron hasta ellos y atraparon unos cuantos, comiéndolos inmediatamente. Una vez se saciaron guardaron todos los que pudieron para el resto de sus compañeros.

La travesía ahora fue más amena debido a que repusieron energías, e iban cantando canciones para así divertirse durante la expedición. Ya estaba atardeciendo, por lo que Mingyu miró su reloj (menos mal que era acuático) y calculó que le les llevaría unos 45 minutos. Se giró al resto del grupo y comenzó a hablar.

-Creo que deberíamos ir volviendo, ¿no creéis? -preguntaba con una sonrisa en sus labios.

-Sí, pienso igual... Se nos va a hacer de noche y no tenemos nada para iluminarnos -concordó Minghao, mirándole con admiración.

-Vale, pero ¿podemos echar un vistazo ahí delante? -pidió Joshua señalando al lugar donde se iban a dirigir antes de parar.- Creo que estoy viendo casas. -Todos se giraron impresionados al oír esa afirmación.

-¿C-Casas? -decía Wonwoo tartamudeando- ¡Vayamos, por favor!


El resto asintió animadamente, era algo que no podían dejar pasar. Si había personas en esa isla podrían tener alguna oportunidad de saber dónde se encontraban e incluso la posibilidad de comunicarse con el mundo exterior para que alguien pudiera rescatarlos. En menos de 5 minutos llegaron a una especie de poblado. Había unas casas construidas de ladrillo, muy bonitas, al estilo inglés, alejadas unas de las otras. No llegaron a contarlas todas, pero había algo más de una decena.

El chico americano llamó a la puerta de una de las viviendas. No hubo respuesta. Joshua llamó una segunda vez. No se abría. Miró a los demás con cierta incertidumbre.

-Separémonos y llamemos a todas las casas. -propuso Minghao y todos asintieron.

Y así lo hicieron. Mingyu llamó a un total de 3 casas cuando volvió al centro de ese pequeño poblado, donde fueron llegaron los otros cuatro chicos y ninguno tuvo éxito. Estaba empezando a desesperarse. ¿Qué podrían hacer? No parecía que hubiera nadie ahí.

EL NAUFRAGIO DE SEVENTEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora